Eileen se encontraba montada en un taxi con ropa de dormir y los nervios a millón… después de salir de su apartamento el cual se había convertido en una batalla de guerra, la rubia salió a la calle sin saber a dónde demonios ir. De pronto se le ocurrió que quizás una persona podía recibirla al menos esa noche, de momento su casa no era nada segura. Por desgracia salió sin su móvil, así que tendría que llegar sin ser invitada.
Al bajar del taxi, de inmediato el vigilante de la entrada salió a su encuentro. No estaba segura que decir, y menos por aquellas horribles fachas en las que andas y por no hablar de que iba descalza.
— ¿Qué se le ofrece señorita?
— Si, disculpe, pero es que busco a Williams. ¿Esta? Su mente pedía a gritos que si estuviera porque si no moriría. Y más aún con el tío del taxi esperándola a sus espaldas. — Dígale que es la señorita Eileen Smith, que es urgente.
Algunos minutos después de una espera que pareció demasiado larga la rubia divisa a William salir de la mansión corriendo hacia la verja. El frio y el cansancio estaban haciendo mella en ella, como si no lograra sentarse se desmayaría.
— ¡Por dios, Eileen! ¿Qué fue lo que paso? ¿Qué estás haciendo aquí a estas horas? Dice el chico sacándose el saco para ponerlo sobre sus hombros. — ¡Dios! Estas helada.
— Williams, lo siento mucho. Es que no sabía a donde ir, no quería molestar al señor Romel yendo a estas horas y…
— ¿Qué dices? No, no… como crees, vamos pasa. Necesitas abrigarte un poco.
— ¡Oh, Williams! No he pagado el taxi. Le dice apenada.
— Claro, claro…
El joven le pidió al portero que cancelara la deuda mientras el entraba con la rubia hacia el interior de la casa. Eileen agradeció el calor que le brindo el interior de la residencia de Williams. Fue sentada en un enorme sofá y de inmediato le llevaron una bata un poco más conservadora ya que su ropa de pijama solo contaba con un camisón muy corto como para vagar por allí.
— ¿Me dirás que fue lo que paso? Tuvo que haber sido muy importante como para sacarte de tu casa en esas condiciones.
— Es que, se metieron a robar en mi casa. Mintió lo mejor que podía.
— ¿A robar? Pregunto con descredito. — ¿Te hicieron daño? Pregunta tocando la parte enrojecida de sus muñecas. — ¿Qué es esto? La miro frunciendo el ceño.
— No es nada. Responde llevando ambas manos debajo de la tela de la bata. — Necesito un lugar donde pasar la noche, mañana volveré a mi casa. ¿Podría quedarme aquí? No quiero causar molestia pero la verdad es que…
— Puedes… no tienes ni que preguntarlo, jamás dejaría que te fueras en esas condiciones. Expresa como resignado a que ella no le contara nada más.
Williams pensó que Eileen ocultaba algo más… y era bastante grave. Es que no mas verla era evidente que algo muy grave había sucedido en su casa, ninguna mujer abandonaba su hogar estando vestida solo con ropa de pijama. Pero el chico prefirió no presionarla, de momento la ayudaría en todo lo que pudiera.
— Vamos arriba para que descanses, ¿este bien? Le dice con la mirada dulce.
— ¡Gracias Williams!
— No hay nada que agradecer.
Ambos subieron hasta la habitación, Eileen declino la oferta de Williams para darse un baño. Estaba demasiado cansada y traumada como para querer meterse bajo la ducha. Solo deseaba tumbarse en una cama y dormir.
— Mañana iremos con la policía para poner una denuncia por el robo, ¿de acuerdo? Le dice el chico antes de salir de la recámara.
— ¡No! por favor, Williams no quiero que te involucres en esto.
— Eileen, por el amor a dios. Como me pides que no te ayude, si se han metido a robar en tu casa, no creo que me meta en problemas por querer ayudarte a solucionar ese asunto. No se diga más, iremos a denunciar mañana temprano.
El chico le sonrió amablemente para luego salir de la recamara… la rubia suspiro, porque ahora no sabía cómo explicarle a ese hombre que nadie se había metido a robar, sino más bien que pensaban secuestrarla. Y luego que el jefe de la mafia había irrumpido en su casa en plena madrugada para quien sabe qué. No podía denunciar eso a la policía, ese tal Lión seria capas de lo peor como si le pudiera una denuncia.
— ¡Tranquilo!
Al final la rubia convenció a Williams de llevarla a casa, con lo que no contaba ella era que éste no aceptara en que subiera sola… la puerta permanecía cerrada pero sin seguro, y quien entro primero fue el rubio dejándola a ella detrás. La casa estaba hecha un caos, pero al menos no había ningún muerto en el piso.
Eileen termino por entrar en su apartamento yéndose directo hasta su recamara que estaba peor que la sala. La joven suspiro con pesadez rebuscando entre sus cosas ropa para poder estar mejor vestida.
— ¿Qué fue lo que te robaron? Pregunta Williams entrando en su habitación.
— No lo sé… me fui antes de que me hicieran algo.
— Veras Eileen… desde que entramos he pensado que quizás sea más conveniente de que te quedaras en mi casa mientras yo mando a alguien a reparar tu puerta y reforzar las ventanas. Creo que sería lo más sensato, está claro que este apartamento es muy inseguro.
— No, ¿Cómo crees? No me puedo quedar en tu casa, seria mucha molestia de mi parte. Y sobre reparar mi puerta, yo me ocupare de ello.
— ¡Ni hablar! Llamare al alguien para que venga de una vez. No se diga más.
— Williams estas siendo muy amable conmigo, pero no puedo aceptar. Yo no tengo con que pagar las reparaciones a fondo, solo le diré al casero que acomode la cerradura.
— No. te voy a dejar para que te cambies, esperare afuera.
El chico abandona la recamara, dejándola sola junto con sus pensamientos. Se preguntó que debería hacer ahora, no estaba en sus planes quedarse en la mansión de Williams.
— ¿Por qué me pasas estas cosas a mí?
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