El Mustang de Lión aparcaba ante el museo donde trabajaba Eileen esa misma tarde antes de que la rubia regresara a su casa o quien sabe a dónde… el mafioso ingreso al lugar apurando sus pasos. Esperaba encontrarla en su oficina, tenía muchas cosas que preguntarle a esa mujer. Siguió el camino por el corredor lleno de exhibiciones antiguas, hasta que diviso la puerta de la rubia… sin pensarlo mucho abrió la puerta de un azote encontrándola sentada metida de lleno en su ordenador.
Eileen da un respingo en cuanto su puerta es abierta abruptamente, en cuanto miro aquellos ojos azules que últimamente estaba viendo con mucha frecuencia se espantó poniéndose en pie mientras que su cuerpo impacto una pequeña estantería de libros a sus espaldas.
— Tenemos que hablar. Dice Lión dando algunos pasos dentro de la oficina.
— Nosotros no tenemos nada de qué hablar. Responde rápido con el corazón acelerado.
— ¿Sabes la razón del porque te querían secuestrar?
— Esa respuesta la conoces tu… has tu quien lo envió para sacarme de mi casa.
— Si quisiera hacer ese tipo de trabajo, lo hubiera hecho yo mismo. Responde dando pasos hacia ella.
— Vete de mi oficina, ¿Qué es lo que quieres de mí? Solo traes desgracia a mi vida.
Éste sonríe de medio lado al escucharla decir aquellas palabras… a pesar de estar completamente asustada por su presencia podía llegar a ser muy bocazas. Camino hasta el punto de estar muy cerca de la rubia, la podía ver temblar mientras intentaba alejarse de su persona. Pero fue más rápido que ella tomándola por un brazo halándola hasta tenerla pegada a su cuerpo.
— Todo el que se cruce por mi camino cae en desgracia. ¡Es mi trabajo!
— Usted está loco de remate. Masculla a pocos centímetros de su cara.
Lión lleva el cuerpo de Eileen hasta dejarla sentada en la mesa de su escritorio. Tomándola por el mentón ejerciendo bastante fuerza.
— Escúchame gata salvaje, por tu bien es mejor que te mantengas con un bajo perfil. Sospecho que no estás muy a salvo que digamos.
— El único que ha intentado asesinarme aquí es usted. Y todo por un maldito museo, espero que nunca se salga con la suya.
— Siempre me salgo con la mía.
Responde mirando los labios de Eileen… sentía los mismos impulsos de besarla que el otro día, Lión se aproximó un poco más a la rubia en busca de aquellos carnosos labios pero estando a poco menos de un suspiro de besarla siente un golpe en la cabeza que logra alejarlo de ella.
— ¡Maldita sea, mujer! masculla llevándose la mano hasta la zona afectada. Rápidamente Eileen toma su bolso para salir corriendo de su oficina…
— ¡Cretino! Le grita mientras corría lejos de él. Esa vez Walker no pensaba dejarla escapar, así que fue tras ella.
— ¡Eileen! Le grita a todo dar corriendo tras ella.
Cuando la alcanzo lo primero que hizo fue tomarla por la cintura para terminar de pegarla contra la pared. Éste la vio respirar agitadamente mientras era retenida por sus fuertes brazos.
— Eres muy buena para escabullirte.
— ¡Suéltame!
Al colgar la llamada este encamina sus pasos hasta el coche… en cuanto se sube al vehículo una retahíla de juramentos se escaparon de su boca. Esa mujer era un maldito dolor de cabeza, pero por otro lado, besarla le había gustado sobre todo cuando esta correspondió. Aunque bien sabía que solo lo había hecho para conseguir zafarse de sus manos.
— Cobarde, pero astuta. Sonríe poniendo en marcha el coche.
[…]
Su corazón no podía ir más deprisa en ese momento, al subirse al taxi lo primero que hizo fue voltear para cerciorarse de que ese hombre no la siguiera… al no ver que nadie iba a por ella la rubia recostó la cabeza del asiento suspirando con un poco de calma, pero no calmaba los fuertes latidos que resonaban en su pecho. No podía seguir viviendo esa vida, moriría antes de tiempo con esas visitas inesperadas de Lión.
Al cerrar los ojos un momento recordó aquel beso tomado por la fuerza, de repente se vio llevando las yemas de los dedos hacia sus labios. Recordó la suavidad de la boca de ese hombre, por más desagradable que su mente pensara algo la incitaba a tocarse su propia boca. De la nada abrió los ojos como platos.
— ¡Mierda! ¿Qué coño me pasa? Debo estar perdiendo la cordura. Dice sentándose correctamente en el asiento.
[…]
El coche de Kara seguía el taxi donde la rubia iba… la seguía muy de cerca, la mujer se preguntó a donde se dirigía. Ya que el coche no estaba tomando la ruta hasta la casa de Eileen. Pasados algunos minutos, el taxi amarillo se detiene frente a una imponente mansión. Kara amusgo los ojos al ver bajar a la rubia del coche.
— ¿Y tú que piensas hacer aquí? Esto no le gustara a Lión. Dice en voz baja mirando atreves de la ventana ahumada.
Pillo a la mujer entrar en la residencia muy tranquilamente, como si lo hubiera hecho muchas veces. Kara no le quitaba los ojos de encima, hasta que vio a Williams Severu salir de la casa para recibirla en la puerta con un beso en la mejilla.
— Definitivamente esto no le gustara a Lión. Sonrió.
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