El Jefe romance Capítulo 26

Ahora estaba más cabreado que antes. Ella no recordaba cuando le había salvado el culo de esos sujetos. Esa rubia no podía ser más cabezotas. Si bueno, quizás al principio dio órdenes de emplear cualquier cosa para obligarla a convencer al viejo. Pero realmente no era el quien había querido secuestrarla, no le hacía falta hacer ese tipo de show, si quisiera llevársela simplemente se la lleva y ya.

— Bien, como sea. Lión le restó importancia al asunto, le daba igual que ella pensara lo que le diera la gana. — El medico te dará de alta muy pronto, así que…

— Así que nada… yo me puedo ir por mis propios pies.

— ¿En serio? Pregunta con sarcasmo. — Allá afuera intentan secuestrarte ¿y tú solo quieres irte por tus propios medios?

— Hasta donde sé, usted es el único que intenta hacerme daño.

Walker aprieta la mandíbula ante la respuesta de la rubia. Lo sacaba de quicio, ni siquiera sabía porque carajos le salvaba el maldito pellejo. Camino hacia ella viéndola palidecer, tomo su brazo con fuerza atrayéndola hacia él.

— Ya me tienes harto de todo esto, vendrás conmigo te guste o no. Zarandeaba su cuerpo provocándole a la mujer la falta de color en sus mejillas.

En eso la puerta de la habitación se vuelve abrir, Lión suelta a Eileen de inmediato al ver al doctor aparecer.

— Señorita Smith, veo que se encuentra despierta. Sonríe el viejo.

— ¿Usted es mi doctor?

— Si. Ahora voy a revisarte para ver si te puedes ir a casa ¿de acuerdo? Ésta solo asiente mirando de reojo a Lión a su lado. — Señor Walker, si es tan amable de esperar afuera.

— ¡Claro! Éste le echa una mirada asesina a Eileen mientras abandona la habitación.

Mientras que espera afuera opto por ir a un café a la cafetería, con eso saco su móvil para hacer una llamada… un timbrado y contestaron.

— ¿Dónde diablos estas metida Kara?

— En el casino… Estuve mucho tiempo frente al museo esperando por la estúpida de Eileen y esa mujer no salió. Severu también estuvo por allá, entro y salió a los minutos. Esa mujer no estaba en el museo.

—Te dije que no le quitaras los ojos de encima.

— No soy su maldita niñera, Lión.

Éste corto la llamada… ya le daría una lección a esa mujer en cuanto tuviera el tiempo para hacerlo. Sentado en una bulliciosa cafetería tomando de su café, uno que sabía sumamente asqueroso. Lión pensaba en las palabras de la rubia, era una capulla. Ya había perdido la cuenta de las veces que la había rescatado y ella aún seguía insistiendo que el quería asesinarla… aunque ganas no le faltaban.

[…]

El doctor reviso a Eileen encontrándola bien y acta para irse a casa. La chica había tenido mucha suerte al no salir gravemente herida en el accidente… en cuanto el médico le dijo que podía irse ya dejando firmado el papel de salida, la rubia no tardo lo que fue nada en vestirse con sus harapos sucios y rotos. Su cabeza retumbaba del dolor pero con ese mafioso rondando en el hospital no estaba segura.

Abrió la puerta fijándose que el corredor estaba un poco lleno, pero él no figuraba por ninguna parte. Rápidamente abandono la habitación yendo directo a la salida, él podía decir lo que le diera la gana pero nadie le quitaría de la cabeza que quería hacerle daño. Ella lo vio sacar el arma mientras iba detrás de ella, ¿para que la saco sino era para herirla o amenazarla? Ese tipo creía que ella era estúpida.

— ¡No! vate. Le grito.

— Tengo un arma, no dudare en usarla contra la maldita puerta. Éste la pistola accionando la corredera para que ella la escuchara. — ¡La tirare en al contar 5! 1…2…

Las piernas de Eileen se volvieron de gelatina. Ese hombre no se andaba por las ramas, no tenía más opción que abrir la maldita puerta. Pero antes de hacerlo corrió hasta la cocina tomando un cuchillo de cocina. Lo guardo entre sus bragas, no la tomaría con la guardia baja aunque supiera que no tendría posibilidad contra un arma y un acosador desquiciado.

— 3…4… y… justo en ese momento la puerta se abrió. Lión diviso a la rubia con la mirada severa y aun con el arma en la mano.

— ¿Qué es lo que quieres? No puedes dejarme en paz.

— ¿Por qué diablos te has ido del hospital sola?

— Porque no quiero estar cerca de usted, desde que apareció en mi vida todo se ha vuelto un caos. Todo el mundo quiere asesinarme ¡incluyéndolo! Y todo por un maldito museo, pero sabe que, pienso renunciar mañana mismo. Así que déjeme tranquila de una vez por todas.

— Tú no vas a renunciar. Confirma Lión mortalmente serio.

— ¿Acaso no me escucho?

Lión dio unos pasos hacia Eileen llevándola a ella a retroceder. Una vez éste dentro cerró la puerta seguido de eso guardo el arma. Cruzo sus brazos detallando la vestimenta de la rubia por primera vez, solo llevaba unos diminutos chores rosa con una blusa ancha y holgada. Se preguntó si siempre recibía a sus visitas de esa manera. Lión frunció el ceño, ¿Por qué demonios se estaba haciendo una pregunta tan idiota como esa?

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