El Jefe romance Capítulo 31

Esa noche Lión tomaba un trago en su oficina a medio iluminar, desde su encuentro con Eileen en el cementerio no podía sacársela de la cabeza. Ese beso bajo la lluvia le pareció bastante interesante, y eso que él no le daba importancia a ese tipo cosas. Si besaba a una mujer eso era todo, solo complacer sus necesidades. Pero con ella era un poco distinto, porque al besarla siempre quería más.

Bebió otro sorbo de wiski, el líquido quemo su garganta mientras este se deslizaba… inclino la cabeza hacia atrás simultáneamente un suspiro escapa de sus labios. Al cerrar los ojos un par de ojos ámbar inundaron todo su sistema, entonces los abrió frustrado y enojado.

— Lo que necesito en meterla en mi cama y terminar con esta pendejada de una vez por todas. Balbucea bebiéndose el final del contenido que quedaba en su copa.

Alguien comenzó a tocar la puerta delicadamente seguidamente la voz de Kara resonó en la oficina.

— La rubia está en su casa, Severu la ha dejado hace un par de horas y desde entonces la mujer no ha salido de la casa.

— ¿Williams subió con ella?

— Si. Ellos mantienen una relación, o bueno es lo que creo. Lo he visto varias veces en situaciones muy íntimas. Lión aprieta en vaso con fuerza mientras tensa la mandíbula.

— ¿Y cuándo tiempo se tardó dentro del apartamento?

— Lión… la chica frunce el ceño.

— ¡¿Cuánto tiempo maldita sea?! Articula en voz alta.

— Como una hora… no le tome el tiempo, no me has pedido que supervise la maldita vida privada de esa mujer.

— ¡Vete! Ordena.

Al quedarse solo en la oficina arrojo el vaso contra la pared. Observando los trozos rotos en el suelo… e eso la puerta vuele abrirse pero esa vez nadie toco.

— Señor Walker ¿todo en orden? Vilma preguntaba desde el marco de la puerta.

— ¡Ven aquí! Demanda. La chica se acerca al escritorio observando a su jefe darle la espada. — He dicho que vengas aquí. Ordena con voz alta.

La pelirroja se aproxima a él tan rápido como escucho la orden de Lión. Con los nervios a flor de piel Vilma se sitúa delante de su jefe notando su habitual ceño fruncido. Muerde sus labios.

Lión toma a la pelirroja del brazo halando su cuerpo hasta sentarla en su regazo. En segundos rompía los botones de la camisa de su secretaria liberando sus senos los cuales se mantenían ocultos bajo un brasier.

— Señor Lión, por favor no rompa mi ropa. Yo tengo que regresar a casa y…

Pero éste ignoro sus protestas bajando la tela del sostén para poder apoderarse de sus senos. Masajeo ambos y termino por llevarse uno a la boca, el cual mordió con fuerza escuchando a la pelirroja gimotear del dolor.

— Señor Walker, eso me duele…

— ¡Cállate!

Responde tomando el largo de su cabello sometiéndola a su antojo. El cuello de la joven queda al descubierto de inmediato lo ataca con su boca dejando una gran marca roja en el… pronto la falda de Vilma se encontraba enrollada en su cintura, Lión bajo la cremallera de sus pantalones. Hizo a un lado las bragas de la mujer y sin ningún tipo de preparación entro en ella.

— ¡Ah! exclamo Vilma ante la embestida. — Más despacio. Pedía cuando éste entraba y salía de ella sin escrúpulos.

— ¡Maldita sea, cállate! Mascullo.

La hacia subir y bajar una y otra vez descargando en ella toda la frustración, ira y por muy poco creyó que celos también… la sensación que comenzó a sentir desde muy dentro le indico que estaba por llegar, en cuanto estaba por venirse se salió del cuerpo de la pelirroja echándose todo encima de los muslos de ésta.

Levanto la mirada, observando a su secretaria quien tenía las mejillas rojas y expresión de culpa… Lión pensó que se lo tenía merecido ya que por llegar siempre tarde.

— Es hora de que te marches.

— Si. Murmura poniéndose en pie.

— Y Vilma… la chica se detiene un momento. — Como vuelvas a llegar tarde, será mejor que no regreses.

— Si señor Walker.

Éste se pica el puente de la nariz, ni follando con aquella hermosa pelirroja le ayudaba a quitarse el estrés… no había servido de nada.

— Tranquila Eileen. Le dice el hombre calmado abriendo la carpeta de color marrón.

El hombre comienza a leer detenidamente aquel documento, la rubia mantenía sujetando la mano de Williams quien se había vuelto en un gran apoyo para ella. Entonces el señor Severu llego a una parte muy importante del testamento dejando con la boca abierta a la pareja.

[…]

Phil salía del ascensor en dirección a la oficina de Lión… el escritorio del pasillo se encontraba la pelirroja de siempre, dejándolo pasar de inmediato.

— ¡Phil! ¿Qué haces aquí? Pregunta este soltando el bolígrafo con que firmaba unos documentos.

— Ha surgido algo que me parece que debes saber. Le dice sentándose de una vez.

— ¿Sobre el museo? Éste frunce el ceño.

— Si. Y me temo que no te gustara para nada lo que tengo que decirte.

[…]

— ¡¿Qué yo que?! Exclama Eileen poniéndose en pie.

— Cariño cálmate. Williams la imita tomándola de los hombros. — Escucha todo lo que mi padre tenga que decir.

— Eileen, entiende que Romel te estimaba mucho. Siempre me dijo que le recordabas a su más grande amor. Constantemente me decía que si hubiera tenido una hija sería muy parecida a ti. Es por esta razón que ha hecho esto, él sabía que tú tomarías una buena decisión.

— Pero, ¿Por qué yo? Esto es imposible, yo como voy a saber llevar todo esto. Si apenas estoy superando su muerte, ¿Cómo me hizo una cosa como esta?

— Él sabía muy bien lo que hacía, y me ha pedido hacer este documento en sus cabales. Todo aquí es completamente legal.

— Yo no quiero esto señor Severu. Esto es una equivocación, no aceptare esta responsabilidad. ¿Sabe los problemas que me ganare?

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