- ¡Hey, hola!
Exclama emocionada saliendo de la cabina del ascensor, para luego darme un beso en la mejilla como saludo.
May: ¿Cómo estás?
- Bien (entrecierra los ojos) ...no sabía que tenías algo con...
Levanta las cejas como haciéndome entender algo y deja su oración sin terminar.
May: ¿Quién? (Frunzo el ceño).
- Mi primo.
Aun sabiendo que tranquilamente podría decirle la verdad, por alguna razón se me da por ocultarla.
May (río): No, no. Solo somos amigos, nada más.
Eva: Ay, ¿en serio? No sabía.
May: Si. Le vine a cocinar (invento como excusa, que ni yo misma me creo ya que todo el mundo sabe que cerca de la cocina soy una amenaza mortal).
Eva: Ah, sí. Ahora que me fui debe costarle mantenerse solo, porque bueno..."hombres" (dice haciendo señas con los dedos).
May (vuelvo a reír): Si, puede ser.
Eva: Igual siempre fue independiente desde chico, pero como que a la vez quería que lo cuidaran. Sigue siendo así, es como un nene. Necesita atención.
May: ¿Atención de chicas también?
Cuestiono involuntariamente y, al tomar conciencia del sentido de lo que dije, temo haber sonado muy obvia o sospechosa.
Eva: Y (entrecierra los ojos)...más o menos. Hace casi un mes andaba en algo con una chica.
Al escuchar esas palabras, me contengo para no sonreír al imaginarlo contándole a la prima sobre nuestra relación.
Eva: Iban juntos a la facultad. Se llamaba Valentina creo, era de su clase. Hace bastante que no le pregunto de ella, no sé si todavía andarán o no. Lo que sí puedo decir es que se lo notaba feliz.
Llego a pensar que Eva es en verdad tonta al ver la sonrisa que se dibuja en su rostro habiendo terminado su chismerío. Mi cambio de expresión debe haber sido la más obvia y notable, pero ella está ahí como si nada. Además, ¿qué se supone que es eso de andar contando la vida privada de su primo por ahí a cualquiera?
Samuel (se cruza de brazos): ¿Y eso es bueno o malo?
May: No sé, depende de cómo lo veas.
Me mira extrañado, sin terminar de captar por completo el sentido de mis palabras y comienza a acercarse, hasta quedar delante de mí.
Samuel: ¿Te dijo algo de mí?
Cuestiona, colocando una mano en mi mejilla, pero doy un paso hacia atrás, esquivándolo.
May: ¿Por? ¿Hay algo que tendría que saber?
Samuel: ¿De qué hablás?
Vuelve a preguntar, más desentendido aún.
May (suspiro): ¿Quién es Valentina, Samuel?
Digo finalmente para romper el ambiente y revertir el estado de esperanza en el que me encontraba, ilusionada con que todo ese rumor fuera pura mentira o un malentendido. Pero el cambio brusco que se refleja en su rostro me da una bofetada y el hecho que trague saliva, dejando en evidencia los nervios que lo invaden al escuchar ese nombre me termina de desilusionar, partiendo mí corazón en mil pedazos.
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