El Joven Secreto romance Capítulo 21

May: ¿Qué noticias?

- Bueno...está inconsciente. El impacto fue muy fuerte, tiene varias lastimaduras, pero lo más grave fue el golpe en la cabeza.

Eva: ¿Grave en qué sentido? ¿Eso va a traer consecuencias?

- No, no sabemos eso. Hasta que él no despierte, abra los ojos y hable no vamos a saber si eso le ocasionó algo o no.

Eva: ¿Y qué es lo peor que podría pasar?

- Alguna enfermedad cerebral crónica, pérdida de memoria...

May: Ay dios.

Interrumpo sin ser capaz de escuchar el resto de esa terrorífica enumeración. Imaginar a un Samuel que ni siquiera recuerde quién soy para él me rompe el alma y eso, sumado a que se convierta en un inválido me termina de destrozar.

Retrocedo hasta tropezarme con el asiento y aflojar mis piernas, sentándome, para luego tomar mi cabeza con ambas manos. No llegan a pasar más de dos segundos y una mano cálida reposa en mi hombro. Levanto la vista, encontrándome con Eva, sentada a mi lado. El médico, por su parte, permanece de pie delante nuestro, mirándonos apenado mientras se toca la poca barba blanca que colorea su pálido rostro (si es que el blanco puede considerarse un color).

May: ¿Y cuándo va a despertar?

El hombre sonríe y se encoge de hombros.

- Prácticamente cuando quiera él (hace una pausa). No sé cómo explicarlo, es como si estuviese desmayado.

May: ¿Puedo verlo? (Pregunto con la voz ya quebrada).

- Porque hay estudios que van a durar hasta mañana y no se pueden interrumpir.

Lo dice ya en un tono diferente, comenzando a cansarse de tener que aclarar varias veces lo mismo. Su frialdad me causa enojo y me controlo para no soltar algún término fuera de lugar hacia su persona sobre la forma de tratarme.

- ¿Quién es usted del paciente?

Eva: ¿Yo?

- No, ella.

Corrige, mirándome atentamente, esperando su respuesta como si hubiese captado mi odio hacia él y quisiera reprochármelo poniéndome en situaciones incómodas, mientras mi cabeza no sabe qué mentira inventar delante de Eva.