El Joven Secreto romance Capítulo 25

— La próxima vez que tengas que salir avisá, me preocupé.

Oigo apenas abro la puerta delantera para sentarme.

Eva: Aw, son tan tiernos ustedes.

Comenta mientras se abrocha el cinturón en la parte trasera del auto.

May: No sé si tiernos es la palabra, pero...gracias, supongo.

Digo tras mirar de reojo a Oliver con una expresión de disgusto, que también recibo como respuesta.

Eva: ¿Por?

Aunque opino que su pregunta carece de sentido de lógica, ya que...que yo sepa nadie suele llevarse bien con su hermano, me propongo contestar con el objetivo de evadir el tema con alguna mentira o excusa. Pero lamentablemente no llego a hacerlo.

Oliver: ¿Y ella quién es?

Cuestiona en un tono de queja demasiado notable que provoca que lo mire con odio por ser tan bruto. Me ignora y pisa el acelerador con suavidad.

Eva: Soy la prima de...

May (interrumpo): ...una amiga mía.

Oliver: ¿Una amiga tuya o la prima de una amiga tuya?

Pregunta mirando a diferentes direcciones buscando una forma de salir del hueco donde se estaciono.

Eva: La prima de Samuel, un amigo de ella, si es que lo conocés.

Oliver (suelta una pequeña risa): No sabía que seguían siendo "amigos" vos y el.

Dice mirándome, remarcando la palabra amigos con el tono de voz. Suspiro.

Oliver: Tenía un concepto diferente de la amistad yo.

Eva: Perdón, pero me perdí.

May: Creo que este idiota también. ¿Dónde vivís? Está yendo para cualquier lado.

Oliver: Mentira, es la única salida del estacionamiento.

May: Callate.

Eva (ríe): Bristol Hotel.

"El mismo hotel donde la vi por primera vez mientras espiaba a Samuel", pienso y emito una pequeña sonrisa al recordar esas travesuras de chica clandestina.

…

May: ¿Podés ser menos pelotudo adelante de la gente?

Oliver: ¿Podés dejar de hacerte la inocente?

May: ¿Inocente de qué?

May: Prácticamente no tiene a nadie, solo a Eva, que cada tanto viene, pero en realidad vive fuera del país y un hermano de la edad de Caro. Si los de seguridad no me hubieran echado a la fuerza, hubiese transferido todo a mi nombre. Veo si mañana entre clases puedo salir por un rato y tramitar todo.

Confieso con pura sinceridad, habiéndome olvidado por un momento que el que está sentado a mi lado no es un amigo sino quién solía ser el ser más insoportable que existe. Cuando levanto la vista noto que no estamos en movimiento, el auto permanece estacionado, rozando la vereda.

May: ¿Qué pasó?

Lo miro, desentendida

Oliver: ¿En serio lo amas?

May: ¿Es un chiste?

Continúa observándome atentamente sin mover ni un músculo de su rostro.

May (río): ¿Por qué se supone que desafiaría a toda mi familia si...

Oliver (me interrumpe): Porque lo vivís haciendo May, siempre lo hiciste. Tenés un carácter insoportable, ves a todos como si fuesen tus enemigos en casa, usás a cualquiera para seguirle la contra a papá. Siempre fuiste así.

May: ¿Pensaste que usaba a Samuel?

Oliver: Es que lo hiciste tantas veces que ya no había forma de creerte. Nunca habías querido tener un guardaespaldas y papá te obligó. Te quejaste como una histérica y no saliste de tu cuarto por horas. Pero desde que ese chico vino a trabajar te las pasaste sonriendo todo el día, las peleas terminaron por un rato hasta que... ¡Bum! Resulta que la chica que se quejaba del guardaespaldas ahora está con él. Y cuando se entera que a su papá no le gusta la idea, lo provoca el doble. ¿Demasiadas fichas que encajan, no?

May: Con preguntarme bastaba, no hacía falta hacerme un chantaje (digo en tono de reproche).

Oliver: ¿Preguntarte qué si ni me abrís la puerta de tu cuarto? Y Mía ni me gusta, solo fue una excusa para que picaras. No quería que siguieras con tus juegos de chica rebelde y te saqué las fotos desde el balcón (ríe y mira por la ventana, retomando su tono irónico). Ahora resulta que no era un juego.

May: Ahora resulta que la chica rebelde terminó enamorándose en uno de sus juegos...y ya nadie le cree.