El Joven Secreto romance Capítulo 55

Miro el camino que tengo enfrente y me confunde ver una ruta distinta a la habitual para ir a nuestro vecindario. Aquí hay muchos árboles, demasiados.

—¿Qué es esto?

Pregunto e instantáneamente veo un cartel en la carretera: “Reserva ecológica El Buho”. La carretera se achica y se vuelve de tierra, haciendo que frente a mí ya no vea camino vehicular por el que proseguir. Mi hermano hace una curva y se estaciona cerca de un mirador y desciende el vehículo.

Estamos en una altura elevada de la ciudad, cuyo epicentro se aprecia completamente desde aquí. Un enrejado de madera bajo (que no supera mi rodilla) nos separa del precipicio, en cuyo borde se encuentra un catalejo apuntando hacia la vida urbana. Hay un extraño contraste entre naturaleza y urbe en este lugar.

Tomo asiento en un banquito de madera en el cual ya se encuentra Oliver, que ha descendido del vehículo mucho antes que yo. Estamos completamente solos, salvo quizá por algún animal de la reserva.

—¿Y bien?

Pregunto, algo indignada por llevar un rato sin obtener respuesta de su parte.

—Tengo pánico.

—Eso no es novedad.

—Hablo en serio. Me vieron.

—¿Quién te vió?

—El del lunar.

Maldita sea, ese es Flores.

Flores, cuyo nombre jamás supe ni mucho menos me interesé en saber fue uno de los primeros empleados del personal de seguridad de mi padre, más precisamente el segundo.

—Estaba almorzando con Mía cuando uno de nuestros autos se estacionó a pocos metros —dice mi hermano viendo que permanezco en silencio.

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