Sumergidos en ese beso tan cálido, tan hermoso, tan suave, Dániel y Emily tuvieron la sensación de que el mundo desaparecía y solo estaba ellos dos.
Un beso absolutamente cargado de amor delicado, no arrebatado, no desesperado.
No era de los que hacían daño y dejaban sin aliento y dolían hasta las lágrimas.
Se separaron poco a poco y aún con los ojos cerrados sus frentes de unieron, incapaces de verse a los ojos.
Dániel tomó la mejilla de Emily con su mano y miró a la niña aún con los ojos cerrados.
Ese beso había sido todo lo que él había soñado, esperado, deseado.
Y ella le había correspondido!
Sus miradas se entrelazaron.
Sin palabras, sus ojos decían mil cosas a la vez.
Sorpresa, inquietud, esperanza, pero sobretodo amor.
Solo amor.
"Emily!"
"Llegó el manager de las chicas del grupo!"
Una chica del equipo gritó desde el segundo piso rompiendo la hermosa atmósfera que los envolvía devolviendolos a la realidad.
"Debo, hum..."
"Debo ir Dániel."
"Tu descansa, yo..."
La niña quería terminar sus palabras pero por más que se esforzaba se le quedaban atrapadas en su garganta.
"Iré contigo, me siento increíblemente mejor."
Poniéndose de pie, Dániel le extendió una mano.
Emily se la dió, por lo que ambos entraron de la mano a dónde el manager de las chicas los esperaba.
En toda la tarde de trabajo, las miradas furtivas y ligeros coqueteos entre los dos fueron evidentes para todos.
Cerca de las cinco de la tarde, Dániel recibió una llamada de Tommy.
Su amigo le decía que llevara a Emily a dónde la había citado para darle información de su familia.
"Estás loco?"
"Te reconocerá!"
Dániel comentó tapando el celular con su mano.
El chico veía de reojo para que nadie lo escuchará y mucho menos Emily.
"No iré yo, que me crees estúpido?"
"Irá otro cliente, solo lo aleccioné un poco en lo que debe decir."
"Tu estarás ahí, él sabe que irás."
Respondió Tommy secándose el sudor de la frente mientras veía a la chica que estaba recostada en la cama.
"Que haz podido averiguar?"
Preguntó Dániel.
"No ha querido hablar aún pero al menos ya gritó mi nombre."
Comentó Tommy entre risas malévolas.
"Eres un niño."
Pensó y comentó Dániel.
"No la tortures demasiado."
"Podría sernos útil como infiltrada."
"Piénsalo...ella sabe dónde está Paúl."
Dániel habla mientras observa a Emily guardar sus cosas para irse.
"Te veo luego."
Daniel termino la llamada.
"Dániel, debo irme, puedes llevarme a la oficina por favor?"
Preguntó Emily apenada aún.
"Claro!"
"A dónde vayas hoy te acompañaré."
"Puedo acompañarte?"
Preguntó cómo niño, Dániel.
"Pero..."
Dániel la miró haciendo pucheros, por lo que Emily aceptó.
Pronto, los dos estaban entrando al lugar donde el investigador la había citado.
Un hombre de las mesas traseras levantó la mano y ambos se dirigieron a dónde estaba.
"Señorita Emily Mu?"
Preguntó el hombre que vestía un impecable traje negro.
"Si, soy yo, usted es el investigador privado?"
Preguntó ella contrariada, pues su voz era diferente a la de las llamadas.
"No, solo soy un mensajero."
"Esto es para usted, puede leerlo aquí o en su casa."
"Tengo información muy básica de usted solamente."
El hombre le extendió una memoria USB negra junto con un sobre blanco que contenía algunos papeles y fotos.
"El investigador le pide más tiempo para encontrar a su familia más cercana."
"Ya tiene la pista de ellos, pero al parecer están escondiéndose deliberadamente."
"Por eso es que le pide tiempo y en cuanto a su paga, está es la cifra que cobrará o puede acceder a otro trato."
Dániel arqueó una ceja y se reclinó amenazadoramente hacía el hombre cuando escuchó las palabras "otro trato."
"A qué se refiere?"
Preguntó Dániel molesto con Tommy.
"Me las pagarás Tommy cuando llegue al departamento."
Pensó Dániel.
"A qué ella pueda ser como yo."
"Un mensajero o alguien que recoge materiales de clientes."
Emily recordó a la chica que había recogido su reloj y el dibujo de su colgante la vez pasada.
"Le hablaré directamente al investigador cuando haya leído la cantidad y lo que tenga de información."
Comentó Emily terminante antes de levantarse para irse.
Dániel la siguió.
"Gracias."
Fue lo único que ella dijo.
Emily caminaba rápido a su departamento y Dániel la seguía de cerca.
"Emily, estás bien?"
Preguntó el chico al verla con el ceño muy fruncido como si le molestará algo.
Emily siguió caminando hasta llegar a un callejón entre edificios.
Puso una mano en una pared y con la otra agarró con fuerza los papeles.
"Emily, que pasa?"
"Dime por favor."
Rogó Dániel.
"Tengo miedo."
"Tengo miedo Dániel."
Fue lo que ella dijo después de inhalar y exhalar varias veces tratando de calmarse.
"No tengas miedo, yo estoy contigo."
"Yo te protegeré."
Aseveró Dániel abrazándola.
Le quitó los papeles de la mano.
Emily sentía miedo de lo que podría averiguar.
Su familia no la habría querido por eso la habían dejado abandonada en ese orfanato?
O tal vez la habían secuestrado junto con su hermano?
Escapaban de algo?
Sus sueños, donde se veía como una niña en esa playa...
Serían ciertos o eran una invención de su imaginación?
Quería saber pero no quería saber a la vez.
"Vamos a tu departamento y lo averiguaremos juntos, te parece?"
Comentó Dániel acercando su boca a la de la niña.
El beso volvió a llevarla a un lugar de ensoñación dónde solo estaba ellos dos y el mundo desaparecía.
Parecía un cliché de las novelas de amor o Doramas pero era cierto.
El beso de Dániel le hacía olvidar todo a su alrededor.
Incluso sus problemas y miedos.
Dániel con ese amor los alejaba de ella.
"Está bien."
Suspiró Emily aún pegada a los exquisitos labios de Dániel.
Una sonrisa en los labios de Dániel la alegró.
Con un rápido beso de él, caminaron de la mano más tranquilos al departamento.
Cuando entraron, Emily se dió cue ya de que ni Flora ni Ryan estaban ahí.
Emily se sentó y dejó las cosas la mesa.
Seguía resistiéndose a ver lo que contenían.
"Y si me hago más daño al ver esto?"
Pensaba ella cuando los celulares de ambos sonaron al mismo tiempo, produciendo un sonido muy curioso.
"Señor Carl?"
Respondió Emily mirando a Dániel quien ponía los ojos en blanco al ver quién lo llamaba y salía al balcón a contestar.
"Emily, se que ya debes estar en casa pero recuerdas el proyecto extra que te encargó el jefe?"
Preguntó Carl sentado en la silla de su oficina mientras tomaba un café.
"Si señor Carl, hoy me lo mencionó pero usted dijo que después yo..."
Respondió la niña.
"Lo sé Emily, lo lamento."
"El jefe quiere verte en su oficina de inmediato para discutir contigo sus preferencias y detalles."
"Habrá un bono extra y este trabajo aparecerá en tu portafolio profesional"
Se apresuró a decir Carl.
"Maldito seas Edward."
Pensó Emily.
"Entonces iré a verlo enseguida, pero el CEOaún estará en su oficina?"
No quería ir y no encontrarlo.
"El jefe está aún trabajando, no olvides llevar tus materiales."
"Te veré mañana en la casa demás chicas, iré a supervisarlos un momento."
Carl terminó la llamada.
Emily buscó a Dániel quien golpeaba el barandal con el puño y se veía enojado.
Cuando entró de nuevo al departamento, Dániel observó a Emily recoger sus cosas.
"Emily, debo irme."
"Tengo un asunto que resolver."
"Lo siento, se que dije..."
Se excusó Dániel pero Emily se acercó a él.
Silenció sus palabras poniéndole un dedo en la boca.
"Debo salir también, me han pedido que trabaje en otro proyecto urgente."
"Nos vemos mañana en la casa."
Determinó Emily tomando sus cosas antes de caminar a la puerta.
"Vendré por ti."
Respondió Dániel antes de volver a besarla.
"Besas tan bien."
Pensaron ambos cerrando los ojos y abrazándose para hacer más profundo y duradero el beso.
Dániel se despidió de ella.
Emily tomó un taxi hacia la oficina de Edward.
Con cada tramo que avanzaba el auto más nerviosa se ponía Emily.
Su pobre corazón latía con miedo.
Pero era una buena oportunidad para aclarar muchas cosas con Edward.
Edward desde su ventana observó cuando Emily descendió del taxi y espero hasta que entrara en el edificio.
Él también se sentía nervioso de volver a tenerla cerca.
Sentado trataba de recordar porque se habían distanciado tanto.
Porque?
Tocaron levemente a la puerta y Elaine, su secretaria entró seguida por Emily.
"Señor Situ, la señorita dice que tiene cita con usted pero en mi agenda no tengo nada."
"Retiraré Elaine, gracias."
Habló con seriedad Edward quien puso los codos en el escritorio.
Entrelazó sus manos para estudiar a Emily.
Determinó Emily en su mente enojándose todavía más por la actitud de Edward.
"Aunque si quisieras terminar de pagar más rápido siempre podemos llegar a un acuerdo tu y yo como antes."
Sugirió Edward.
Emily le dió la espalda para recoger sus cosas e irse pues ya no aguantaba seguir hablando con él y sus insinuaciones.
"No."
"Prefiero pedir prestado y trabajar más duro."
"No quiero...mmhh..."
Pero antes de terminar sus palabras
Edward la giró hacia el para besarla a la fuerza.
Al principio Emily trató de soltarse de su agarré.
Lo golpeó en el pecho y trató de apartarlo pero...
Ese beso convirtió su ira en pasión.
Una pasión que la quemaba y la arrasaba completamente.
Dejó de luchar, pero no abrazó a Edward.
En su mente, la imágen del beso amoroso de Dániel se repetía y se comparaba con el de Edward.
"Te odio...odio lo que me haces sentir"
Pensaba Emily cuando por fin Edward la soltó.
Emily retrocedió hasta quedar pegada a la puerta.
"No podemos hacer esto ya."
"Estás comprometido y vas a tener un hijo no es así?"
Las palabras de Emily son temblorosas.
"Yo no soy..."
"Lo que quieras que sea."
"Yo no puedo ya."
"Ya no."
Emily trataba de calmarse después de ese beso.
Seguía besando tan malditamente delicioso.
Seguía despertando sentimientos en ella.
Seguía despertando calor en su cuerpo.
"Podemos si yo quiero y resulta que yo quiero."
Edward la aprisionó contra la pared.
Emily rehuía ver sus ojos.
Esos ojos feroces que la hacían sentir nerviosa.
El calor de su cuerpo se irradiaba hacía ella, era una atracción demasiado fuerte.
El recuerdo de las noches y días que pasó con él en Golden Osmanthus y en las vacaciones regresaron a ella.
"Mírame."
Ordenó Edward buscando sus ojos.
Emily se armó de valor y coraje para verlo a los ojos, pero apartó la mirada de inmediato.
Hacía tanto que no estaba tan cerca de él y tan lejos a la vez.
Era como si se acercaran y los alejaran a la vez.
"Déjame ir, trabajaré en tu maldito proyecto y lo acabaré lo más rápido que pueda para pagarte."
Dándole un empujón que lo hizo perder un poco el equilibrio, Emily tomó a toda prisa sus cosas y quiso abrir la puerta pero Edward la bloqueaba.
"Abre la puerta."
Exigió Emily completamente enojada.
Edward con calma le quitó su bolsa, su mochila con sus materiales y las dejó en el sillon nuevamente.
Seguía teniendo ese sabor a fresas en sus labios que tanto le gustaba.
Emily se veía más linda, tal vez porque hacía tiempo no la veía tan cerca.
O por su embarazo.
Edward cambió su actitud y le apartó con cuidado el cabello de su hermosa carita.
Sus labios rojos y tez blanca con mejillas rosadas le fascinaba.
No sé parecía en nada a Shirley con su maquillaje pesado.
Y su arrogantemente grosera forma de ser.
Edward dió gracias de que Emily fuera la madre de su futuro hijo.
Edward sabía lo dulce, cariñosa, amable y tierna que podía ser Emily.
Se imaginó la excelente mamá que sería y la sorpresa que tendría cuando supiera que ella misma diseñó el departamento para ellos y su hijo o hija.
Ajena a sus pensamientos Emily solo buscaba la manera de salir, pues lo conocía muy bien y sabía que tan perversas podían ser sus intenciones.
Cuando quería podía ser tan malvado como guapo.
"Cálmate o harás que se enoje."
"Cambia tu actitud."
Emily respiró hondo y trató de actuar relajada.
"Señor Situ.."
"Edward, no señor Situ."
Contestó él.
"Está bien Edward.'
"Pondré todo mi empeño en su proyecto, por favor considere mi plan de pagos por la operación de mi padre."
"Si no tiene más para mí, debo irme, se hace tarde y puedo comenzar a diseñar su departamento."
Comentó Emily fingiendo estar de acuerdo y que no le importaba nada.
Ese proyecto era una más de las piedras que enterraban un poco aquel amor ingenuo que ella sentía por él.
Amor que le dolía por su distanciamiento, malos tratos y promesas incumplidas.
Edward no la escuchó para nada.
Había anhelado besarla tanto desde hace tanto tiempo y más ahora que sabía que llevaba un hijo creciendo en su vientre.
Aún era muy pequeño el bebé y todavía podía intimar con ella.
Con cuidado por supuesto.
Poco a poco se volvió a acercar a ella.
Emily se quedó quieta..
"Odio ser débil."
Se reprimió Emily a si misma mientras sentía las manos de Edward en ella.
El beso, primero tímido se convertía en un beso increíblemente apasionado...
***By Liliana Situ***
Valoro mucho tu opinión.
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