El regreso del Dios de la Guerra romance Capítulo 9

—Muy bien, dime tu apuesta —dijo Enrique con rostro sombrío.

—¡La colaboración con Grupo Coral! Si Compañía Clarín puede llegar a un acuerdo con ellos, entonces mi hermana les entregará a Nivea en bandeja de plata.

Los ojos de Clemente se iluminaron tras escuchar la oferta, ¡pues llevaba mucho tiempo codiciando esa empresa.

—No te emociones tanto todavía. —Le sonrió Kevin—. Si Nivea firma el acuerdo primero, tendrán que transferir todas las acciones de Compañía Clarín a René.

«Pero...». La expresión de Enrique cambió completamente en ese momento. Sí, quería sacar a René del juego, pero no se atrevía a hacer una apuesta con un riesgo tan alto.

—¡Aceptamos! —gruñó Alex—. Este mocoso no es más que un amante que vive de las mujeres. No sabe nada del mundo de los negocios. ¡¿Cuándo vamos a apostar si no es ahora?! ¿Tengo razón o no tengo razón, Elías?

Ante su entusiasmo, Elías miró a Kevin de reojo y con desdén.

—¿De verdad crees que puedes conseguir un proyecto de Coral solo porque lo quieres? Con todo respeto, Nivea tal vez ni siquiera sea capaz de entrar en la asamblea de licitación.

Al escuchar eso, Enrique se sintió más seguro y anunció con confianza:

—¡Muy bien, apostaremos!

El salón entero estalló en comentarios.

—¿Quién demonios se cree este hombre? Parece que desea morir.

—René está condenada. ¿Qué tiene ella para ir contra los Winsor?

—Prepara las palomitas. Tenemos un buen espectáculo en la asamblea. ¡Este hombre seguro condenó a René para siempre!

Mía, por su parte, incluso se rio.

—Dime, René, ¿qué tan estúpida eres? ¿Dejas que este hombre tome las decisiones? ¿De verdad no tienes otra familia?

A continuación, todo el lugar estalló en carcajadas. Elio estaba lívido de rabia mientras que Isabel lloraba.

—¡René Vinstor, maldita muchacha! ¿Cómo puedes arrastrarnos al infierno contigo? Oh, por todos los...

René se quedó boquiabierta.

—Kevin, tú... estropeaste todo…

Sin embargo, Kevin la agarró de la mano, se levantó, barrió con la mirada el salón y dijo sin entusiasmo:

—Como la apuesta está hecha, y no tengo ningún interés en este banquete familiar, nos vamos. No hace falta que nos acompañen a la salida.

Con eso, condujo a René fuera del salón de banquetes.

—¡Kevin... Kevin Nicodemus! —Después de salir del hotel, René se soltó del agarre del joven—. Kevin, ¿qué estás haciendo? ¡¿Sabes lo que Nivea significa para mí?!

—Sí lo sé y es exactamente por eso por lo que quiero ayudarte a retenerla.

Capítulo 9 Hermana, ¡estás destellando! 1

Capítulo 9 Hermana, ¡estás destellando! 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El regreso del Dios de la Guerra