El Hotel Times era el hotel más lujoso de Eastcliff; tenía un total de nueve niveles y cada uno representaba diferentes grados de asequibilidad. Si alguien reservaba cualquiera de los niveles, mientras más alto fuera, más respetable sería su estatus social ya que tendría que gastar una cuota más alta en él. Incluso para la primera planta del hotel, que era la más barata, había que poseer al menos decenas de millones para poder tener acceso.
La celebración del cumpleaños de Erick, Don Coronel, se llevó a cabo en el tercer piso del Hotel Times. Aunque era solo el tercer piso, todos los Coronel estaban encantados de asistir a la celebración porque, aparte del propio Erick, el resto de la familia solo había estado en el segundo piso del hotel. De hecho, el mismo Erick no estaba cualificado para reservar el tercer nivel, y solo lo consiguió con la ayuda de una persona importante. Por ello, se esforzó en invitar a todos sus familiares y amigos para presumir frente ellos.
Sasha se dirigió al tercer piso del hotel junto con sus padres. El ambiente dentro del salón de baile era muy animado, lleno de gente charlando. Su padre Santiago solía gozar de un estatus muy respetable en la familia, pero ahora, nadie ahí se preocupaba por su presencia. Más al fondo del salón, Erick lucía muy alegre mientras mantenía pequeñas conversaciones con los invitados que lo rodeaban. A su lado estaban su hijo Jaciel y su nieto Carlos, quienes parecían orgullosos y alegres. Luego de soltar un suspiro, Santiago encontró una mesa al azar y tomó asiento. Poco después de sentarse, sonó una voz despectiva:
—¡Tío Santiago, han llegado!
Los cuatro se giraron hacia la fuente de la voz y vieron a Carlos dirigiéndose hacia ello, con aspecto triunfante. Al mirarlos, Carlos exclamó en tono exagerado:
-¿Por qué no está aquí mi cuñado mantenido que vive de su mujer? No creo que sea posible que se pierda este tipo de ocasión, ¿cierto? Después de todo, nunca en su vida se ha topado con los platillos preparados esta noche.
¡Incluso preparé algunas bolsitas para que se lleve comida a su casa!
En cuanto dijo eso, los invitados que lo rodeaban estallaron en carcajadas a la vez, mientras que Sasha y su familia lucían molestos. Durante una cena a la que Mateo había asistido años atrás, tomó una bolsa para recoger todas las sobras de la mesa. Desde entonces, su comportamiento se había convertido en el hazmerreír de todos, y Carlos siempre sacaba el tema cada vez que se encontraba con Sasha y su familia. Elena y su familia maldijeron a Mateo en el fondo mientras sentían que sus rostros ardían, culpándolo de hacerlos pasar una gran vergüenza.
-Carlos, debes estar bromeando. ¿Acaso ese mantenido tiene permitido estar aquí? Incluso si lo dejan entrar, no creo que pueda sentarse, ¿cierto? —dijo una chica vestida de lujo; era la hermana menor de Carlos, Liliana Coronel.
Liliana era una chica bastante hermosa, pero no se comparaba con Sasha. Por ello, ella siempre había estado celosa de su apariencia y la odiaba a muerte.
-Liliana, no creo que conozcas bien a tu cuñado. Si logra entrar, ¡hará lo que sea por conseguir un asiento, sin importar lo humillante que sea porque es un experto en
gorronearse!
-Me has malinterpretado, Carlos. Quise decir que incluso si puede entrar, ¡solo puede ser uno de los meseros que servirá los platillos más tarde! -Liliana continuó con una risita-. ¿Acaso un mesero puede sentarse a cenar con nosotros?
Los invitados a su alrededor estallaron en grandes carcajadas mientras Carlos aumentaba su burla.
-Liliana, sí que eres atenta. ¿Por qué no pensé en eso? Sasha, ¿Mateo es uno de los meseros de esta noche?
—Recuerdo que hoy también es cumpleaños de Sasha. Oye, tu esposo no ha llegado aún. ¿Acaso se olvidó de tu cumpleaños? -se burló Liliana.
Sasha apretó los dientes y se mantuvo en silencio, luciendo sombría. Santiago, Elena y Demetria tenían una expresión desalentada mientras en el fondo, maldecían a Mateo sin parar. En ese momento, sonó una voz desde la entrada del salón:
-Puede que olvide mi propio cumpleaños, ¡pero jamás olvidaré el de Sasha!
Todos los invitados dirigieron su mirada hacia la entrada y vieron a Mateo, quien estaba vestido de traje y estaba entrando al salón con un ramo de flores en sus manos. Mateo ignoró a todos en el salón y se dirigió directo a Sasha, se arrodillo y le entregó las flores.
-Querida, lamento llegar tarde.
Mateo ya era un hombre atractivo, pero antes de ese día, nunca tuvo tiempo de arreglar su apariencia. Esta vez, hizo un esfuerzo por arreglarse antes de llegar. El traje impecable que llevaba acentuaba su encanto. Su entrada al estilo del Príncipe Encantador hizo vibrar los corazones de muchas chicas en el salón de baile.
Sasha parecía desconcertada pues no se esperaba que Mateo asistiera al evento, y mucho menos que hiciera su entrada de esa manera. Ella estaba bajo una enorme presión, pues hace un momento se encontraba bajo las miradas acusadoras de muchos. Sin embargo, por alguna razón sus nervios que habían estado tensos durante tanto tiempo comenzaron a relajarse al ver a Mateo en ese momento. Las lágrimas que habían brotado en sus ojos comenzaron a caer en ese instante; su apariencia dura se volvió vulnerable y se disolvió de golpe frente a Mateo, quien sintió un dolor punzante en su corazón al ver sus lágrimas. Mateo se puso de pie, se armó de valor para tomar las manos de Sasha y la acercó hacia él de forma dominante.
-No llores, por favor -murmuró Mateo-. Te prometo que no dejaré que sufras más durante el resto de tu vida.
Sasha permaneció en silencio. En ese momento, la envolvió una sensación de seguridad que nunca había experimentado. Aunque Mateo tomó sus manos de forma brusca, por alguna razón no quería retirarlas. De pronto, Carlos dejó escapar una risa y lanzó un comentario sarcástico.
—Oye, ¿no es este mi cuñado? ¿Lo ves? mi suposición es correcta. Seguro que vendrá cuando haya algo que pueda gorronear.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Regreso Del Yerno Misterioso