El Socio de mi padre romance Capítulo 56

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

–Nos irá de lo mejor, lástima que no puedas ir con nosotros – Lamentó Ale – Pero, te escribiré diariamente, además tendrás la casa sola y podrías quedarte con Luis Miguel.

–Pues mira que sí, no sería una mala idea Ale, gracias por sugerirlo, recién hoy le propuse que fuera a quedarse a mi lado. – Admití fríamente – No puedo estar tantos días sin dormir, pues me hará daño, ya sabes que no puedo dormir sola.

Vi cómo Axel pasaba saliva, se notaba que no le había gustado lo que dije, yo no me iba a quedar sola esos días, que estuvieran ausentes, no era mentira el que no pudiera dormir sola. Eso lo sabía casi todo el mundo que me conocía.

–No creo que debas meter a tu novio en la casa de Ale, estando tu sola Amaia – Dijo Axel al calor de las copas – Te puede pasar algo y no habrá nadie que pueda ayudarte.

En ese momento, cuando yo estaba a nada de responder algo muy enojada, escuché los pasos de alguien, se escuchaban zapatos de tacón y abrieron la puerta de la oficina de Ale, segundos después como si pudieran entrar cuando se les diera la gana. Era ella, era Cecilia.

–Hola chicas, hola mi amor – Se acercó a Axel para besarlo – He venido por ti, porque se me quedó el auto a dos calles y no lo puedo encender.

Puros pretextos los de esa mujer, solo para venir a sacar a Axel de su trabajo para que no estuviera todo el tiempo con mi hermana.

–Hola Cecilia – Respondimos Ale y yo.

–Claro, entonces vámonos – A Axel le urgía llevársela de ahí – Nos vemos mañana Ale, nos vemos después Amaia.

Me daba cuenta de que Axel, la llevaba, casi arrastrándola, para sacarla de la oficina, era lo mejor que podía hacer, me molestaba verla.

–Claro que les vaya bien – Dije con odio – Que puedan echar a andar el auto.

Sentí tanto coraje de que se fuera Axel y para no demostrarlo delante de Ale, me puse a tomar muy rápido de las bebidas y ella hizo lo mismo. Ninguna de las dos hablábamos, pareciera por un momento que nos había molestado lo mismo, esa mujer tan nefasta que todavía no sé, el motivo por el que Axel se ha casado con ella.

–La odio ¿Sabes? – Ale rompió el silencio – Esa mujer me estorba, quisiera borrarla del mapa.

Esas palabras me pusieron alerta, mi hermana no podía pensar en quitarle la vida a Cecilia; si era una persona bastante desagradable, y prepotente, pero de eso a hacerle algo así, no cabía en mi cabeza.

–Ale, pero ¿Qué estás diciendo? – Le pregunté preocupada – No debes decir eso, no inventes. No te vas a ensuciar las manos, con esa mujer.

Mi hermana, no se podía meter a hacer eso que me estaba imaginando yo, no lo permitiría, ella no iba a ir a la cárcel por esa mujer.

–Ale ¿De qué plan estás hablando? – Quise saber – Cuando hablas así, me das miedo.

–Tú no tienes nada que temer, pues ella sí. Voy a conquistar a Axel, tengo todo planeado hasta con gente del hotel, para embriagarlo y pasar la noche con el que me haga el amor y quien quite y tienes otra sobrina, una hija mía y de Axel – El solo pensarlo me hizo sentir fatal – Tengo todo, para que él se enamore de mí y la deje a ella.

–Ale, no digas eso. Yo no estoy a favor del matrimonio y lo sabes, pero te meterás en problemas con Prudencia que te ve como su hija modelo ¿Qué pensará cuando le digas de tus planes con Axel? O cuando se entere, por otro lado.

–Ella misma me ha propuesto eso, que la nueva señora de Vega sea yo y ya con su aprobación necesito que tú, mi hermanita, la mejor amiga de Axel, me ayude a que él ponga sus ojos esmeraldas en mí ¿No te gusta acaso para cuñado?

–Me encanta Ale, pero esa mujer no lo sé. Me da miedo y no quiero que te haga daño.

–No tengas miedo, ya te estaré informando desde Vallarta. Con suerte y ya, no necesitaré tanto de tu ayuda.

–Regreso, tengo que ir al baño.

Entré al baño sin poder más y ahí rompí a llorar, Axel estaba casado y además de eso tenía una relación conmigo, Ale era hermosa, güera y de ojos verdes casi como los de Axel y yo, no era una chica digna de mirarse, ¿Axel sería capaz de engañarme con mi propia hermana? Me preguntaba, porque yo siempre supe, qué infiel ya era, una más a su lista vendría siendo mi hermana.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Socio de mi padre