Muy pronto, Reuben llevó a Jasmine fuera de la casa, y se dirigieron directamente hacia el Hospital Psiquiátrico Castillo de la Montaña en los suburbios.
En el Hospital Psiquiátrico Castillo de la Montaña, las enfermeras acababan de alimentar a Kian, el cual se estaba volviendo loco en ese instante.
Kian finalmente recuperó la conciencia luego de que lo alimentaron, le limpiaron la boca, le enjuagaron la boca, y le limpiaron su estómago por él. Kian tenía una expresión de satisfacción en su rostro mientras estaba acostado en la cama del hospital, sus manos y piernas atadas.
Las pocas enfermeras resistían la urgencia de vomitar mientras ellas caminaban fuera de la unidad de cuidado intensivo hasta la sala de descanso familiar con una cubeta llena de porquería que acaban de limpiar del estomago de Kian.
En este punto, el padre de Kian, Donald, y su hijo, Sean, estaban sentados en el sofá, sin ninguna expresión en sus rostros.
Después de salir de la unidad de cuidados intensivos, una de las enfermeras los saludó de forma respetuosa. “Sr. Webb y Sr. Webb hijo, el paciente ya ha recuperado la conciencia”.
Donald preguntó de forma fría: ¿Han terminado el procedimiento de lavado gástrico?”.
La enfermera asintió antes de susurrar: “¡Si, ya hemos terminado el procedimiento!”.
“Está bien.” Donald preguntó otra vez: “Las cosas con las que lo han alimentado esta vez… ¿Han sido desinfectadas?”.
La enfermera respondió rápidamente: “Ya ha sido esterilizado. La pusimos dentro de la olla de presión y la esterilizamos a una alta presión y temperatura. Aunque no podemos eliminar el olor, le puedo asegurar que no hay ninguna bacteria o virus en ello…”.
La regla de fuerza de Kian de tener ‘suplementos’ extras cada hora en punto se mantenía igual.
Donald, naturalmente, no se atrevió a impedir que su hijo lo hiciera. Después de todo, podía ver que su hijo estaba realmente al borde de la muerte si lo alimentaban incluso un minuto después. Donald tenía miedo de que realmente algo le pasara a su hijo.
Por lo tanto, él discutió el asunto con un equipo de médicos antes de que idearan una solución temporaria, que era poner por anticipado esos ‘suplementos’ para Kian en una olla de presión por al menos media hora para que los mismos no tuvieran ninguna bacteria o virus que pudieran enfermarlo.
Este era el único amortiguador que ellos pudieron idear a estas alturas.
Donald respondió: “Yo sospecho que no fue un accidente que tu hermano de repente contrajera esta repentina enfermedad. Algo debió haber pasado que ha causado que él se comporte de esta manera. Debe de haber más pistas o información que no hemos descubierto aún. Estoy planeando quedarme en la Colina Aurous por un tiempo más para investigar y profundizar está situación. Quiero que te quedes aquí conmigo”.
Sean acepto cuando escucho las palabras de su padre y dijo: “Si, papá. Me quedaré aquí contigo”.
Donald asintió antes de decir: “Si ese es el caso, vamos a acordar con nuestro doctor para que llevemos a Kian de vuelta a Sudbury mañana temprano”.
Al decir eso, Donald se puso de pie antes de decir: “Vamos entremos y veamos a tu hermano”.
El padre y el hijo se pararon antes de empujar la puerta de la sala de cuidados intensivos. En ese momento, un fuerte y asqueroso olor los abrumó de inmediato.
Aunque las ventanas estaban todas abiertas y el extractor ya estaba encendido, el olor aún persistía inclusive pasado un largo periodo de tiempo.
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