Al verse inmersa en la escena de la gente lamentándose y llorando, Elaine se olvidó por completo de su dinero.
Cuando la idea le vino a la mente, se volvió hacia Charlie y le gritó: "¡Deprisa, pídeles que me devuelvan el dinero! ¡Ganaron más de dos millones de dólares de mí!".
Charlie les pidió que donaran su dinero a la Fundación Esperanza por dos razones, una era para castigarlas y la otra era para darle una lección a su suegra.
‘Siempre fuiste muy codiciosa e insatisfecha con tu situación actual, ¿no es así?’
‘Eras adicta al juego de azar, ¿no?’
‘Pensabas que podías hacer una fortuna y ser rica jugando al mahjong, ¿no?’
‘Bueno, ¡te dejé perder todo tu dinero para que esta experiencia se te quede grabada en tu mente!’
Charlie miró a las mujeres en el suelo y preguntó, sabiendo ya cuál sería su respuesta: "Oye, sobre el dinero que ganaste de mi suegra, ¡discutan rápidamente cómo van a pagarselo!".
Intercambiaron miradas perplejas y exclamaron: "Hemos donado todo nuestro dinero a la fundación, incluido el de ella...".
Charlie se volvió hacia Elaine y se encogió de hombros con indiferencia: "Lo siento, Mamá, no tienen el dinero".
"¡¿Qué?!". Elaine se quedó boquiabierta de horror y luego gritó con gran consternación. Se abalanzó hacia delante, agarró el pelo de Hannah con una mano y el de Linda con la otra, y sacudió sus cabezas violentamente. Incluso golpeó sus cabezas como si fueran dos bolas de bolos.
Gritó y las maldijo histéricamente: "¡Argh, perras! ¡Devuélvanme mi dinero! ¡¡¡Devuélvanmelo!!!".
Mucho pelo fue arrancado de su cueros cabelludos a causa de las sacudidas y tirones. Sus dolorosos lamentos resonaron por toda la casa. Hannah gritó angustiada: "¡Elaine, por favor, suéltame, Elaine, por favor! Tu dinero ha ido a parar en su mayor parte con Linda, yo sólo he ganado un poco de ti y lo he donado todo...".
Elaine soltó a Hannah y agarró el pelo de Linda con ambas manos. Luego, soltó una mano para abofetear y arañar su cara hasta que quedó cubierta de sangre y se estaba hinchando mucho.
Al cabo de un rato, Elaine exclamó: "¡Brazalete! ¡Mi brazalete! ¡Mi brazalete de jade!".
Gritó como una lunática mientras estiraba la mano hacia el bolsillo de Linda. De repente, gritó de dolor y retiró la mano. Se había cortado los dedos y estaban sangrando.
Aun así, volvió a meter la mano en el bolsillo de Linda y sacó una pequeña parte del brazalete de jade roto del bolsillo...
Elaine se sentó en el suelo y gritó desesperada al ver el brazalete roto.
¡El brazalete de jade que valía cinco millones de dólares!
¡Y ella lo había roto!
Las joyas de jadeíta más valiosas eran los brazaletes. Un brazalete de tan buena calidad podía alcanzar hasta cuatro o cinco millones en el mercado. Sin embargo, una vez rotos, sólo podían convertirse en anillos o colgantes que sólo valdrían unos doscientos mil...
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