Ella es mi medicina romance Capítulo 32

— Hola Doctora García ¿Que tal la mañana ? —Pregunta Josep al encontrarnos en el pasillo—.

— Bien. —sonrió— mejor de lo sé esperaba.

— ¿Segura?, es tu primer día y ya llevas quince horas de turno sin descanso — responde—.

— Si, pero es por lo que estudie —respondo—, es lo que amo. Así que no me siento para nada cansada, sin contar que he tenido descanso de esto. Por lo que regresó con baterías recargadas —sonrió plácidamente—.

— Ok, Salgo en dos horas —dice mirando su reloj— ¿Qué te parece si celebramos tu primer día?.

— Mmmmm —digo mirando los papeles que llevo— no se si pueda, ya tengo bastante trabajo, y ya sabes...

— ... Sabemos cuando comienza nuestro turno pero no cuando termina —decimos al unísono—.

— ¿Qué te parece si te ayudo para que salgamos ambos temprano? —Comenta Josep—.

— Mmmmm —pienso—.

— Voz en los parlantes: ¡Se le solicita a los neurocirujanos y neurólogos en la sala de emergencia!' Repito ¡Se solicita la presencia de neurocirujanos y neurólogos en la sala de emergencia!.

— Bueno, ha llegado nuevo trabajo —comenta Josep—.

— Ok, apresurémonos —le comento y emprendemos nuestra marcha—.

Tres horas después ...

Bueno por lo menos se logró atender a tiempo la emergencia —pienso—.

— Dra. buen trabajo —comentan mi equipo médico—.

— Igual ustedes, me alegra trabajar con ustedes —les digo— ahora, si no es más, iré a cambiarme para descansar.

Todos asienten y yo salgo del quirófano.

— ¿Cansada? — Pregunta Josep al salir del quirófano vecino—.

— Un poco —digo sonriendo— pero bueno, me alegra saber que eso no impidió que yo hiciera un pobre o mal trabajo.

— Ahora, ¿Que te parece la invitación que te dije anteriormente? —dice una amigable Josep—.

Me alegra saber que Josep está en el mismo hospital que yo, anteriormente cuando estudiábamos juntos, él era ese amigo que siempre estaba conmigo en las buenas y en las malas, ese que nunca me juzgó por mi status. Ese que a pesar de venir de una cuna de oro, no mira a los demás por encima del hombro.

— Me alegra que no hayas cambiado ni un poco a pesar de tanto tiempo —le comento—.

El me sonríe y me abraza fuertemente mientras me da un beso en la cabeza — a mí también me alegra que seas la misma chica de aquella vez—.

— Lamento decirte que ya no soy la misma —digo separándome un poco—.

— No se que te paso, pero se que a pesar de todo lo que hayas podido pasar —comenta— se que sigues siendo la misma dulce chica de antes. Por lo que me siento feliz de que seas parte de mi vida, otra vez —dice y me abraza nuevamente—.

— ¿Se puede saber qué está pasando aquí? —Comenta una voz masculina muy conocida—.

— ¿Pablo? —pregunto confundida—.

— Sí —dice mientras mira a Josep —¿Quien es este tipo? ¿Y porque te está abrazando?.

— Paulina ¿Quien es él? —Pregunta un confundido Josep—.

— Responde Paulina —dice un Pablo rabioso—.

Y yo quedo en shock por lo que sucede. ¿Enserio me está montando Pablo una escena de celos? ¡Y en mi lugar de trabajo! ¡Mi primer día de trabajo! Esto no puede ser peor.

— ¿Pablo, puedes calmarte un poco? —le digo a Pablo—’

— ¿Como me voy a calmar si apenas ayer dijiste que no te gustaba ninguno de aquí y hoy estás abrazado a un médico? —Comenta un rabioso Pablo— ¿Como puedes ser tan cercano a él si apenas hoy es tu primer día de trabajo?

— Mira, Pablo Evans — comentó— este no es el momento, ni el lugar para que estés haciendo esto.

— ¿Evans? —Pregunta un confundido Josep— ¿Pablo Evans? mmm seguramente eres uno de los hermanos de Estiben —dice como si eso diera respuesta a todo— ahora entiendo tu reacción.

— ¿Eh? —digo confundida—.

— Me da igual si conoces a mi hermano, pero a mi Paulina no te le acerques —dice jalándome de un brazo para apartarme del lado de Josep—.

Ruedo los ojos.

— Vaya, al parecer la escena de celos no a terminado —digo al aire—.

— Paulina te digo enserio, no me gusta que estés cerca de hombres —comenta—.

— Vamos Pablo, sé que en el mundo abemos más mujeres que hombres, pero eso no quiere decir que no me cruzaré con uno, sin contar. Que soy la única mujer en mi departamento.

Lo último le molesto más.

— Definitivamente venir a trabajar aquí no es buena opción —comenta mientras se dirige al hospital—.

— ¿Qué piensas hacer Pablo? —le pregunto—.

— ¿No es obvio? —dice— pedir por ti la renuncia, ya que definitivamente este no es un lugar para ti.

— Mira Pablo hasta donde yo se tu y yo no somos nada, Como para que me estés haciendo esto —le comento—.

— Todo lo que hago es por tu bien —comenta— ¿Sabes cuantos malos hombres hay en el mundo? ¡Muchos ! ¿Y si te tocas con un José nuevamente? —quedé en Shock, su sólo nombre me perturba—, lo siento Paulina no quería decir eso —comenta al notar mi impacto—.

— ¡Amor! —dice una voz femenina reconocible— ¿Sabías que estabas aquí y por eso viniste a buscarme? ¡Ah! ¿No les dije chicas? ¡Mi prometido es un amor! —dice acercándose cada vez a nosotros—.

— Aquí tienes a la mujer que deberías cuidar no a mi — le digo—.

— ¿De qué hablan? —Pregunta Daniela—.

— De cuánto te ama Pablo —comentó—.

— Aww yo te amo más mi amor —dice mientras se acerca para besarlo—.

— Ahora si me permiten, me retiro —digo—.

— Paulina no hemos hablado —dice Pablo agarrándome del brazo—.

— ¿Qué te pasa Pablo? Ignórala, ella es sólo una recogida de tu familia y hace todo lo sé hace para llamar tu atención —dice Daniela y Pablo se inmuta— Pablo suéltala —Pablo me sigue agarrando— Pablo suéltala o terminamos —después de cinco segundos me suelta poco a poco y yo me retiro— Ignórala amor, ahora está enfrente tuyo tu prometida, la que tanto quieres.

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