Ella es mi medicina romance Capítulo 31

Narra Pablo

— Es cierto —contesta— es por eso que te digo ahora mismo, que yo no puedo corresponder tus sentimientos. Literalmente me siento impedida de corresponderte.

— Lo sé —respondo— sé que es muy pronto pero yo…

— ... Lo siento Pablo —me interrumpe— no quiero que me prometas nada, ya que yo no quiero que pierdas tu tiempo conmigo. Por qué yo ya no quiero brindarle una nueva oportunidad al amor, ni contigo ni con nadie. Así que no malgastes energía. Ahora, con todo ya aclarado, lo mejor será que me vaya a dormir. Adiós.

Sus palabras directo a mi corazón como un martillo con el que golpeas con toda tu fuerza. Ahora sé lo que se siente ser rechazado y más duele si quien te rechaza es la persona que haz querido por tanto tiempo.

Y lo peor es que ni siquiera tengo una segunda oportunidad para declararme, ya que todo lo dejo claro.

Al día siguiente

Despierto más cansado de lo que me acosté, miro el reloj que está en la mesa al lado de mi cama, lo cual me dice que son las 12:30 del día. Tenía tiempo que no me sentía así, frustrado, decepcionado, sin salida.

Toda la noche me la pasé pensando ¿Por qué la vida es así?, Cuando juegas con los sentimientos de los demás, te quieren, te adoran. Pero cuando te le declaras a la persona que quieres sinceramente, te rechazan. El mundo es tan incomprensible o más bien las mujeres.

Toc, toc.. suena la puerta de mi cuarto.

— ¡No me molesten! —gritó— no quiero ver a nadie.

Lo menos que quiero es hablar con alguien, solo quiero estar encerrado en mi cuarto intentando dormir. Ya que solo he podido dormir cuando amaneció. Sin contar que no me siento psicológicamente preparado para ver a la mujer que ayer rechazó mis sentimientos sin ningún remordimiento.

— Hey Bro, vamos a salir un rato a divertirnos —dice Harry detrás de la puerta— ya es hora que de que te levantes, no has ni desayunado, ni almorzado.

— No tengo hambre —respondo aún en mi cama—.

— Entonces, salgamos a dar un paseo — comenta Aidan—, estamos muy aburridos acá solos.

— Diviértanse ustedes dos —respondo—.

— Vamos Pablo, todos han salido y solo estamos nosotros tres en la casa —comenta Aidan—.

— No estoy interesado —respondo—.

— Dejémoslo quieto entonces —responde Harry— vayamos a divertirnos nosotros. Es más ¿Por qué no vamos a buscar a Paulina a su entrevista de trabajo?

¿En serio fue a la entrevista de trabajo? —pienso— que mujer tan desobediente.

Sí, vayamos —dice Aidan—, ya que según una fuente confiable, Paulina si logra entrar en el hospital, estará rodeada de, según las primas de Javier, chicos perfectos.

— ¿Qué pasa? —digo saliendo disparada de la cama y abriendo la puerta abruptamente—.

— Vaya —dice Aidan aguantando la risa—, qué rápido te viene el interés de vernos cuando te mencionamos a Paulina.

— ¿Me hablaban? —pregunta Paulina quien aparece de repente—.

Los chicos me miran aguantando la risa.

— Nada, que ahora nos vas a hacer falta en la recepción de la empresa —dice Aidan dirigiéndose a Paulina— sobretodo a mi ?.

Paulina rueda los ojos y se marcha.

Suelto la respiración que tenía retenida inconscientemente.

— ¿No me dijeron que Paulina estaba en el hospital ? —reclamo a los chicos—.

— Me parece que escuchaste mal Bro, nosotros en ningún momento dijimos que Paulina estaba en el hospital —se excusa Aidan—.

— ¡¿Cómo que no?! —me indigno al escuchar su excusa— ¡Dijeron que iban a buscar a Paulina al hospital!

— Si, es cierto —responde Harry— pero nunca dijimos cuando —dice aguantando la risa—.

— Definitivamente, discutir con ellos es perder el tiempo — pienso—.

— Da igual —respondo—, aunque saben tengo una pregunta ¿Fue mentira que Paulina fue al hospital o que?.

— Sí, fue verdad —responde Harry y yo cuestionó su respuesta, la mitad de lo que dicen es mentira y la otra mitad es una verdad disfrazada—.

— ¿Si no me vas a creer para que preguntas ? —cuestiona Harry—.

Sin contar que tienen el mismo, trabajo que tú —responde Juliana— y eso sí que da muchos puntos a favor.

Narra Pablo

Basta, Juliana, me estás matando.

— Si es cierto, —responde Paulina— son simpáticos físicamente, son muy inteligentes ya que está profesión requiere de arduo estudio teórico y práctico...

— ... Sin contar que son muy geniales en su forma de ser — dice Juliana—.

— Sí, es cierto —responde Paulina—.

— ¿Puedo estar más jodido que ahora? —pienso mientras me entristece está conversación, quizás no debí de levantarme de la cama—.

— Pero.. —dice Paulina y un rayo de esperanza se asoma en mi horizonte— jamás estaré interesada en un hombre que trabaje en el mismo lugar que yo, sin contar que tenga la misma especialización que yo. Ya que, eso es bueno para tenerlo como amigo, pero como pareja sería aburrido.

— Eso quiere decir que… —dice Juliana—.

— Sí, no estoy interesada en ninguno de mis futuros colegas, no me gustan los médicos como pareja, para mí es mejor como amigos —dice Paulina— además no estoy interesada en ningún tipo de relación amorosa. Ahora sí me permiten, iré a estudiar un poco —dice mientras toma su sándwich y una bebida—.

Espero a que esté lejos...

— ¡Sí!, No le gusta ningún chico de esos a Paulina, es que yo sabía Paulina no es como todas, ella es especial. Por eso es que me gusta —digo alegre—.

— Bien hecho —dice Harry—.

— Me sorprende que tus cambios de humor están tan entrelazados con lo que piense Paulina —dice un Aidan horrorizado—.

— Ignóralo, Pablo —dice Juliana— solo lo dice porque nunca se ha enamorado.

— Da igual, ahora tengo un rayo de esperanza —comentó— nada de lo que digan me ara cambiar de humor.

Paulina lucharé por qué me aceptes poco a poco. Por qué se que tu y yo estamos destinados a estar juntos.

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