Ella es mi medicina romance Capítulo 51

Como loco llamo a mis hombres para que corroboren la información, mientras corro al estacionamiento de la empresa, rumbo a mi casa.

— Espera, hermano —dice un Harry agitado — no puedes conducir en este estado. Es peligroso.

— ¿Peligroso? —digo indignado— peligroso es que ese hijo o hija de puta que me está jodiendo la vida, esté cerca de mi con esta pura rabia que tengo.

— Lo entendemos —dice Javier intentando recuperar el aliento— pero tenemos que pensar con cabeza fría todo esto.

— Y correr 28 pisos por las escaleras, a pesar de que es un buen ejercicio, no es recomendable en tu estado ni para ti ni para nosotros que te veníamos persiguiendo —comenta Fred con algo más de calma por haber corrido para alcanzarme—.

— Dios, jamás había corrido tanto en mi vida —dice Aidan— esto no es para mi.

— Chicos —digo suspirando— se cuan preocupados están por mi, pero ahora lo que necesito es llegar al fondo de esto.

— Y lo harás —comenta Javier— pero con nuestra ayuda. Estamos juntos en esto, como en todas las demás cosas. Así que si piensas que harás esto sólo, estás equivocado.

— Es cierto —comenta Fred— cinco cabezas piensan más que una.

— Exacto —dicen al unísono —.

— Podremos juntos mirar las cosas de manera calmada —comenta Harry— quizás así encontremos alguna pista o algo que nos sirva.

— Sí, ahora mismo no sabemos quién está detrás de esto — comenta Javier— tienes muchos enemigos así que cualquiera podría ser.

Aidan quien tiene la nota en sus manos la observa de nuevo

— Un momento —dice Aidan— Pablo —dice acercando el papel con la nota— ¿No te parece que hemos visto está siglas anteriormente?.

— ¿T.W.? —pregunto confundido—.

Y una luz ilumina mi mente al igual que Aidan.

— ¡Daniela! —gritamos al unísono —.

Los chicos nos ven como si fuéramos locos, pero todo tiene sentido. Desesperados, corremos a un auto y los demás nos siguen.

Entró en el asiento de piloto y enseguida los chicos entran al auto, estando Aidan en el haciendo de copiloto y Javier, Harry y Fred en los asientos de atrás.

— Ahora todo tiene lógica —comenta Aidan—.

— No sé de qué hablan, pero yo no les encuentro la lógica —dice Javier confundido— ¿Soy el único? —Pregunta mirando a Harry y Fred que niegan inmediatamente— me alegra saber que no soy un tonto que no entiende lo que ellos hablan.

— Lo que sucede es lo siguiente —comentó sin dejar de conducir— hace meses atrás ¿Se acuerdan que ingrese en el teléfono de Daniela un virus que me ayudaba a ver los mensajes y escuchar las conversaciones que a ese teléfono llegaban?

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina