Después de múltiples hipótesis de donde podrían estar las chicas. Aidan y Pablo decidieron que era necesario expandir la zona de búsqueda, en vez de resignarse a las muertes repentinas de las dos chicas que tenían en su mente y corazón.
Esperar los resultados de los laboratorios para confirmar la muerte de Paulina, era perturbadora. Sin embargo, Pablo mantenía la esperanza de que todo fuera una simple confusión.
Y debido a la poca información que tenían al respecto, su única opción era torturar al chico que yacía inconscientemente en aquel cuarto de penumbras.
Ninguno de sus amigos era naturalmente violento, ya que normalmente utilizan su inteligencia para los negocios. Sin embargo, la inteligencia y tranquilidad que caracterizaba a Aidan y Pablo, los había abandonado completamente, recurriendo a los instintos primitivos que todo hombre tiene cuando se meten con lo suyo.
Pero nada de los golpes y las múltiples torturas que para él hacían, surgía efecto. Su actitud arrogante a pesar de la situación en la que se encontraba era de alguna forma de admirar. Todos estaban perdiendo la paciencia, incluso Harry quien en todo momento había mostrado tranquilidad.
— Déjenme hablar con él —dijo Estiben, quien desde que llevaron a Joseph a ese cuarto más nunca lo había visto. Sin embargo, sabía que lo estaban torturando por los múltiples gritos que lograban ingresar en los audífonos que todos compartían para comunicarse—.
— No —dijeron al unísono los tres chicos—.
— Por lo menos piensen lo que les digo antes de responder —dijo un indignado Estiben —.
Los chicos volvieron a decir no después de un silencio sepulcral.
Dicha respuesta, de cierto modo no lo sorprendía, llevaban tres días en ese lugar y durante ese tiempo había insistido incansablemente en su reunión con el que pensaba era su amigo. Frustrado por su negativa, pensó en lo que haría Paulina si estuviera aquí. Una sonrisa pasó fugazmente por su rostro, que reflejaba alegría y nostalgia.
Sabía que aunque Paulina era una chica que si algo quería lo hablaba de manera razonable. Cuando esa estrategia no le daba el resultado esperado, utilizaba lo que ella mencionaba cómo utilizar la psicología a tu favor. Saber por donde meterte a tu adversario era crucial, saber qué métodos utilizas era indispensable para asegurar o no tu triunfo.
Estiben sabía que el punto débil de Pablo era Paulina y que producto de ese desespero por encontrarla —con vida— estaba dispuesto a cualquier cosa.
Analizó la situación y después de sortear su suerte, dio frente a la situación.
— Se que no quieres que me reúna con el —comentó Estiben— bien sea porque me he involucrado en esto más de lo que deseabas — Comentó mirando a su hermano—. Entiendo que a pesar de que soy tu hermano mayor, siempre has querido que todos los que tu amas no se involucren en tu lado oscuro de la luna.
Bien sea por protección para nosotros, aplicando que el que menos sepan mejor, o por miedo a que rechacemos las conductas que aquí realizan —dice señalando el cuarto de juegos —. Sin embargo, debes de tomar en cuenta que no todo sale como uno lo desea o espera. Y que, aunque te estoy haciendo sentir incómodo por mi instancia. Debes también entender que me siento culpable por lo que ahora puede estar pasando Paulina.
Pablo quién tenía una actitud fría ante el discurso de Estiben se desmoronó apenas mencionó Paulina
— Me siento culpable porque fui yo quien le pidió ayuda a Joseph para que Paulina trabajará en el hospital. No contaba con nada de lo que pasó, ni siquiera lo presentía en lo más mínimo. Pero eso no quiere decir que no sea consciente que mi accionar fue el que inició lo que ahora nos tiene en incertidumbre.
— Entonces ¿Esperabas mi visita? —comenta Estiben intentando de analizar su expresión —.
— La verdad es que si — dijo sin más— ya extrañaba tu cara de idiota. Ya me había aburrido de los otros dos. Uno quien se cree un auténtico diplomático tanto en su andar como en su manera de expresarse, lo cual solo causa gracia.
Aidan miraba a Harry de reojo con una leve sonrisa en su rostro, ya que al igual que sus dos amigos miraban y escuchaban perfectamente todo lo que allí ocurría.
— Y el otro —comenta Joseph— un idiota igual o peor que el anterior. La única diferencia es que este intenta ser una copia de Bryan Mills, sólo que Bryan Mills si utilizaba su cerebro para hacer hablar a sus víctimas. Lo que demuestra que sólo llega a una mala copia de Jasón Voorhees, interesado en querer hacer daño sin pensar en el método ni qué beneficio te traerá con ello. A decir verdad, compáralo con Jasón, es una ofensa para el pobre Jasón en sí —dice mientras ríe—.
Aidan se levanta abruptamente después de escuchar esas palabras caminando rápidamente hacia la salida del lugar.
— Cálmate Broh —dice Harry sin mirarlo— déjalo que diga todo lo que quiera. Eso es sólo una señal de que está muerto del miedo y que su forma de esconderlo es con humor.
Sólo espera a que Estiben pueda sacar alguna información y podrás demostrarle primitiva o de manera inteligente cuánto lo puedes hacer sufrir. Recuerda, Paulina y Yohana están desaparecidas y ese hombre que está allí es uno de los pocos que saben dónde está.
Aidan suspiró profundo y se sentó nuevamente en su silla, mientras Pablo recibía una llamada. Se quedó pensando en que debía soportar los insultos de Joseph con tal de obtener información de las chicas.
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