Ella es mi medicina romance Capítulo 58

Estiben salió de aquel cuarto cabizbajo.

— Es increíble como una sola persona puede dañar tanto —comenta Estiben al encontrarse con los chicos—.

— ¿Y si la Diosa es T.W.? —Pregunta Harry—.

— Sería terrible —dice Aidan— desde hace mucho tiempo que nadie sabe de la diosa.

— Ximena — responde Pablo desde su asiento— no se llama diosa, su nombre es Ximena y es todo menos una diosa. La cual si está relacionada con Paulina voy a encontrarla y enviarla al mas allá.

Los tres chicos se quedaron en silencio.

Flashback

— Estoy tan feliz, amor —dice Ximena con alegría—. Otro logro más —dice alzando una copa de champaña para celebrar el triunfo—.

Pablo alegre choca su copa con la de Ximena

— No habría logrado nada de esto sin ti, mi diosa — dice acercando a Ximena contra su cuerpo—.

— Basta, me avergüenza que me digas diosa —comenta Ximena sonrojada—.

— Eres mi diosa, porque solo las diosas son perfectas —comenta Pablo— angelical y hermosa por fuera e inteligente y sincera por dentro. Una combinación que pocas tienen. — Ximena sonríe— y que solo es mía —dice en el oído de Ximena—.

— Me alegra saber que en tu mayor logro como empresario pude aportar mi granito de arena —dice Ximena alegre—.

— Aportaste mucho —comenta Pablo— tú fuiste la que trajo esos inversionistas a mi empresa y gracias a tantos proyectos que hemos efectuado con ese dinero. Hoy en día podemos ser la empresa más grande de todo México — dice abrazándola— un sueño que gracias a tus esfuerzos se hicieron realidad —dice dándole un beso apasionado— te amo mi diosa.

Mucho ruido se escucha fuera de la oficina por lo que Pablo extrañado por dicho ruido sale a ver la causa de este.

Al abrir la puerta con lo primero que se encuentra es con muchos policías apuntándolo directamente a él.

— Quieto, señor Evans —dice uno de los hombres acercándose a él— estamos aquí para arrestarlo —comenta mostrando una orden de arresto— queda detenido por el delito de lavado de dinero, producción y exportación de droga y tráfico de blancas —dice mientras violentamente esposa a Pablo—.

— ¿Qué? — pregunta Pablo confundido—.

— Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga puede ser y será utilizado en su contra — comenta arrastrándolo—.

— Esto no puede ser. ¡Tienen que estar equivocados! — Dice Pablo todavía en shock— yo no soy culpable de nada de lo que me acusan, tiene que ser una equivocación. Ximena explícales —grita mientras lo empujan a la salida.

— Gracias, señorita Thompson por su ayuda —comenta uno de los oficiales—.

Pablo quien logra ver esa escena, queda totalmente confundido.

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