En las manos del presidente (COMPLETADO) romance Capítulo 11

Cualquier persona que estuviese mirando al hombre del otro lado del escritorio diría que estaba viendo al mismísimo presidente del país. La mirada era idéntica a la del presidente y eso era algo que sabía cómo usarlo a su favor en dado caso de que fuese necesario en su momento.

Las personas que estaban en su despacho, fueron saliendo poco a poco dejando a las tres mujeres solas con él. Si Ian era de temer su hermano también lo era. 

— Sólo te di una maldita orden y no la sabes cumplir como se debe — dijo, con voz neutra —. Tenías que ofrecerle un buen sexo al idiota de Zaid y punto —ladeó el rostro —, ¿Es que acaso ya ni para eso sirves?

— No es nada de eso, señor. Es solo que Zaid tiene a alguien más — jugó con sus dedos —. Cada vez que llegaba a la casa que ambos compartimos llegaba con otro olor y todo eso sucedió después de navidad — subió un momento la mirada y luego la volvió a bajar —.  Zaid no me llevaba a ninguno de sus viajes después de eso, y la verdad no tengo idea de donde duerme cuando no iba a casa.

— Así que Zaid tiene una pequeña perra en su cama y no es su esposa — dijo, pensativo, tocándose el mentón —. Interesante, muy interesante — miró a las dos mujeres restantes —, ¿Qué tienen que decir de esto?

— Lo mismo que ella, al parecer no sólo es Zaid sino también Ian y Leonard  — dijo Jessica, antes que Camila —. Ellos tres tienen sus cosas bien ocultas. Ian desde hace un tiempo duerme fuera de la casa presidencial y cuando regresa llega con un olor que no es de una omega cualquiera…

— ¿Qué estás tratando de decir? 

— Que Ian también tiene a alguien, pero esa persona tiene más de dos olores — suspiró —. Se acostaba con diferentes personas a lo largo de estos años y eso es algo de lo cual todos sabemos e incluso el país pero se hace de oídos sordos y oídos ciegos para cavar su propia tumba si le llevan la contraria — Edward asintió, estando de acuerdo con ella —. Pero, esta persona con la cual se ha estado acostando durante un tiempo es alguien que lo tiene a sus pies con solo decir una palabra y no una orden.

— Eso puede explicar mucho — pasó una de sus manos por el rostro —. Mi hermano sabe cómo jugar bien sus cartas y en menos de veinticuatro horas el país tendrá la última palabra una vez más y por lo que escuché, Ian romperá la constitución de este país para ser el único líder sin la necesidad de que se hagan más elecciones.

— Escuché una conversación de Leonard con Zaid e Ian hace unos días —  dijo Camila —. Ellos planean ser los únicos líderes del país, quieren formar una dictadura sin importar lo que suceda en el futuro. Eso es algo de lo cual todo el país no sabe y que podemos usar en su contra antes de las elecciones de mañana para que Ian no gane — le pasó una pequeña grabadora —. Aquí está grabada toda la llamada de principio a fin por ellos hace unos días y la verdad es que es buen material si lo usamos en su contra alguna vez.

Edward tomó la grabadora en sus manos y la guardó en una de las gavetas de su escritorio ante la atenta mirada de las tres mujeres. No obstante, no descartó la idea de hundir a su hermano un día antes de las elecciones por lo que estaba decidido a que Ian no ganara una vez más esas malditas elecciones y que el país no tenga que lidiar con alguien como él.

Solo había cinco partidos los cuales, solo dos eran los mayoristas y él controlaba uno de esos dos, pero de forma anónima para no levantar sospechas alguna de que Ian tenía un hermano gemelo y que era él. Sobre todo que Ian pudiese usar eso como un punto a su favor como ha hecho de las cosas durante años y años.

Primero fue su abuelo el presidente del país, seguido de su padre que pocos meses después él mismo se había encargado de matar con sus propias manos por preferir a su hermano antes que a él. Pensaba que después de la muerte de su padre y abuelo las cosas serían diferentes para él, que al fin podía lograr su objetivo pero todo fue en vano cuando Ian se dispuso a tomar el lugar de su padre y el país lo amaba como si fuese la última coca cola del desierto.

Fue una distracción buscar a esas mujeres para tener bien vigilados a esos tres, pero todo se estaba saliendo de control con esas nuevas invitadas en su camino. Aunque, pensándolo bien, esa podía ser una solución a sus problemas si ellos se disponían a investigar a fondo todo lo relacionado con Ian y esas mierdas.

— ¿Cómo es el olor que Ian siempre lleva con él cuando llega a la casa presidencial? — preguntó, con mucho interés.

— Es un olor desagradable para mis gustos, pero siempre huele a dos olores de omegas diferentes. Pero lo más raro, es que los dos olores vienen mezclados. Es de una zorra y una gata.

— Una híbrida — dijo Edward para sí mismo — Ian está con una maldita híbrida.

— ¿Hibrida? — preguntó Beatriz, la ex esposa de Zaid —. Eso es algo imposible, los híbridos son un mito que fue callado por años. 

— Mi madre era una hibrida. Mitad leona y mitad leopardo — la cayó, con una mirada severa —. Mi padre se casó con ella porque era una mujer fuerte, pero no el amor de su vida. La marcó, pero eso no quería decir que era su alma predeterminada. Aunque eso de las almas gemelas no me cabe del todo y tampoco creo en que sea verdad — miró a las tres mujeres —. Su labor no es más que hacer que las putas reglas que hago se cumplan. Ahora irán ustedes dos — señaló a Camila y a Jessica  —. En sus casas, tengo que hacer algo con Beatriz.

Ambas mujeres salieron dejando a la ex de Leonard con los nervios de punta, si de algo estaban las tres seguras era que esos dos hermanos eran igual tanto físicamente como mentalmente. Tenían las mismas técnicas de torturas y eso era algo que habían experimentado en su momento de vida.

— No medirán lo que tengo que hacer con Rachel — se pasó la lengua por los labios —. Rachel es mía y puedo hacer lo que quiera con ella.

— Eso lo sabemos, pero debes de tener en cuenta de que Rachel en una híbrida  — susurró Leonard —. Con sólo una simple brocha que hagas con ella puede quedar preñada de tu hijo y eso nos puede traer muchos problemas de los cuales no me quiero ni imaginar lo que pasaría después.

— Hagan silencio — se tocó las sienes —. Me dan dolor de cabeza, mejor metanse en sus estúpidos problemas y a mi déjenme con los míos y si necesito ayuda les hago una señal de humo — se levantó del sofá y fue hacia el bar de la sala —. Necesito un maldito trago.

— Las cosas están color de hormiga, la oposición sabe cómo jugar bien sus cartas y las está usando en nuestra contra, señor — dijo, uno de los hombres detrás de un escritorio improvisado.

 — ¿Qué quieres decir?

— Hace un rato salió otra grabación entre ustedes y hemos bajado mucho con los votos y eso no luce para nada bueno — aflojó la corbata —. Pero al parecer tenemos algo sobre la maga, porque la oposición también bajó en votos y más que nosotros — le entregue un video en su celular para que lo viera —. Nadie quiere un presidente que ande en prostíbulos de mala muerte en el país y que también ande de difamador antes los demás — sonrió —. Hice algunos ajustes en los audios que están por todos lados e incluso cambie las voces — señaló las encuestas —. Una vez más está a la cabeza y solo es cuestión de minutos para saber quién es el presidente del país.

Ian sintió como el alma le volvía al cuerpo al escuchar esas palabras salir de la boca de ese hombre. Le dio un sorbo a su vaso y caminó hasta la ventana donde vio a su esposa llegar con varios guardaespaldas de sabrá Dios donde. Negó con la cabeza y siguió mirando la calle pensando en las cosas de las cuales en su vida había hecho.

La muerte de sus padres, su abuelo siendo presidente y por último él con una simple híbrida esperándolo como si fuera la última coca cola del desierto. No iba a negar en absoluto que la poca experiencia que Rachel tenía a la hora del sexo era excitante.

Ian se dio la vuelta cuando escuchó el grito de varias personas festejando y él sonrió de lado al imaginarse lo que era.

— Felicidades, señor presidente.

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