Ante el constante interrogatorio de Natalia, no tuve opción más que admitir que Miguel era mi ligue de aquella noche.
—Andrea, creo que Miguel Sosa es una opción decente. Siento que te irá mejor con él que con el patán de Josué.
Quizá con la esperanza de que superara mi ruptura, Natalia comenzó a ponerme ¡deas malas en la cabeza. Negué con la cabeza en exasperación, me lamenté de su impresionante imaginación.
«Solo estuvimos juntos una noche, no hay nada entre los dos. Además, somos de mundos distintos: él es un hombre importante que puede sacudir la ciudad entera con un simple movimiento de su mano y tiene bienes por todo el país. A pesar de que mantiene un perfil bajo, todos saben que es un magnate invisible.
—Lo de Miguel Sosa y yo es imposible, así que no divagues con tu imaginación.
Cuando dije esto, me dirigí a mi habitación para destacar.
-Él es el superior inmediato de Josué. ¿No viste cómo Josué lo trató con respeto como si fuera un plebeyo ante la realeza cuando lo vio hoy? Ah, ¡de solo pensar que sales con él es gratificante!
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