Encuentro cercano romance Capítulo 115

Después de tomar aquella taza de café, Alejandro fue al baño muchas veces ese día y estuvo a punto de colapsar. Aunque era fuerte como un toro, no pudo resistir la diarrea.

Danitza miró a Alejandro y no supo que hacer en ese momento, así que decidió que iría a comprarle alguna medicina. Entonces, Danitza salió hacia la farmacia más cercana, al ver a Alejandro correr así, ella se sentía un poco angustiada.

Después de que Victoria terminara de entregar los materiales, justo vio a Danitza salir por la puerta de la empresa. Se alegró en secreto y llevó consigo los bocadillos que había comprado y que tanto le gustaban a Alejandro hacia el despacho del presidente.

Cuando empujó la puerta, no había nadie en la oficina. Victoria se sintió muy extrañada, pues no vio salir a Alejandro de la empresa

Se quedó un momento en el despacho cuando oyó que la puerta del baño se abría y vio a Alejandro salir de él.

—¿Victoria? —Alejandro había querido hacerse el débil delante de Danitza, pero una vez que salió y vio a Victoria, éste se sorprendió un poco y mantuvo su templanza.

—Alejandro, te he comprado el pastel de chocolate que tanto te gusta comer. —Victoria sonrió como una florecita mientras miraba a Alejandro.

—Victoria, ¿no hemos acabado con esto? ¿Acaso lo has olvidado? —Cuando vio a Victoria, Alejandro no se alegró, sino que, por el contrario, se sintió muy molesto.

Victoria tomó la mano de Alejandro para llevarlo a comer pastel, pero ésta fue retirada de un tirón por Alejandro.

—Alejandro, no lo he olvidado, es que he visto el pastel de chocolate que te gusta y no he podido resistirme a comprarlo. —Dijo Victoria con la cabeza inclinada en señal de resignación.

—Deja las cosas y no vuelvas a hacer eso. —Alejandro volteó la mirada hacia un lado.

Realmente estuvo a punto de perder a Danitza por culpa de Victoria, pero afortunadamente Danitza es una chica comprensiva.

—Bueno, entiendo. —El corazón de Victoria estaba lleno de odio hacia Danitza, pero delante de Alejandro, tenía que fingir ser amable y generosa.

Victoria se dirigió lentamente hacia la puerta, parecía que había visto a Danitza regresar y estaba a punto de abrir la puerta. Sin embargo, Alejandro, con el rostro hacia un lado, no se dio cuenta.

—¡Ay! —El pie de Victoria se tropezó y ésta se abalanzó sobre Alejandro, que instintivamente la atrapó entre sus manos.

Danitza abrió la puerta con la medicina para la diarrea en la mano, y lo que vio fue una imagen muy íntima de Victoria saltando a los brazos de Alejandro, quien la abrazaba con fuerza.

—¿Ustedes...? —Danitza cerró la puerta tras ella y entró, mirando a Victoria con los ojos bien abiertos.

—Danitza, no es lo que parece, de verdad, no culpes a Alejandro. —Victoria se apresuró a explicar, pues quería que Danitza sospechara.

—No le culpo. Si no tienes nada más que hacer aquí, deberías retirarte. El presidente no se encuentra bien hoy y necesita tomar su medicamento. —Danitza puso la medicina en la mesa de Alejandro y fue a servirle agua.

—Eres muy amable, Danitza, temía que lo malinterpretaras. —Victoria volvió a decir, y luego se alejó cojeando.

Realmente se lastimó el pie justo para que la actuación fuera más realista.

Danitza entonces siguió a Victoria hacia la puerta, Victoria se volvió hacia Danitza y sonrió, —Danitza, no hay necesidad de que vengas a despedirme. Ve y cuida bien de Alejandro.

—Oh..., no pretendía hacerlo, solo he venido a asegurar la puerta. Siempre es malo que entren extraños cuando estamos solos en el despacho como pareja. —Danitza sonrió a Victoria.

La cara de Victoria cambió al instante, pero igual trato de no mostrar su enfado, así que asintió y se fue.

—La puerta de vidrio fue cerrada de golpe por Danitza.

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