Encuentro cercano romance Capítulo 131

Nora no sabía cuánto tiempo se había quedado dormida y solo se despertó cuando Mauricio la llamó un par de veces desde la puerta.

—Sr. Mauricio, ¿ya está disponible el jefe de la Inmobiliaria Los Pinos? —preguntó Nora en cuanto abrió los ojos.

Acaba de tener un sueño, en el que Mauricio era el jefe de la Inmobiliaria Los Pinos, y firmaba todos los contratos rápidamente. Qué sueño tan divertido.

—Sí, lo está. Prepárate y ven conmigo. Te espero fuera. —Le dijo Mauricio a Nora.

—Entiendo, estaré lista en un minuto. —Nora se apresuró a salir de la cama, se puso los zapatos y se arregló la ropa y el pelo, y para terminar se pintó los labios. Luego, se miró en el espejo.

Aunque no era del tipo deslumbrante, su rostro era bastante agradable a la vista. Creía que dejaría una buena impresión en el presidente de la Inmobiliaria.

Abrió la puerta y vio a Mauricio esperándola fuera. Nora le sonrió algo avergonzada. Después de lo ocurrido esta mañana, Nora se sentía un poco incómoda al tratar con Mauricio.

—¿Ya estás lista? Entonces vamos. —Dijo Mauricio.

—De acuerdo. —Nora siguió a Mauricio hasta otra habitación. La habitación era grande, y el café ya estaba preparado dentro, esperando a que llegaran los interesados para que tuvieran una charla de negocios.

—Toma asiento. Bebe un poco de café. —Mauricio le pidió a Nora que tomara una taza de café y se sentó frente a ella.

Nora tomó un sorbo de la taza y lo encontró delicioso. Sin embargo, en ese momento no estaba de humor para disfrutar del café, pues estaba allí para la negociación comercial y su objetivo era conseguir que el presidente firmara el contrato.

Nora se enfadó un poco al no encontrar rastros del presidente en la sala.

—Sr. Mauricio, siento lo de esta mañana, pero eso no le da ninguna razón para que se burle de mí. ¿Dónde está el presidente de la Inmobiliaria Los Pinos? —Nora estaba segura de que la habían engañado ya que no había señales de nadie más.

—¿No ves que hay una persona sentada aquí? —Mauricio se señaló a sí mismo.

—Ya sé que estás sentado aquí, pero no eres el presidente de la Inmobiliaria. ¿Por qué debería hablar contigo? ¿Acaso tú puedes tomar la decisión por la empresa? —Nora miró a Mauricio con desdén.

Todo el mundo sabía que Mauricio era un vividor, por eso su padre no podía confiarle El Grupo Costa.

Cuando Mauricio vio la expresión de Nora, puso una cara irónica. Prefería creer en los rumores en vez de creer en lo que veía con sus propios ojos.

—Nora, yo soy el presidente de la Inmobiliaria Los Pinos. Si quieres hablar, puedes empezar ahora mismo, ya que mi tiempo es muy valioso. —Dijo Mauricio con rostro severo.

Nora se sentó erguida en ese momento. No se creyó la tontería de que Mauricio era el presidente de la Inmobiliaria. Si su tiempo era tan valioso, ¿por qué iría al Grupo HD por ella a primera hora de la mañana?

—Ya basta. No tiene ninguna gracia. Sé que no pudiste convencer al presidente de la Inmobiliaria de que se reúna conmigo, y no te culpo. De todos modos, tengo tiempo mañana, así que puedo ir a esperarlo a la empresa. —Nora se levantó, recogió su bolso y se dispuso a marcharse.

—De acuerdo, puedes seguir esperando allí mañana. —Mauricio no quiso decir nada más. De todos modos, ella no le iba a creer. Ahora que ella había rechazado la oportunidad que él le había ofrecido, no estaría mal hacerle sufrir un poco...

Nora se fue sin mirar atrás. Maldijo a Mauricio mientras se alejaba. «Este hombre me ha hecho perder un día entero para nada».

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