Encuentro cercano romance Capítulo 130

Mientras Nora esperaba al presidente de la Inmobiliaria Los Pinos en el aparcamiento, oyó que alguien la llamaba. Al instante supo quién era, ya que le resultaba muy familiar su voz. Pues Nora le dijo a la persona que le pertenecía esa voz que se fuera esta mañana y no esperaba volver a encontrarlo aquí.

—Sr. Mauricio, ¡qué coincidencia! ¿También ha venido a ver al presidente de la Inmobiliaria Los Pinos? —Nora puso una sonrisa inmediatamente. Más le valía ser amable con la gente mientras trabajaba.

Mauricio sonrió al escuchar que Nora quería ver al presidente de la Inmobiliaria Los Pinos.

—No estoy aquí para verlo, solo pasaba por aquí. Por cierto, puedo llevarte a casa, ya que no es fácil pedir un taxi aquí. Si no vas en mi coche, tendrás que esperar mucho tiempo hasta que llegue el autobús. —Mauricio aconsejó a Nora que subiera a su coche con buenas intenciones.

Al escuchar sus palabras, Nora se dio cuenta de que ahora estaba en los suburbios. Además, el director acababa de llevarse el coche, por lo que parecía que no tenía otra opción que coger el coche de Mauricio.

—Sr. Mauricio, ¿me podría esperar un rato? Quiero quedarme hasta que salga el presidente, pues tengo que decirle algo muy importante. —Nora estaba ahora en un dilema.

—No es necesario, pues él no saldrá. Pero puedes hablar conmigo, que será lo mismo. —Mauricio metió a Nora en el coche.

—Llevo mucho tiempo esperándolo, así que tengo las piernas entumecidas. Espera un poco más, por favor. —Dijo Nora con voz suave y dulce. Su expresión de impotencia hizo que Mauricio se echara a reír.

—Vamos. Es hora de almorzar. Si ahora almuerzas conmigo, te llevaré a ver al presidente después del almuerzo. ¿Qué te parece? —Le dijo Mauricio a Nora.

En ese momento, la barriga de Nora empezó a rugir.

—De... acuerdo. Promete que me llevarás a ver al presidente después de comer. —Nora también tenía hambre, por lo que no estaba mal tener un almuerzo gratis.

Así que Nora se subió al coche de Mauricio y volvió al centro.

—Los mismos platos de siempre y un helado de postre. —Mauricio llevó a Nora a un salón privado y ordenó algo.

—No pidas demasiado. Me temo que no podremos comerlo todo. —Cuando Nora escuchó «los mismos platos de siempre», pensó que debían ser muchos.

—¿Entonces no quieres helado? —preguntó Mauricio.

—Sí quiero. —El helado era el postre favorito de Nora. A ella no le importaban los demás platos, pero el helado había que pedirlo.

Mientras el camarero tomaba el pedido y se marchaba, Mauricio se puso a charlar con Nora.

—Nora, ¿para qué quieres ver al presidente? ¿Cuál es el problema?

—El presidente del Inmobiliaria Los Pinos es un magnate inmobiliario. Nuestra empresa quiere convencerle de que utilice materiales de construcción suministrados por nosotros. El director me pidió que me encargue de ello, pero no tengo la confianza. Aunque la Inmobiliaria Los Pinos se creó hace pocos años, ahora es muy grande, pero muy poca gente sabe cómo es su presidente. Lo único que he averiguado es que su coche es un Ferrari rojo. —Dijo Nora sin ninguna confianza en su voz.

Ni siquiera sabía cómo era el presidente. ¿Cómo iba a conseguir concertar una cita y hablar con él?

—Yo tengo un Ferrari rojo. —Mauricio le dio una pista a Nora.

—Es normal que un hombre rico como tú tenga un coche tan lujoso. Estoy pensando que debe haber mucha gente en la ciudad que tenga este tipo de coches. Yo no puedo detenerlos y preguntarles a cada uno si son el presidente de la Inmobiliaria Los Pinos, ¿verdad?. —A Nora no se le ocurrió inmediatamente que el presidente del Inmobiliaria Los Pinos fuera posiblemente Mauricio.

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