Encuentro cercano romance Capítulo 172

—Victoria, ¿cómo es que los Hernández confían tanto en esa perra de Danitza? Hemos usado tantos trucos para abrir una brecha entre ellos, pero ella aclaró las cosas con solo unas palabras. Ella realmente me hizo enojar. —Después de que Ema se enterara de lo que había pasado en casa, fue a ver a Victoria.

Victoria estaba bebiendo su café con gracia. Cuando escuchó esto frunció el ceño, ya que pensaba que Danitza era realmente afortunada. Muchos miembros de la familia se pusieron de su lado, incluso logró que Alfonso se disculpara con ella. Lo peor fue que ella consiguió firmar un contrato con Chloé y Manon.

Al pensar que Danitza había firmado un contrato con Chloé y Manon, Victoria sintió celos. Chloé y ella se conocían desde hacía muchos años, por lo que había pensado que Chloé cooperaría con ella en uno o dos proyectos por el bien de la amistad. Sin embargo, cuando hablaba con Chloé de ello, ésta seguía evitando el tema.

«¿Pero cómo consiguió esa perra el contrato con Chloé y Manon?». Eso desconcertó a Victoria.

—No hay prisa. Ahora mismo, nuestra prioridad es hacer que Alfonso y Alejandro odien a Danitza, ya que los demás son insignificantes. Solo Alejandro y Alfonso tienen la última palabra en la familia. —analizó Victoria.

—Entonces, ¿qué debemos hacer? Me muero por ver cómo Danitza se vuelve miserable, y cuando se así, me sentiré realizada. Victoria, ¿puedes mudarte a nuestra casa también? La abuela es demasiado vieja, mientras que la madre de Paulo no es inteligente. No puedo vencerlos sola. —Ema le rogó a Victoria que se mudara a la mansión de los Hernández.

—¿¡Eres estúpida!? ¿Qué excusa tengo para mudarme? ¿Ser la novia de Rolando? ¿Cómo puedo vivir con él antes de nuestro matrimonio? ¿O sea, qué pasa con mi dignidad? Traeré la vergüenza a mi familia. —Victoria regañó a Ema por ser estúpida.

—Lo siento, no lo pensé bien. Victoria, no te enfades. —En este momento, Ema no tenía otra opción que confiar en Victoria para que le ayude.

—Olvídalo. Sé que solo estás ansiosa, pero no me apresures. Encontraré la mejor manera de deshacerme de Danitza de una vez por todas.

—No te apresuraré. Tómate tu tiempo. —Lo que más deseaba Ema era echar a Danitza de la familia Hernández para poder conseguir el brazalete de jade lo antes posible.

Ésta tenía miedo de Victoria. Si Victoria se casaba con Rolando, sería la esposa del hijo mayor. Entonces, todo el esfuerzo de Ema sería en vano, así que tenía que ser la mujer más importante de la familia Hernández para que la familia Moya pudiera regresar a como era en la Ciudad R.

—Ven a comer algo, deja de estar tan ansiosa. Tenemos que hacer un plan impecable, solo así podremos librarnos del problema de una vez por todas, ¿entiendes? —Victoria miró el pecho de Ema.

Se decía que una mujer no podía tener a la vez, tetas grandes y un buen cerebro. Pero Ema no tenía ni tetas grandes, ni tampoco era inteligente. «Pobre chica».

Pensando en esto, Victoria enderezó la espalda. Había muy pocas mujeres con pechos grandes y que tuvieran inteligencia como ella, por lo que se sentía bien.

—Entiendo. —dijo Ema de forma halagadora.

Contempló el pecho de Victoria y pensó, «debes haberte operado para aumentar el tamaño de esos pechos. ¿De qué hay que estar orgullosa? Yo también puedo tener pechos grandes con un poco de dinero».

Las dos se mantuvieron sentadas mentras bebían café y comían bocadillos.

Mientras trabajaban en su malvado plan, el teléfono de Victoria sonó. Al ver que era su madre, Micaela, se apresuró a contestar.

—Victoria, date prisa en venir que estoy en el hospital. No se lo digas a tu hermano ni a los demás, asi que ven rápido. —Micaela sonaba muy ansiosa en el teléfono.

Este era el mejor hospital de Ciudad R. Si tenía dudas sobre el resultado del examen médico, solo podía ir al extranjero para hacerse otro.

—De acuerdo, mamá..., llamaré a mi hermano ahora mismo. —Las lágrimas fluyeron por las mejillas de Victoria, sin control. Micaela siempre había ayudado a Victoria, siempre se le ocurrían buenas ideas. Si su madre moría, Victoria solo podría confiar en sí misma.

***

—Alejandro, ¿por qué no ha vuelto mamá todavía? —Danitza estaba tumbada en la cama. Fernanda aún no volvía a casa y Danitza la echaba mucho de menos. Sin Fernanda, esta familia se estaba convirtiendo en un desastre.

—Papá ha intentado varias veces traerla de vuelta, pero parece que mamá tiene algunos asuntos pendientes. Como te prometió que volvería, seguro que volverá, ya que siempre cumple su palabra. —Alejandro acarició el pelo de Danitza mientras seguía ocupándose de algunos trabajos en el ordenador.

—Alejandro, ¿por qué crees que las cosas se han puesto así? ¿Hemos hecho algo malo? ¿Por qué no le agrado a la abuela? —Danitza se mostró muy respetuosa con la anciana. No podía entender por qué la abuela la había odiado desde el principio.

—¿Cómo puedes esperar que le agrades a todo el mundo? Solo importa que tú me gustes a mí, así que no te preocupes por los demás. Deja que te cuente algo, te aseguro que te alegrarás mucho de ello. El periódico que difundía rumores sobre ti y Antonio ha desaparecido de Ciudad R, y el periódico que informaba sobre tu discusión con la abuela ha quebrado. —le dijo Alejandro.

—¿Desaparecido? ¿Quebrado? ¡Qué extraño! ¿Lo has hecho tú, Alejandro? —Solo había unas pocas personas en Ciudad R capaces de hacer esto, por lo que Danitza supuso que era su marido.

—La quiebra fue obra mía, pero yo no hice desaparecer el otro periódico ya que no lo encontré. —Sin embargo, aunque Alejandro consiguio desaparecer al otro, sabía quién lo había hecho.

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