Encuentro cercano romance Capítulo 79

—¿Usted es la señorita Danitza? —Al hombre del Grupo San Juan se le iluminaron los ojos al ver a Danitza en persona, esta chica era realmente guapa, pura y brillante, llena de energía juvenil, no era de extrañar que el presidente la escogiera en persona.

—Sí, estoy aquí para pasar por el proceso de incorporación, ¿puedo preguntar qué trámites tengo que hacer? —preguntó Danitza amablemente.

—Oh, solo necesita pasar a mi despacho. Venga, señorita Danitza, rellene esto. —El empleado le entregó un formulario.

Danitza cogió el formulario, lo miró y sacó un bolígrafo para rellenarlo. Como se necesitaba una foto, Danitza sacó una y se dispuso a pegarla.

—Señorita Danitza, no hace falta que lo pegue, déjemelo a mí. Su incorporación ya está hecha. Tengo algunas cosas que comunicarle. —El hombre guardó el formulario y la foto, los cuáles el presidente quería revisar personalmente y pidió que tuviera cuidado con ello. Nunca antes el presidente se había interesado tanto por un empleado.

Por supuesto, pareció entenderlo después de ver el aspecto de Danitza. Si él fuera el presidente, también valoraría a una empleada así.

—De acuerdo. —En cuanto Danitza oyó que tenía algo que comunicarle, estuvo dispuesta a escucharlo. Era bueno dejar todo claro, además, tampoco pedía mucho, solo quería trabajar desde casa, por miedo a que Alejandro se enterara.

—Está pidiendo traducir en casa, ¿verdad? Podemos concederle esa petición, pero debe pasarse por la oficina una vez a la semana, no importa el día que sea, puede hacerlo cuando entregue sus traducciones o cuando los recoja, en cualquier caso, debe asegurarse de venir un día para que podamos darle una explicación al resto de los colegas. —El tipo parecía serio.

Danitza asintió seriamente y aceptó. No le era difícil pasarse un día a la semana por aquí.

—Bueno, lo que tenía que decir se ha dicho. También está la cuestión de su salario, aunque nuestra empresa se ha establecido hace poco, ya tiene un sistema de gestión decente. Como usted es una nueva empleada, el salario no puede ser demasiado alto, por el momento está fijado en 1.000 euros al mes. Si la traducción es buena, cobrará un bonus. Espero que no le importe el salario bajo. Eso sí, tiene que completar las tareas asignadas de cada mes a tiempo y en cantidad —el joven terminó lo que el Grupo San Juan le había pedido a Danitza de una vez, y le llevó un contrato para que lo firmara.

Cuando Danitza se enteró de que eran 8.000 al mes, con un bono extra si lo hacía bien, no le importó para nada el salario bajo. Pensó que iban a ser solo unos cinco mil euros, no esperaba que fuera tanto.

Echó un vistazo al contrato, que era mucho más sencillo y claro que el del Grupo HD, con solo tres apartados. Para ser sincera, en aquel momento estaba tan emocionada cuando vio el contrato del Grupo HD que ni siquiera leyó el extenso contenido del contrato.

Danitza vio que no había nada raro y puso su firma.

—Señorita Danitza, felicidades por ser la nueva empleada del Grupo San Juan. Aquí tiene el trabajo que tiene que traducir esta semana, éste lo tiene que hacer en tres días y éste en cuatro, espero que lo pueda terminar a tiempo. —Todas las formalidades se completaron antes de que el chico le diera a Danitza lo que tenía que traducir.

—Gracias, entonces le dejo. —Danitza tomó los documentos y se puso en marcha.

—Espere un momento, señorita Danitza, todavía tiene que presentarse en el departamento de finanzas y darles su número de su tarjeta bancaria para que puedan darle su salario cada mes. —El chico vio a Danitza alejarse alegremente, olvidándose por completo del dinero.

—Oh verdad, gracias por recordármelo, por cierto, ¿puedo preguntar cómo se llama? —Danitza acababa de darse cuenta de que llevaba un rato hablando con él sin preguntarle su nombre.

Cuando el joven vio que Danitza finalmente le había preguntado su nombre, su cara se sonrojó. Él esperaba que Danitza le preguntara su nombre, pero se sintió avergonzado cuando finalmente se lo preguntó.

—Señora, he visto a la señorita, la estoy siguiendo, ¿quiere que haga algo más? —El hombre de negro hizo una llamada desde el coche.

—Vale, de acuerdo. —El hombre de negro parecía haber recibido algún tipo de orden, y accedió apresuradamente.

Danitza había acudido a varias inmobiliarias, pero ninguno parecía tener el tipo de casa que buscaba.

Tenía que estar cerca del hospital, en un buen entorno, en un piso no demasiado alto y, lo más importante, en ese rango de condiciones, no podía ser muy caro.

Tales condiciones le parecieron muy exigentes hasta a Danitza, pero era lo que necesitaba, no había manera de evitarlo, la gente sin dinero podía ser así de exigente.

A Danitza le dolían los pies después de una larga caminata, pero seguía sin encontrar una casa adecuada.

Comió despreocupadamente en un puesto de la calle, compró una botella de agua y se sentó en un banco para descansar.

Al otro lado de la calle venía un hombre con un traje negro, éste tenía un aspecto ansioso mientras caminaba y hacía una llamada telefónica al mismo tiempo.

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