Encuentro cercano romance Capítulo 87

Cuando Danitza vio que Alejandro le preguntaba si le había gustado el regalo que le había hecho, hizo un comentario tan superficial que Alejandro frunció el ceño.

—¿Te gusta mucho? ¿Qué es lo que te gusta del regalo? —preguntó Alejandro mientras daba un elegante mordisco a su bollo.

«¿Qué le pasa a este tipo? ¿Que qué me gusta? ¿No puede simplemente gustarme y ya?».

—Me ha gustado todo, me ha parecido bien en general. —Danitza terminó su arroz congee, tenía muchas cosas que hacer y no tenía tiempo para hablar de tonterías con ese señor.

—Jefe, tómate tu tiempo y come, yo tengo cosas que hacer —Danitza dijo lo que pensaba.

Alejandro se quedó pasmado, «Realmente me llama algo diferente cada día, antes era el señor Alejandro y su cariño, pero ahora soy simplemente un jefe».

Danitza se levantó y se fue, dándose cuenta de que lo había llamado incorrectamente, por lo que tuvo que salir corriendo, para no ser atrapada por Alejandro.

Al ver la prisa de Danitza por irse, Alejandro no le dio importancia, pues tenía muchas cosas que hacer durante el día, ya que llevaba muchos días fuera y tenía que ocuparse de algunas cosas antes de poder pasar tiempo con ella esta tarde.

Danitza entró corriendo en la habitación y cerró la puerta, «Ups, ¿cómo se me escapó eso de repente?».

Entonces, ella dio unos golpecitos en la boca frente al espejo, «En el futuro tengo que mantener el pico cerrado y no decir tonterías».

Después de hojear los documentos, Danitza se sumergió en su mundo y dejó de pensar en lo que ocurría fuera.

—Danitza, el señor llamó y dijo que te iba a llevar a una fiesta esta noche y me pidió que llevaras todas las cosas que te regaló. Él volverá a recogerte más tarde —al final de la tarde, cuando Danitza terminó su tarea y fue a por fruta, Diego le informó.

—¿No puedo decir que no? —Danitza no quería ir a ninguna parte con Alejandro, solo era la esposa nominal y no le quedaba mucho tiempo con ese título, así que ¿qué sentido tenía salir con él ahora?

—De ninguna manera —dijo Diego con seriedad.

—Está bien, ni modo. —Danitza continuó comiendo su fruta. «¡Qué demonios! ¡Pues vamos a esa tal fiesta! Tal vez haya comida rica allí».

Danitza pensó en la posibilidad de una buena comida en la fiesta y se tranquilizó. Tal vez Alejandro la tomaba como tapadera y en realidad quería llevar a Victoria con él…

Pensó en que después de todo, Alejandro había pagado los gastos médicos de su padre, así que le ayudaría.

Después de cargar las cosas que Alejandro le había regalado, llegó Alejandro. Entonces, Danitza subió al coche.

—¿Tienes todo contigo? —preguntó Alejandro a Danitza.

—Sí, está todo. —No sabía para qué le pedía que trajera tantas cosas.

—Bien. —Alejandro no dijo nada más mientras llevaba a Danitza al destino.

***

—Tendrás que hacerle un look para la fiesta del señor Jones… que sea un look simple, no demasiado glamoroso. —Alejandro miró el hermoso rostro de Danitza y de pronto se preguntó si era buena idea exponerla a todo el mundo.

—Vale, Alejandro, quieres decir que no quieres que la señorita se ponga demasiado guapa, ¿verdad? —El estilista era muy guapo y de voz suave.

—Bueno, eso es más o menos lo que quiero decir. —Alejandro se arrepintió de repente de haber traído a Danitza.

Alejandro miró a la hermosa Danitza y se preguntó quién la había maquillado el día de su boda, parecía un fantasma en aquel momento, «¿cómo la besé con ese aspecto?»

Los dos hombres la miraban fijamente y Danitza también los miraba, «¿Qué tengo en la cara para que me miren así?».

—¿No me queda bien? ¿Me voy a cambiar? —Danitza pensó que se veía mejor en su propio conjunto.

«¿Qué clase de vestido de noche es éste, que casi deja al descubierto mis tetas?».

—Espera, te queda bien. —Tobías se apresuró a detener a Danitza, que era tan bella y hermosa así.

—Venga, vamos, la fiesta está a punto de empezar. Tobías, date prisa en venir, a la señora Jones no le gusta que la gente llegue tarde. —Alejandro tiró de Danitza para ponerla detrás de él, pues se sentía incómodo como Tobías la miraba.

—Bueno, primero me cambio y luego los alcanzo, ustedes vayan primero. —La fiesta de hoy era una ocasión especial porque el señor Jones era un magnate de renombre mundial y era un gran honor ser invitado por él a su fiesta.

El señor Jones vino a la Ciudad R y preparó una fiesta sin precedentes y todos los grandes personajes de la Ciudad R asistirían, orgullosos de ser invitados.

Para cuando Alejandro y Danitza llegaron, la pareja había conseguido llamar la atención de todos.

El hombre era alto y guapo, la mujer era adorable y bella, y los dos se cogían de la mano de forma muy dulce.

Lo cierto era que desde el momento en que se bajó del coche, Alejandro estuvo sujetando la mano de Danitza sin dejar que ésta lo soltara.

—¡Hola, querido amigo! —alguien saludaba a Alejandro calurosamente justo cuando llegó a la puerta.

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