La tan ansiada libertad se sentía como volver a la vida, estar aterrada todo el día pensando que en cualquier momento puedes ser devorada o asesinada por un lobo es algo muy difícil de soportar
— Puede irse, doctora Rodríguez, el Alfa Ivanov, a ordenado que la dejemos en libertad, le deseo que tenga una buena vida — volvió a decir el beta Igori
— Temperace, sintió una profunda alegría en su corazón, el hombre lobo salvaje, no se encontraba por ninguna parte, eso lo hacía más real, debería apurarse entonces, salir de ahí de prisa, pero... la forma en la que los lobos de apresuraban a ofrecerse para ayudar, muy lentamente subió a la habitación a ponerse los zapatos, se iría de ahí de inmediato
— Horas más tarde, el beta Igori e su forma de lobo, llegaba a la pequeña manada Luz de luna de nuevo, el Alfa Alexander lo apreciaba a la distancia, pero había alguien en su lomo, su beta no venía solo
— Un largo cabello oscuro ondeaba precioso con el viento, el hermoso cuerpo de la mujer, se movía al compás de los movimientos del beta, conforme avanzaba y Alexander estaba seguro de quién era esa figura, sus celos crecieron dentro de él, todos sus instintos lo incitaban a matar a su fiel beta y mejor amigo, el traía a su luna con él, la llevaba sobre su lomo, ella se sostenía agarrada del pelaje, ¿cómo se atrevía, Igori? ¿cómo se atrevía ella?
— El beta, sabía lo que podía significar traer con él a la luna de su Alfa, se sabía lo posesivos que eran con sus mates y que mataban sin compasión al cualquiera que se les acercara, su vida estaba en grave peligro
— ¡¿Acaso quieres morir, Igori?! ¿por qué has traído a la humana a la manada? ¿no fui claro cuando te dije que la dejaras en libertad? — la furia del Alfa estaba sin control
— Lo siento Alfa, mi luna me a obligado, ella no se rinde, se enteró que había muchos heridos en la manada y quiso venir a ayudar, trate de persuadirla por todos los medios, pero ella me ponía esos ojos de cachorro triste, ¿cómo podía negarme?
— ¡Con un rotundo no! ¿creés que es lugar para una humana como ella? ¡esto es casi una masacre, no lo va a soportar!
— Hermano, necesitamos toda la ayuda posible, hay demasiados heridos y muchos cachorritos que también fueron atacados, sus padres están inconcientes, no pueden cuidar de ellos en este momento, dejala quedarse, por lo que veo es una doctora — André, gobernador de la manada Luz de luna y hermano de crianza del Alfa Alexander, abogaba por Temperace
— La doctora bajó del lomo del beta, el lobo de inclinó para que ella pisara sin problemas, llevaba su maletín de trabajo, un uniforme azul de médico de pantalón y camisa azul, también llevaba su gorro azul de trabajo, tal como vestía cuando entraba a cirujía, Tempece había obligado a Igori, a qué pasaran a su casa a cambiarse, ella venía preparada
— ¡He dicho que no! ¡saquenla de aquí de inmediato, ella no pertenece a nuestro mundo! — el Alfa insistía en no dejarla quedar
— Lobo, déjame quedar a ayudar, soy médico, puedo ser de ayuda, cuando la situación esté controlada me iré y no volverás a verme — la bella doctora pedía, había estudiado medicina por qué deseaba salvar vidas y ayudar a quien más lo necesitara, se podía haber ido ya, pero al ver la situación, no lo haría de ninguna manera
— ¿Por qué eres tan terca? ¡si te quedas estarás por tu cuenta, todos están ocupados ayudando, nadie va a tener tiempo para sacarte de aquí pronto!
— Está bien, entiendo, ahora por favor díganme, ¿por dónde empiezo?
— ¿Le gustan los niños doctora....?
— Temperace, tomó al primer niño, lo revisó de arriba a abajo, limpió su sangre, el bebé de algunos seis meses, tenía una zarpazo de garras desde su abdomen hasta su espalda, no dejaba de llorar pero la bella doctora no detuvo su trabajo, le aplicó medicamento para dolor e infección, saturó sus heridas y lo pasó al área de cuidados especiales
— Un niño tras otro le llegaba a los brazos, todos lloraban, todos estaban sucios y manchados de sangre, ella no descansó por horas, junto con ella, había dos doctores más atendiendo a los cachorros, no podían perder el tiempo, Temperace, se preguntaba, ¿quién pudo haber cometido un acto tan atroz en contra de los niños? eran tan pequeños e inocentes de todo
— A pesar de haber atendido a cada cachorro, el trabajo con ellos no había terminado, eran demasiados y tenían que estar en observación, la mayoría con intravenosa para seguir medicandolos, ni ella ni los dos doctores pudieron ir a descansar un momento, Temperace, resistía por qué estaba acostumbrada a hacer interminables guardias, siempre fue muy comprometida con su trabajo, pero aún así se sentía un poco agotada
— El Alfa André, fue a ella personalmente a llevarle una botella de agua — hola, he venido por ti para que comas algo, necesitamos que estés en buenas condiciones, si el doctor está mal, no podrá atender a los cachorros, así que... acompáñame, te llevaré al comedor
— Los bien entrenados lobos de la manada Luz de luna, habían improvisado una cocina donde los que estaban apoyando con los lobos heridos pudieran alimentarse, era de vital importancia que permanecieran en buenas condiciones, ahí la bella doctora se encontró con unos ojos muy conocidos
— El Alfa Alexander, había tomado un pequeño descanso para comer, a su lado estaba su beta Igori y su Delta que acababa de llegar de un viaje de negocios, Julieta, la delta, era una hermosa peliroja, era muy bella y parecía estar muy cerca de Alexander, cosa que no pasó desapercibida por Temperace
— Apenas entré al lugar donde los lobos estaban comiendo para reponer fuerzas, la gélida mirada azul del hombre lobo que me a mantenido encerrada, se cruzó con la mía, a su lado estaba esa hermosa y sensual peliroja, ella le decía algo y el le sonreía, nunca lo había visto sonreír, quizas solo lo hacía con ella, a lo mejor era su novia o su esposa, qué sé yo, pero... aunque intente aparentar que no me importa, algo en muy dentro de mí, se siente muy incómodo, será que... ¿me molesta que esa mujer esté cerca de él?
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