Entre Mafias romance Capítulo 21

Mía

Si los síntomas que tengo son por algo que me ha puesto Killian en la Copa, estoy segura de que tiene alguna intención oculta, pero ¿cuál?

Encuentro las escaleras que llevan a los reservados. Coloco una mano sobre la pared para ayudarme a mantener el equilibrio. Todas las personas se difuminan al moverse, pero eso no es lo peor, lo peor es el calor que siento dentro de mi, pequeños escalofríos recorren mi cuerpo por la excitación que siento. Jamás he tenido esta necesidad tan urgente de sexo.

¿Cuál es la intención? Piensa, Mía. ¡Céntrate! Pero es imposible, solo veo el pecho desnudo de Marcus y mis dedos tocando sus músculos. Me viene  a la cabeza la cinturilla de su vaquero, y unas ganas locas de bajárselo me invanden. Me limpio el sudor de la frente mientras intento controlar la respiración.

Voy a matar a Killian. Se ha pasado. Me froto los ojos para enfocar la vista,  "Reservado 2" Bien, el siguiente es donde está Marcus. Avanzo despacio hasta que toco la puerta. Por fin se va a terminar esta pesadilla.

La abro sin llamar. Es una emergencia, cualquier cosa que esté haciendo puede esperar. Hay un hombre vestido con un traje azul oscuro, está sentado en un sillón de cuero rojo y mira fijamente una barra que va desde el suelo hasta el techo. He visto este tipo de barras muchas veces y normalmente es para hacer bailes.

- Perdone - digo pasándome la mano por la frente otra vez.

La descargar eléctricas que siento cada vez van a más. Siento mi corazón cabalgar desbocado y no sé como, de pronto tengo clara la intención de Killian. Me droga con algo que me convierte en una máquina de sexo andante y me manda a un reservado donde hay un tío que no es su hermano. ¡Qué tonta has sido, Mía!

- Ya estás aquí preciosidad - Se acerca y pasea sus dedos por mis brazos.

Es un hombre joven, con el pelo castaño y los ojos marrones. Si lo viera por la calle tal vez pensaría que es mono, pero aquí y ahora me da pánico estar encerrada con él.

No quiero sentir nada, pero no puedo evitar la respuesta de mi cuerpo por las drogas. Mi cerebro grita que salga de aquí de inmediato, pero mi cuerpo es otra historia. Siento asco por estas sensaciones que no puedo controlar y que no quiero sentir.

- Creo que se ha confundido, estoy buscando a Marcus, Marcus Moretti - Recalco el apellido para intentar asustarlo.

Se acerca más a mi y rodea mi cintura pegando mi cuerpo al suyo.

- Aquí solo estamos tu y yo, hagamos que merezca la pena.

En una situación normal sería capaz de defenderme. Una buena patada en las pelotas y jamás volvería a acercarse a una chica drogada, pero no puedo controlar mi cuerpo. Mis dedos tiemblan,

mi mente se nubla cuando quiero pensar rápido, estoy aborargada.

El hombre acerca su nariz a mi cuello y aspira, suelta un gemido y baja su mano de mi cintura a mi glúteo. No hay droga que haga que disfrute con un violador.

- Para - pido empujándolo, pero no lo muevo ni un centímetro.

Su sonrisa se amplía más, disfrutando de mi NO. Este tío está enfermo. Killian buscó a la basura más grande de todo Verona y la trajo para que me destrozara.

- Shhhhh - coloca un dedo sobre mis labios - te prometo que te gustará.

La puerta se abre de golpe. Parte del marco se ha desprendido. Un montón de hombres entran rodeándonos, y este maldito hombre aprieta más nuestros cuerpos.

Marcus aparece como un gigante. Con la furia reflejada en su rostro. Los ojos entrecerrados y los dientes apretados. Intento separarme una vez más, pero el tío que al parecer quiere morir no me lo permite.

En cuanto llega a nosotros lo agarra por el cuello y lo separa de mi. Lo empuja con tanta fuerza que trastabillo cuando obliga a sus brazos a dejar de abrazarme.

- ¡Eh tío! ¿Qué hacéis? Este es mi reservado. Salid de aquí inmediatamente.

Los hombres que nos rodean no hacen ningún movimiento, deberían hacer algo. Podrían llevarse al hombre para que Marcus no se pelee. Me acerco por detrás a él y le agarro del brazo para calmarlo, pero tira de su brazo para que deje de tocarlo y me mira conteniendo la rabia.

- ... Y está es mi mujer - Gruñe.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Entre Mafias