Esposa falsa de Simón romance Capítulo 101

El calor había surgido y se había extendido por todo su cuerpo. Frida se sintió muy ansiosa y estresada, sus oídos y su rostro sentían una sensación de calor como si tuviera hiperemia en esas zonas.

Ya no podía quedarse allí más, tenía que... irse de allí.

Pero como casi estaba por perder la consciencia completamente, Frida solo pudo morderse el labio inferior para que el dolor le devolviera la consciencia por un momento e inmediatamente se levantó y gateó hacia el exterior.

Sin embargo, la droga era demasiado fuerte. Le habían dado medio tazón mezclado con la droga, no sabía cuánto cantidad pusieron allí.

¿Podría ser... que ella iba a morir allí hoy?

Su labio inferior estaba destrozado por sus mordeduras, Frida solo sintió que su boca estaba llena de sangre, pero el dolor que producía era mínimo, como una hormiga que intentaba sacudir a un elefante, por mucha fuerza que pusiera, el elefante se quedaba inmóvil.

Justo cuando Frida estaba a punto de salir del baño, una mano grande y fría la agarró.

¿Quién era?

Frida apartó la mano del otro por reflejo y dijo, -¡¡Fuera!!-

Simón frunció el ceño con fuerza y miró a Frida que estaba delante de él.

La temperatura que acababa de tocar era tan abrasadora como el fuego en sí. Eso demostraba que el efecto de la droga era muy potente; no obstante, ella pudo salvar su consciencia en ese momento y apartar su mano. Esa enorme fuerza de voluntad sorprendió a Simón. Pero un segundo después, cuando Frida levantó la cabeza, Simón, que había sido siempre tranquilo, no pudo evitar abrir los ojos en grande.

Había sangre fluyendo en la comisura de su boca, y su labio inferior estaba destrozado y ensangrentado por sus mordeduras.

La sangre roja corría por las comisuras de su boca, dejando impactado los ojos de Simón.

-Tú...- Al ver que estaba a punto de morderse a sí misma de nuevo, la mirada de Simón cambió drásticamente, entonces la levantó enseguida y subconscientemente puso su mano en su boca.

Ella mordió con fuerza y ​​Simón dejó escapar un bufido ahogado.

-Maldita... ¡Seas!- La frente de Simón rezumaba sudor frío, y su voz llegaba discontinuamente, -Mujer de segunda mano, tú... si te atreves a morderme el dedo... no te dejaré en paz nunca.-

Frida pareció escuchar la voz de Simón mientras estaba confundida. Al principio pensó que había escuchado alucinaciones, pero cuando se dio cuenta de que estaba mordiendo el dedo de otra persona, Frida levantó su mirada.

Las imágenes borrosas ante sus ojos se superpusieron gradualmente uno por uno, entonces todo se veía más claro.

Era Simón en silla de ruedas, la miraba con una expresión de cabreado y sus dedos estaban sangrando por sus mordidas.

-Eres tú...- Frida se recuperó un poco y le dio un golpe con la mano para empujarlo, -¡Sal, sal de aquí!-

-¿Por qué?- El dedo de Simón estaba ensangrentado por sus mordidas, le dolían mucho en ese momento. Por eso, cuando le dio un empujón, el rostro de Simón cambió en un instante y le preguntó a Frida disgustado.

Esa maldita mujer, él vino a salvarla, ¡pero ella le quería echar de allí! ¡Y encima lo mordió!

Frida se esforzó para explicar, -¡Ha encendido el incienso drogado!-

-¿Incienso drogado?- Simón repitió sus palabras, pero la expresión de su rostro no se inmutó, como si lo supiera ya de antes.

Frida, -Sal, si te quedas más tiempo, también te hará efectos la droga.-

Era un discapacitado que se tenía que sentar en una silla de ruedas todo el año, qué le pasará si realmente le afectara la droga.

Al escuchar sus palabras, Simón entrecerró los ojos peligrosamente y miró a Frida, que estaba casi medio desnuda en sus brazos.

Ella estaba en peores situaciones, ¿cómo que todavía se preocupaba por si los demás serán afectados por la droga?

-¡En lugar de preocuparte por si me va a afectar la droga, es mejor que te preocupes por cómo solucionar tus problemas!- Le recordó Simón con frialdad.

Frida negó con la cabeza, -No-no lo sé...-

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