Esposa falsa de Simón romance Capítulo 102

En la azotea.

-Señor Nico, ¿seguro que no nos pasará nada por hacer esto?- El asistente que siempre seguía a Nico no pudo evitar preguntar, -Después de todo, en la Ciudad Norte, no obtendremos ningún beneficio si ofendemos a la familia Freixa.-

-Eh, es solo un discapacitado que toma el prestigio de la familia Freixa para presumir. Yo he empezado desde cero en el mundo de los negocios, ahora que ya tengo tantos años de experiencia, ¿cómo voy a temer a un simple rico?- Nico rio con desdén.

De hecho, Nico tenía muchos años de experiencia en esa industria, se había acotado con innumerables celebridades de esa industria, así que no esperaba que algún día se le podía ir de las manos por culpa de una pequeña asistenta.

No era el tipo de persona irracional. Teniendo en cuenta la reputación de la familia Freixa en la Ciudad Norte, incluso si estaba muy enojado, tampoco ofendería a los que habían sido corteses con él.

Pero Simón solo era un hombre discapacitado a sus ojos, un inútil que tenía disfunción eréctil.

Estaba claro que uno que había conseguido su éxito trabajando duro menospreciaba a esos ricos que solo heredaron todo lo que tenían. Si no fuera por la reputación de la familia Freixa, Simón no sería nadie, por eso decidió darle una lección a Simón en esa ocasión.

Ya había recibido las noticias de Leonardo. Leonardo no quería ofenderlo, y el cargo de director que tenía Simón se lo había dado Leonardo. Así que, si realmente causaba un gran conflicto.

Leonardo podría ayudar a Óliver a sustituir ese puesto.

Y a ver lo que ese discapacitado podía hacer en ese momento.

-Señor Nico, aunque el señor Simón está en silla de ruedas, no le falta ninguna habilidad que debería tener.-

-Oye, ¿has dicho que un hombre con disfunción eréctil no le falta ninguna habilidad? ¡Te lo voy a dejar claro, Simón es un eunuco!-

En ese momento, Simón, quien fue insultado como eunuco, estaba en una situación desesperada y estaba aguantado todo gracias a su fuerte fuerza de voluntad. Pero hasta el día de hoy, Simón no sabía que el cuerpo de una mujer podía ser tan blanda.

Como una serpiente que envolvía tu cuerpo suavemente y te abrazaba el cuello.

Esa sensación era extraña pero emocionante.

Simón sintió débilmente que la fragancia de Frida le resultaba familiar, como si la hubiera olido en alguna parte.

Estaba sudando mucho, pero ahora no podía sacar a Frida en brazos.

-¡Rafael!-

Simón no pudo evitar gritar, pero su voz estaba casi ronca.

Rafael había estado esperando fuera de la puerta durante mucho tiempo. Aunque estaba fuera y no le afectaba la droga, estaba sudando frío porque podía escuchar la conversación entre Simón y Frida y podía imaginarse la escena que se estaba montando allí dentro.

Y el doctor... ¡aún no había llegado!

Cuando Simón gritó su nombre, Rafael no pudo evitar temblar, pero sin atreverse a entrar.

-Señor Simón, tenga paciencia, iré a meterle prisa.-

Dicho eso, Rafael sacó su móvil para meterle prisa al doctor, pero el otro dijo que tenía algunos problemas en el camino, que lo acababa de solucionar y que vendrá enseguida.

Rafael colgó el teléfono y gritó hacia el interior, -¡Señor Simón, espere otros diez minutos! ¡Como mucho le faltan diez minutos!-

En la habitación, Simón estaba que se explotaba de tanto aguantar.

Cada segundo que experimentaba ahora parecía como si estuviera en el infierno. Así que esos diez minutos sin duda eran sufrimiento para él.

Además... Diez minutos.

Incluso si él podía resistir, ¿qué pasará con la mujer en sus brazos?

Al principio, no paraba de moverse en su abrazo, pero al final, quizás porque no encontró la forma de aliviarse y el efecto de las drogas llegaron a un cierto nivel, que ahora ya ni siquiera tenía fuerzas para moverse, simplemente se recostó en sus brazos jadeando.

No obstante, el aliento que exhalaba Frida era caliente y justo soplaba en su pecho.

-Oye, mujer de segunda mano.-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón