Después de tomar este baño durante más de media hora, Naomí sintió que estaba realmente limpia.
Cuando salió envuelta en una toalla, la madre de Naomí estaba sentada en el sofá contestando el teléfono, mientras se secaba las lágrimas.
-Tampoco esperaba que pasara este tipo de cosas. Mi marido realmente ha tenido mala suerte. Ahora todavía está en la unidad de cuidados intensivos. El médico dijo que estaría en observación durante 48 horas...
Estaba llorando mientras hablaba, y por el rabillo del ojo vio que Naomí salió del baño, y luego rápidamente dijo, -Vale, todavía tengo cosas para hacer aquí, así que ahora no te hablo más.
Luego colgó el teléfono, se secó las lágrimas, se acercó a Naomí, se paró frente a ella y la miró con atención.
Y la mirada triste se había ido por completo.
Naomí no se sorprendió, ni sintió que su madre fuera alguien que no se preocupaba por su padre. Lloró porque estaba muy triste. Ahora no estaba triste porque no llevaba tal emoción cuando estaba con Naomí.
Su madre siempre era una persona que sabía que emoción que tendría que mostrar dependiendo de la situación y la persona.
Podría cambiar su emoción de estar triste a sentirse feliz en un instante.
Antes, Naomí fue enseñada por ella, pero ella no esperaba que... al final, hubiera perdido a un hombre.
Por supuesto, Naomí no se atrevió a decirle a su madre estas cosas, si ella se lo contara, al final solo se burlaría de ella.
-Ahora te ves aceptable. ¿Qué te pasó hace un ratito? Si el vigilante de abajo no supiera, pensaría que yo he hecho bondad para llevar a una mendiga a casa.
-...Mamá, no nos hemos visto en tantos años, ¿no puedes parar de burlarte de mí?
Brisa Garrido parpadeó inocentemente, -¿Qué? No me burlé de ti en la llamada reciente. No te he visto en tantos años, ¿te has puesto infeliz si te digo algo?
-¡No!
Naomí caminó a su habitación para ir a vestirse con una cara sin expresión, pero cuando abrió el armario, casi se desmayó cuando vio la ropa empacada.
La ropa que pensaba que se veía bien hacía cinco años, ahora se veía inmensamente infantil.
Naomí se quedó sin palabras por un momento y cerró el armario con un chasquido.
Brisa, quien la siguió, vio esta escena y no pudo evitar quejarse de ella, -¿Por qué? ¿No te vas vestir ropa? ¿Quieres salir desnuda?
Después de hablar, Brisa descubrió que su hija la estaba mirando, su mirada le hizo sentirse un poco entumecida, -¿Para qué estás mirando a tu madre?
-Mamá, descubrí que tu ropa se ve mejor que la mía antigua, préstame una.
-Estás loca, ¿eres una jovencita, quieres usar la ropa mía de una mujer de edad mediana?
-¿Cómo eres de edad mediana? -Naomí puso los ojos en blanco sin hablar. Su madre en realidad no era muy mayor, y tenía cara de bebé, y le encantaba vestirse como una jovencita, por lo que usaba ropa muy a la moda, a pesar de que el estilo de su madre era un poco diferente que el suyo.
Pero Naomí sintió que su ropa de este estilo era al menos mejor que la ropa infantil en su armario.
Y había decidido cambiar desde hoy, y ya no estaría triste por los hombres en el futuro, e incluso no derramaría ni una lágrima.
-¡Mamá!
Brisa la miró fijamente, y las dos, la madre y la hija se miraron durante un largo rato. Naomí finalmente perdió la batalla y se sentó en el borde de la cama abatida, -Se ve bien, pero nunca hemos sido novios, así que no rompimos la relación.
-¿Sí? -después de capturar algo de información de estas palabras, Brisa caminó rápidamente hacia Naomí y se sentó, -¿No lo lograste? ¿Por qué estás decepcionada y frustrada?
La expresión de Naomí era deprimida y obviamente no quería decir nada.
-Mamá, ¿no me obligas a hacerlo? No voy a hablar de este asunto. A partir de hoy, también voy a olvidar a esa persona. En el futuro, seré una nueva Naomí.
Brisa vio los ojos de su hija brillando con una luz firme, y supo que si seguía preguntando en este momento, habría estado pinchando sus heridas repetidamente, solo podía asentir con la cabeza, -Bueno, está bien si no me lo dices. Cuando estés bien con este asunto y estés dispuesta, me lo contarás.
Al escuchar, Naomí miró a Brisa como un monstruo y murmuró, -Realmente no estoy acostumbrada cuando eres tan amable de repente.
-¡Maldita! ¡No estás acostumbrada todavía, no estoy acostumbrada a ti así! -mientras hablaba, Brisa le dio una palmada en la parte posterior de la cabeza, tan dolorosa que Naomí extendió la mano y la mantuvo presionada, gritó, -Mamá, ¿puedes, por favor, no me golpeas en la cabeza así? ¿Qué pasaría si tuviera una lesión interna?
-Sería bueno tener una lesión interna. No has regresado en tantos años, he sentido como si tu papá y yo te hubiéramos criado durante tantos años por nada... -luego se puso a llorar.
Naomí, -Está bien, está bien, ¿no he vuelto ahora? No te preocupes, cuando papá se despierte, iré a su cama y me arrodillará para admitir mis errores, ¿de acuerdo?
Sería imposible para ella arrodillarse, y sería imposible admitir sus errores.
Pero ella realmente esperaba que su padre pudiera despertar, de lo contrario, ¡definitivamente se odiaría a sí misma! Durante tantos años, nunca había admitido que había cometido un error, ni por lo menos una sola vez.
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