Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1122

-No pasa nada, pero... -Naomí le siguió pidiendo la opinión al camarero.

Sonrió levemente, -Si señorita quisiese dejarla subir, entonces lo harían de acuerdo con la intención suya, aunque nunca ha habido dos personas en el columpio. Parece que no deberá haber ningún problema.

-¿Nunca ha habido dos personas ahí arriba? -Naomí se puso un poco nerviosa cuando se lo dijo el camarero.

Ella misma no tenía miedo de caerse, sino de romper el columpio ajeno. Después de todo, no era la cosa suya, pero no era adecuado para que tomase la decisión.

Al pensarlo, Naomí se bajó del columpio por sí sola, y luego le dijo en tono de disculpa a Débora, -Lo siento. Este columpio no es mío, así que no puedo decidir si puedes subir o no. Si quieres, puedes decidir por ti mismo -.

Débora se quedó sin palabras.

Habría sido solo un asunto pequeño. Débora no le prestaba atención. No le importaba si no le dejaban subir. Solo quería encontrar una oportunidad para acercarse y indagar sobre la relación entre ella y Diego.

¿Y en ese momento? Inesperadamente, Naomí la dejaba decidir por su propia cuenta, que significaría que ella se había devuelto todo el poder de tomar decisiones a sí misma, y luego soportaría las consecuencias de la decisión tomada.

Se sintió que le había subestimado porque no se veía tan tonta y dulce como parecía.

¿Le resultaría un poco difícil realizar la indagación?

Pero pronto, Débora reaccionó y sonrió, -Ya que lo has dicho, será demasiado inapropiado si subo de nuevo, pero, ¿por qué pensaste que salió? Creo que el banquete fue bastante animado.

Mientras hablaba, Débora se sentó en la silla de piedra junto a ella con la falda larga puesta directamente en el suelo.

Al verlo, Naomí tuvo que caminar y sentarse frente a ella.

La falda que se vestía no era tan larga, que solo le llegaba a las rodillas, mostrando un par de piernas delicadas y hermosas. No barrería la tierra cuando se sentaba.

La escena se convirtió en un fuerte contraste. Débora se encontró incómoda nuevamente.

Reconoció que el vestido de Naomí era el trabajo de una diseñadora. Le gustaba mucho este , pero lo odioso fue que... nunca había diseñado una segunda obra de cada estilo, y no existió tal talla que podía vestirse.

Sí... Débora era fácil de engordarse. Comía menos, pero aún le crecía carne y luego jamás movía las piernas para hacer deporte... Por lo general, solo se controlaba a sí misma para no comer los alimentos que engordaban. Pero a veces, no era capaz de controlarse y se servía todo tipo de dulces o fritada. Se le aumentaba el peso, y la falda no le sentaba bien después de que se la puso, revelando varias deficiencias. También tenía las piernas gruesas.

No obstante, no esperaba que la obra de aquella diseñadora le encajasen perfectamente a Naomí.

-De acuerdo, muy animado el banquete, pero me gusta estar sola. Me sentiré libre -poco después de sentarse, le explicó Naomí.

Al escucharlo, Débora se recuperó y sonrió, -Así que eso es lo que es. Como tú, me aburrió el banquete, por eso he salido para el aire fresco, pero no imaginaba perderme. Si no te importa, me quedo contigo por un rato, ¿vale?

Naomí asintió obedientemente, -Está bien.

Como Naomí se había llevado muchos pasteles cuando salió, y le dio vergüenza comerlos sola, por lo que solo pudo compartirlos con Débora.

Al verlos, a Débora se le cambió ligeramente la expresión.

-No, gracias. Estoy perdiendo peso. Tienen calorías demasiado altas.

-¿En serio? -Naomí echó un vistazo a lo que trajo. Pareció que eran de alto contenido calórico de hecho. Pensó por un momento, -¿No lo pruebas ni un bocado?

Débora negó moviendo su mano.

-Bueno. Entonces disfrtuto de lo todo. No he comido nada hoy. Voy a comer un poco más para matar el hambre.

Naomí estaba comiendo lentamente y no tenía la intención de prestarle atención a Débora. Se sentó un rato, y finalmente no pudo evitar para preguntarle en voz alta.

-A ver... ¿acabo de ver que el presidente Diego caminaba contigo?

-¿Qué? -en cuanto mencionó al Diego, Naomí tuvo una repentina pausa de comer y casi se tosió. Le dio unas palmaditas en el pecho, tosiendo durante mucho tiempo. El camarero no tuvo más remedio que acercarse y le sirvió bebida, -Señorita Naomí, tome la bebida.

Naomí la tomó y la bebió con algunos sorbos. Luego miró a Débora que estaba sentada enfrente.

Tenía una cara linda y el vestido que llevaba también era muy bonito y caro. Dijo antes que se perdió accidentalmente en el baño y caminó hasta allí, pero el salón de banquetes aún estaba muy lejos. Si no fuese guiada por el camarero, no debería poder venir sin importar lo perdida que estuviese.

Anteriormente, solo sentía que no estaba familiarizada con la dirección, por lo que se perdía.

Pero después de que le preguntó al presidente Diego, Naomí sintió que algo anduvo mal.

Cavilando, era verdadero.

No importaba cuán lejos que estuviese, debería ir a otros lugares, cómo podría perderse viniendo allí.

“Y si te pierdes, puedes regresar preguntando. ¿Por qué quieres quedarte y decirme esto?” dudaba ella.

Siendo mirada por la otra parte directamente, Débora se sintió culpable sin saber el porqué. “Por qué la vista de la chica era tan aguda? solo le preguntó una cosa.” meditó.

Al pensarlo, dijo apresuradamente algo, presa del pánico, para ayudar a lograr un compromiso.

-No me malinterpretes. Solo te lo pregunto casualmente. Si te resulta inconveniente decirlo, no te lo preguntaré más.

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