Ella no entendía muy bien las reglas de esa gente de alta clase.
Solo con ver que bebió tres vasos, si se preocupaba por sus sentimientos, podría hacer que Diego fuese difícil de resolver la situación, por lo que también bebía un vaso como él.
-No. Has hecho perfectamente- Diego la miró ligeramente, -Sin embargo, no bebas alcohol indiscriminadamente.
Naomí se sorprendió.
-Mira, ¿el presidente Diego siente lástima por la señorita Naomí?
-Es raro. Nunca ha llevado a una mujer a un banquete, pero ahora se siente angustiada por las mujeres y ni siquiera deja que tome un trago.
Todos lo ridiculizaron. Eran todos inteligentes. ¿Cómo no podían ver que Diego esa noche fue diferente del pasado? Si estuviese en el pasado, ¿cómo se atreverían a hacerle broma a Diego? Después de eso, la mirada fría que dio les fijaría en el lugar sin que terminasen la broma, haciendo que no se atreviesen a moverse.
Pero esa noche, como tenía una mujer hermosa alrededor, Diego no se enojaría por cómo todos lo ridiculizaban, e incluso había una leve sonrisa en los ojos de color tinta.
-Ya que no quieres dejar que la señorita Naomí lo beba. ¿Qué tal si... lo bebes en vez de ella?
¿Qué? ¿Diego lo bebía por ella? ¿Cómo podía ser?
Naomí iba a decir algo, pero el hombre sonrió levemente y luego, realmente, tomó un sorbo de alcohol frente a todos. Naomí lo habría detenido. Al observarlo, no pudo decir nada directamente.
Se quedó allí de piedra, mirando el perfil encantador de Diego, sin palabras.
Fue impactante en el corazón.
Era obvio que todo el mundo estaba armando un escándalo para que lo bebiese. No era imposible que lo rechazase, aunque no continuarían por una mirada suya simplemente.
Él...
Se le movió el corazón a Naomí, y la luz en los ojos temblaron levemente.
A pesar de que no sabía lo que estaba pasando, que por qué Diego de repente se encontraba así... no quería investigar la causa. Siempre que quisiese a aceptarla, estaría mejor.
Luego, después de que todos confirmaron que Diego realmente rechazaba el alcohol para Naomí y bebía por ella, comenzaron a proponerle brindis frenéticamente, pero Diego no se negó y bebió mucho en realidad.
Hasta más tarde, Naomí se dio cuenta finalmente de que Diego había bebido demasiado y quería dar un paso adelante para detenerlo, pero estaba un poco asustada.
Mirando sus ojos que parecían tener una pizca de matiz alcohólico, Naomí solo pudo armarse de valor y dar un paso adelante al final.
-No lo bebas más, que te dañará el estómago.
-Mira……
Cuando la gente alrededor escuchó lo que dijo ella, empezaron a armar un escándalo.
-Está angustiada.
-Entonces dejemos de insistir en que beba el presidente Diego.
-¿Cómo podemos dejar de hacerlo? Este tipo de día es tan raro. ¿Habéis tenido esta oportunidad antes?
Naomí, -¡No bebas más! -a ella se le volvió severo el tono. Su cara pequeña estaba llena de preocupación, mirándolo. Diego inclinó la cabeza para mirarla y asintió con la cabeza después de pensar por un momento.
-Bien.
-No bebo.
Naomí no exhaló un suspiro de alivio hasta que oyó la última oración. Finalmente se relajó.
Otros mostraron expresiones de decepción. Quedaban otros que no tenían miedo de dar un paso adelante para brindar nuevamente. Luego, todos fueron rechazados por la vista de Diego. El banquete eran reazlidado a la mitad en realidad.
Sin embargo, debido a que Diego había sido brindado demasiado, Naomí pidió retirarse con anticipación.
Cuando quería seguir adelante para apoyarlo, Diego susurró, -Estoy bien.
Naomí se contuvo, y finalmente no pudo evitar preguntarle.
-¿Dónde has chocado hace un momento? ¿Puedes mostrarme?
Diego permaneció en su postura original, sentado allí desierto.
Naomí no sabía si continuó a preguntar o no.
“Maldita sea. Respóndeme de todos modos. Dime algo aunque no es necesario. Me siento tan avergonzada de no recibir ninguna palabra.” pensó ella.
Pero recordó que bebió el vino que ella había bebido en el banquete, Naomí sintió que no pasaría nada porque eso significó que estaba dispuesto a besarla indirectamente. ¿Qué le importaba lo que hacía en el coche? Sea indiferente como sea, ella podía tomar la iniciativa.
Pensando en eso, Naomí simplemente replegó las piernas en el asiento y se acurrucó. Luego se incorporó lentamente y se inclinó en dirección a Diego.
Cuanto más se le acercaba, más podía olfatear el olor a alcohol en su cuerpo. Se volvía cada vez más pesado. Cuando ella estaba en presencia mirándolo beber vaso tras vaso, parecía no ser mucho, pero uno siguió otro con brindis.
Debería beber mucho tras la mitad del tiempo en el banquete.
No era de extrañar que se golpease la cabeza, sentado allí inmóvil. ¿Debería estar mareada en ese momento?
Después de acercarse, Naomí vio que la frente de Diego estaba roja y un poco azul. Cerraba los ojos e hacía respiraciones un poco fuertes. Naomí no lo despertó sino extendió la mano directamente para acariciar la herida.
Cuando caían suavemente los dedos sobre la herida, Diego, que había mantenido los ojos cerrados, abrieron de repente, solo para encontrarse con Naomí, que estaba tan cerca.
Naomí se sorprendió. No se controló bie la fuerza y la presionó.
Antes de que Diego cambiase su rostro, Naomí estaba tan asustada que quitó la mano de la piel y explicó nerviosamente, -Bueno... solo quería ver la herida por ti. Has chocado la frente. Si no te froto por ti, puede que...
Cuanto más hablaba, Naomí sintió que los ojos de Diego se iluminaban más, como la luz que llegó a través de miles de montañas y ríos. Naomí, presa de pánico por sus ojos, movió su mano hacia atrás en silencio.
-Bueno, si no quieres, entonces... ¡Ah!
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