Esposa falsa de Simón romance Capítulo 113

Frida bajó la cabeza y no prestó atención a la expresión de Simón, solo escuchó la reprimenda en sus palabras.

Él podía considerar que la culpa era suya.

Después de todo, ¿quién querría que su asistente se peleara con los empleados y hiciera un desastre en el comedor?

Se oyó el sonido de ruedas rodando y se vio un par de piernas rectas y delgadas frente a los ojos de Frida, antes de que pudiera reaccionar, su cintura de repente se tensó y fue abrazada.

Frida no podía evitar que se agrandaran sus ojos.

Simón realmente se acercó con la silla de rueda y la abrazó.

Mientras Frida se sorprendió, Simón le pellizcó su barbilla y la obligó a levantar la cabeza para encontrarse con sus ojos fríos.

- ¿Sabes por qué estoy enojado? -

El temperamento masculino frío la rodeó, Frida no podía pensar y negó con la cabeza.

-Ya sé toda la causa. -

- ¿Qué? ¿Sabes todo? Entonces todavía...- le preguntó...

-Solo quiero escuchar tu versión, ja, ¿no esperaba que me dijeras estos? ¿No sientes tan agraviada? ¿No sabes pedir ayuda cuando dueles?

Cuando terminaron las palabras, el dedo de Simón golpeó con fuerza su frente.

Frida exclamó de dolor y extendió la mano para cubrirse la frente.

-Aún sabes el dolor-, se burló Simón con frialdad.

Frida se agarró la frente, - ¿Qué diablos quieres decir? -

-No pelea con otros la próxima vez-, dijo Simón, su mirada cayó sobre su rostro.

Algunas cicatrices quedaron en su rostro pálido, Simón se dolía el corazón al verlas.

-Vale. -

No quería pelear con otros, pero no podía controlarse en ese momento.

Se oyó un suspiro, y la mano que apretaba su barbilla cambió de dirección, cubriendo la parte posterior de su cabeza y presionándola contra su pecho, Frida casi apoyaba sobre su pecho, estaba un poco confundida.

¿Por qué tenía la ilusión de que... Simón parecía lastimarla?

¿Ella comprendía mal?

Pensando en ello, hubo una vibración en su pecho, y Simón dijo, -Me...-

Toc-toc…

En ese momento, se llamó a la puerta de la oficina.

- ¡Señor Simón, la doctora está aquí! -

La voz de Rafael sonó fuera de la oficina.

Cuando Frida escuchó esto, inmediatamente levantó la cabeza y miró a Simón, quien la miró complicadamente, -Levántate y deja que la doctora echa un vistazo si te duele. -

Después de hablar, la ayudó a levantar suavemente.

Frida se puso de pie siguiendo sus movimientos.

-Adelante. -

Rafael abrió la puerta y trajo la doctora.

Simón les pidió a las dos que fueran directamente al cuarto del descanso.

Frida siguió a la doctora hasta el cuarto. La doctora era una mujer de casi cuarenta años, sus cejas y ojos parecían cálidos, y parecía tener una leve sonrisa. -Señora Frida, quítese la ropa, déjame echar un vistazo a tu herida. -

Frida asintió obedientemente, a punto de quitarse la ropa, pero de repente pensó en algo, se detuvo de nuevo.

No se podía…

Aún quedan muchos rastros de Simón en su cuerpo, si la doctora viera esos, ¿no se sentiría... vergonzosa?

Pensando en esto, Frida dejó de quitarse la ropa, -Doctora, estoy bien, usted puede ayudarme a ver la herida en mi cara. -

En cuanto a la escaldadura en el hombro, iría a la farmacia a comprar un medicamento para escaldaduras y se lo pondría cuando salió del trabajo.

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