Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1166

En fin, Naomí estaba totalmente aturdida.

Ella no recuperó el sentido hasta que se besaron durante mucho tiempo.

Diego no tenía otros trabajos después de la reunión, por eso tardó mucho en besar a Naomí.

Hasta el momento de la separación, Naomí todavía estaba mareada, y como su cuerpo estaba laso, solo podía acurrucarse en los brazos de Diego, con un par de manos tiernas agarrando la camisa de Diego con fuerza.

La camisa oscura estaba arrugada por ella, y uno de los botones estaba desatado, mostrándose los huesos triviales y la nuez de Adán de Diego.

Al verlo, Naomí tragó saliva inconteniblemente.

-¿Te gusta? -al notar lo que estaba haciendo Naomí, la expresión de Diego cambió. Extendió la mano para desatar otros botones de la camisa.

-¿Qué vas a hacer? -los ojos de Naomí lo fijaron de repente y le preguntó nerviosamente,

-¿No te gusta?

-¡No hace falta verlo, aunque me gusta! -los movimientos de Diego no se pararon, mientras Naomí presionó su mano tímidamente para detener su siguiente movimiento y dijo urgentemente.

La mano que sostenía la niña se detuvo y luego no continuó moviéndose. Diego miró la cara sonrojada de Naomí frente a él, y sus labios se curvaron lentamente.

-Vale, míralo cuando sea el momento adecuado.

Naomí no supo qué decir.

Al ver al hombre con tanto encanto frente a ella, Naomí no pudo evitar tragar saliva de nuevo. ¿Por qué sintió que... este hombre parecía volverse flirteado? ¿Acaso era una ilusión?

Antes Diego siempre le trató con frialdad, y después de declararse, mostró una pasión increíble.

Cuando Naomí se sintió confusa, alguien llamó a la puerta fuera de la oficina.

-Sr. Diego.

Una voz masculina sonó del exterior, rompiendo por completo la atmósfera interior.

Naomí se quedó atónita durante un rato y se puso de pie abruptamente, añejándose de Diego. Cuando estaba tan ansiosa que no sabía dónde esconderse, vio un cuarto interior al lado, abrió la puerta y se metió sin pensarlo.

Diego se quedó sin remedios.

Vio todo lo que hizo Naomí, quien era como un pequeño hámster que estaba capturado cuando hurtaba la comida.

-Adelante. -tosiendo levemente con voz ronca, Diego abrochó la camisa mientras dijo.

Ya había recuperado su expresión inexpresiva e indiferente cuando habló.

El director superior que esperaba a la puerta finalmente abrió la puerta y entró.

Cuando llegó el director, obviamente se dio cuenta de que algo andaba anormal, porque cuando venía a su oficina en tiempos ordinarios, el Sr. Diego siempre se sentaba detrás de su escritorio, pero en este momento estaba sentado en el sofá y su ropa se veía un poco desordenada.

El director estaba consternado.

Recientemente había escuchado unos rumores de Diego, pero no los hizo caso. Después de todo, se decía que el Sr. Diego probablemente estaría soltero en toda la vida.

¿Y ahora? Este mismo notó despiertamente que al lado del traje de Diego se colocaba un bolso blanco con flecos, con el tipo de un solo hombro.

Pero solo se vio el bolso sin la dueña.

Así que el director volvió a centrar su atención en el cuarto interior.

Era obvio que estuviera aquí, pero se escondió. ¿Para que nadie la viera? ¿Por qué? Sin duda ellos hicieron algo...

-¿Qué estás mirando?

Naomí levantó la cabeza y se encontró con sus ojos oscuros nuevamente. Aunque fue un día tranquilo, debería ser el día más ilusorio de su vida.

Contempló a Diego, que estaba muy cerca de ella. De repente Naomí extendió sus manos para rodear el cuello de Diego y lo abrazó fuertemente. Enterró su cara en el cuello del hombre, respirando profundamente y abrazándolo con más fuerza.

Diego estaba un poco aturdido.

Diego se sintió desconcertado cuando Naomí de repente tomó iniciativa, porque ella se había mantenido un estado pasivo desde esa noche, pero en este momento de repente...

-¿Qué pasa? -al ver que algo andaba anormal con las emociones de Naomí, Diego la tomó suavemente del brazo y la apartó.

-¿Sabes? -bajo su mirada, las pestañas de Naomí temblaron levemente, y le dijo con una voz suave- Hoy es probablemente el día más fantástico de mi vida. No sé si esto es real o no. Pienso que aun cuando esto sea lo que invento, espero que nunca me despierte. Pero lo sé... Si esto fuera la ilusión que me hice, definitivamente me despertaría algún día, así que quiero abrazarte lo más duradero posible...

Ella dijo todo lo que pensaba.

Después de hablar, Diego sonrió sin remedios.

-¿Es lo que piensas de verdad? -el hombre tiró a Naomí de sus brazos, acariciando su barbilla con la mano.

-¿Quieres besarme más? -le dijo con una voz baja y ronca. Las luces en el coche eran tenues. La chica levantó la cabeza y asintió como un cachorro. Sus labios rosados eran atractivos bajo la luz. Los dedos de Diego se movieron lentamente hacia los labios de Naomí que él deseaba tocar.

Naomí se puso sorprendida.

-No. No soy codiciosa. -parpadeó muchas veces y negó con la cabeza- Es fácil de satisfacerme solo con un abrazo.

¡Tenía miedo de que fuera tan codiciosa que se despertara del sueño!

¡Era posible que ni siquiera tuviera abrazos para entonces!

Aunque Naomí siempre dijo las tonterías, era muy adorable.

-¿Estás segura de que no quieres basarme? -pensando en eso, una sonrisa apareció en los ojos de Diego, así como sintió otros humores inexpresables. Diego se acercó a ella lentamente.

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