Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1186

De hecho, todos supieron desde el principio que sería hija.

Pero ahora que la médica anunció personalmente la buena noticia, todavía habían una alegría incontrolable en el corazón por un tiempo.

Especialmente Jorge, porque había estado solo durante la mayor parte de su vida. Le agregaron otra bisnieta, sin mencionar lo feliz que estaba.

Entonces, cuando se enteraba de ella, el abuelo aplaudió unas cuantas veces con las palmas.

-¡Qué bien!

Raquel no pudo evitar mirarlo al lado con enojo cuando vio a su padre portarse así, y susurró, -¿Eres estúpido?

Jorge, quien fue inexplicablemente reprendido nuevamente, se tocó la nariz, ¿Qué le pasó? Se puso alegre porque su nieta Xenia había tenido una hija. ¿No estaría bien elogiarla? ¡Su hija Raquel era realmente estricta!

Pero ya que la felicidad era más que cualquier otra cosa, el abuelo pronto se olvidó del riña de su hija hacia él.

Se oyó el llanto del bebé desde la sala de partos, fuerte y crujiente.

Raquel no pudo evitar fruncir los labios, -Parece que esta niña hizo que Xenia sufriese mucho.

Cuando la médica lo escuchó, no pudo evitar estar de acuerdo, -Claro. Tiene ojos grandes. Es muy enérgica y saludable a primera vista. No os preocupéis.

En la sala de partos, con una niña así nacida, Xenia casi se derrumbó y no tenía fuerzas para abrir los ojos yaciendo allí.

Recordó una cosa. Sus labios pálidos mostraban una sonrisa impotente.

En cuanto el bebé recién nació, estaba demasiado cansada para hablar. Sostuvo la médica al bebé frente a ella y le pidió que le diese un abrazo. Desafortunadamente, como madre, no tenía fuerzas en absoluto, ni siquiera abre sus párpados.

Así que la médica abrazó al niño frente a Simón. No se sabía que Simón arrugó la nariz y luego le dijo en voz ronca, -Quiero ver a mi esposa primero.

La médica se sorprendió.

“¿Qué le pasa a este hombre? Es su hija, ¿no? ¿Tan obvio el disgusto? Pero a Simón no le importaba lo que pensasen. Todavía sostenía la mano de Xenia con fuerza, se inclinó y le secó suavemente el sudor frío de la frente suya. Luego, bajó la cabeza y dejó caer un suave beso en ella.

-Gracias, amor.

Xenia estaba cansada, pero sintió un toque de calidez en su frente. Pronto, la suave voz de Simón flotó en sus oídos.

Aun teniendo gran cansancio, le parecía que todo valía la pena en ese momento.

Recordando la escena, Xenia no pudo evitar reír de nuevo.

A pesar de que sabía que era hija de ellos, el hecho de que Simón la puso en primer lugar era digno de su felicidad.

Y Simón consoló a su esposa antes de ir a abrazar a su hija.

Con un marido así, ¿de qué podría arrepentirse? Después del sufrimiento ya vino la felicidad.

Pronto, Xenia se mudó de la sala de partos a la general. La médica manejó todas lo del niño y se lo devolvió a la madre, acostada a su lado.

La pequeña era blanca, tumbada obedientemente con sus manitas apretadas en dos pequeños puños rosas, dormía con los ojos cerrados.

Un grupo de personas se reunió alrededor de la cama, mirando al bebé uno por uno.

-Bisabuelo, no te preocupes. Soy hermano mayor, y definitivamente malcriaré bien a mi hermana. Sin mencionar la mitad, incluso si se lo doy todo a mi hermana, estaré dispuesto.

Después, Bernabé estiró su mano y envolvió el pequeño puño de su hermana.

Las manos del hermanito no eran grandes, pero se diferenciaban de las de la recién nacida. Simplemente los envolvió y reveló una pequeña parte rosa, que lucía excepcionalmente lo armoniosa.

Después de escuchar esas palabras, Jorge se sintió muy complacido.

Raquel tuvo en realidad la idea para golpearlo en la cabeza en el costado. Si no fuese porque era su padre, ella realmente lo habría hecho.

De repente, el abuelo volvió a preguntarle.

-Por cierto, ¿la niña ha tenido un nombre?

Xenia se quedó atónita por un momento y miró a Simón. Los ojos de su marido eran gentiles, -A tus órdenes.

Así que Xenia pensó por un momento y luego dijo honestamente, -Abuelo, el apodo de la niña fue tomado antes, pero el nombre aún no se ha tomado. Eres muy sabio. ¿Por qué no eliges uno para ella?

El comentario hizo que el anciano disfrutase mucho. Se acarició la barba con una mirada impredecible, -Ya que lo hablas, tengo que estar de acuerdo. Pero el nombre es muy importante. Tengo que volver luego para pensarlo. Primero, dime cuál es su apodo.

-Pepita.

Originalmente, Jorge estaba un poco disgustado al oír ese nombre, pero lo entendió al final. Aun descontento en el corazón, todavía asintió.

-Bueno. ¡Le queda bien a mi bisnieta!

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