La pena era que nuestro presidente Simón nunca trató cosa como así, se paró en el mismo sitio por muchos tiempo y no supo qué pudo hacer, hasta que Pepita retiró su conciencia vuelta con su lloriqueo.
Él dejó a Pepita al colchón blando del lado lentamente. Primer, la apaciguó levemente y luego no supo por dónde empezó.
Xenia estuvo escondida en la manta, no supo si le echó una mano o no. Pensó de vueltas que le, por fin decidió a no ayudarle en eso. Todas las cosas tuvieron su comienzo, que le dejó hacerlo y supo cómo cuidaba a su hija en el futuro.
Por eso, Xenia se escondió en la manta fingiéndose muerte.
Simón actuó desordenado y desacertadamente.
Al principio él no supo cómo hacerlo de verdad, pero también fue a las clases aquel entonces, lo hizo de manera convencional y lo trató bien de forma estable y sólida.
Sólo que le costó mucho tiempo, además...le empapó de un sudor frío después de tratar a Pepita. Incluso que hubo sudor fino a dos lados de nariz.
Quiso quitarlo con la mano, pero se dio cuenta de que llevó olor raro en las puntas de los dedos. No pudo aguantar crispar las comisuras de boca. Simón recogió las cosas y fue a lavar las manos y cambiar de ropa.
Cuando salió, vio que Xenia se quedaba dormida con Pepita a su lado, Simón anduvo con los pasos estables y paró al lado de la cama.
Las dos que estuvieron en la cama suspiraron establemente y durmieron bien. A la primera vista, Simón se dio cuenta de que las dos tuvieron las cara muy parecidas.
Se dijeron que la hija se pareció más al padre cuando era pequeña. Se pareció más a la madre cuando se creció. Pepita ya tuvo la cara parecida a su madre.
La corazón dura y fría de Simón se suavizó de repente, él se sentó en el lado de la cama mirando a las dos personas que estuvieron en su corazón y se acostó al lado de Xenia lentamente.
Las cosas del pasado aparecieron en su mente uno trás uno. Su Xenia sufrió mucho de verdad, además hubieron las cosas malas que hizo él en el pasado.
Desde entonces, él fue a proteger a ella y su querida hija con el resto tiempo de su vida.
El pobre Bernabé no supo totalmente en este momento que fue excluido por su cabrón padre y fue a vivir en una vida de ser despreciado durante mucho tiempo. Pero Bernabé era como su padre, su padre minó mucho a su esposa y su hija, y él mismo, era una persona que minó mucho a su madre y su hermana pequeña. Y además él y su padre siempre tuvieron conflictos de eso.
Claro, eso era algo para más atrás.
El pobre Bernabé ahora estuvo en su habitación durmiendo bien y no supo nada.
*
Poque Xenia dio a luz la segunda niña, Brisa no aguantó suspirar después de saber eso.
-Mira a Xenia, parece que no es mucho más grande de ti, ya tiene la segunda niña. Lo más importante es que Bernabé ya es mayor.
-Mamá, ¿qué quieres decir?
Brisa la miró diciendo, -¿Qué crees? Ella hace mucho esfuerzos, ¿si también tienes que esforzarte?
Escuchó eso, Naomí dejó discutir con ella, -Déjame en paz, acabo de empezar el noviazgo, ya lo sabes. ¿Acaso quieres que yo tenga un matrimonio repentino?
¿Un matrimonio repentino?
Brisa subió las comisuras de labios satisfactoriamente cuando oyó esta nueva palabra, -Si él es una persona confiable, ¿por qué no?
Naomí se quedó sorprendida, ella pensó que Brisa pudo pedirle a observar más según su carácter. Aunque ella quiso mucho casarse, no era fácil que estuviera con Diego, ella tampoco supo si Diego fue a a estar consigo para siempre. A lo mejor era una prueba de estar con ella, igual se arrepintiera algún día.
Al pensar en eso, Naomí se sintió triste.
Casarse...
Hacer a Diego casarse con ella era una cosa que nunca se atrevió a pensar.
Aunque ella tuvo esta esperanza en el fundo de su corazón, porque ella no pudo enamorarse de nadie excepto Diego. No tuvo otra opción más que casarse con Diego.
Pero Diego no, él era diferente que ella.
Ella sólo tuvo a él, pero Diego no.
Él estuvo con ella ahora, aunque Diego fue diferente que antes después de empezar el noviazgo. Hubieron más veces iniciativas, una persona serena se convirtió en viva antes de ella, él todavía estuvo más sereno que. Naomí y estuvo controlando todo.
Si algún día quiso separarse, fue una cosa que mandó él.
Y Naomí se cayó en una situación fuera de redención en aquel momento.
En resumen, lo pensó de vuelta, Naomí pareció que le quiso mucho, pero el sentimiento que él tuvo para ella fue muy poco.
Ay, tampoco fue correcto de verdad.
Si él tuvo poco sentimiento a ella, ¿por qué abandonó el negocio de millones por ella? Si lo pensó así, la posición suya tampoco fue muy baja.
Al pensar en eso, Naomí apoyó los rostros riéndose satisfactoriamente.
Era mejor que no pensara mucho. No era fácil que los dos estuvieran juntos, ella formó la emoción con él obedientemente. En cuanto al matrimonio, era mejor que dejera pasar lo que estuvo pasando.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón