Después de hablar, la otra parte colgaba directamente la llamada.
Frida solo podía escuchar un sonido de llamada ocupada, y no había tiempo para decir una palabra más.
Después de quedarse un rato, Frida colgaba el teléfono y suspiraba.
No estaba normal.
Debía haber algo anormal.
Cuando Rafael la envió de regreso durante el día, fue como si tuviera algo de decir pero no podía decir, obviamente algo se escondía de ella, pero él no se atrevía a decirle.
Pero Frida no podía adivinar cuál era la cosa concreta.
Además, Simón salía repentinamente de la reunión y desaparecía todo el día, ¿Qué significaba esto?
Se ocupaba en un asunto importante, aunque ella no sabía qué era.
Pero todo el mundo tenía curiosidad.
Especialmente después de que Frida decidía hacer lo que quisiera, esperaba poder meter en la vida de Simón y poco a poco ser querida por él, por lo que naturalmente quería saber todo sobre él.
Pero... ella no tenía pistas, no había forma de encontrarlo en absoluto.
Olvídalo, era mejor que volviera a la habitación y lo esperara.
Esperando a que Rafael lo encontrara, Frida regresaba a la habitación.
Tumbada en el mullido sofá, Frida miraba el techo blanco como la nieve, inconscientemente ponía la mano sobre su vientre para acariciarlo y murmuraba, -Bebé, si mamá quiere estar con él, él... ¿te aceptará?-
Frida sabía que el bebé en su vientre aún no se había formado y no podía escuchar lo que estaba diciendo, pero todavía esperaba que Simón pudiera aceptar al bebé.
Pensando en esto, Frida sonreía levemente.
Se acordaba de los ojos simpáticos de Óliver de repente, Frida se sobresaltaba, ¿cómo podía pensar en él en este momento? Sacudía la cabeza con mucha fuerza.
Recordaba el sueño que tenía anoche.
-¿Una mujer como tú merece mi amor?-
Una voz fría sonaba en sus oídos sin piedad, en su sueño, los ojos de Simón estaban tan fríos, no era exagerado decir que eran como hielos y nieves.
De repente Frida pensaba que era una ilusión, estaba embarazada de otro hombre, pero esperaba que Simón lo aceptara, ¿era posible?
Por supuesto imposible, todo era un deseo delirante.
Frida se sentía decepcionada, se levantaba y volvía a su cama, acostándose sin dormir.
No era hasta que amanecía que Frida se dormía somnolienta.
Cuando se despertaba, era casi mediodía, Frida se daba la vuelta y el sol brillaba violentamente por la ventana, se levantaba y miraba el teléfono, eran las diez de la mañana y aún sin noticias.
Rafael... no le había llamado.
Frida volvía a mirar a su alrededor, todavía estaba vacío, Simón... ¿no regresaba?
Ella lo pensaba por un rato, finalmente llamaba a Rafael.
Después de conectarse, la voz de Rafael sonaba cansada.
-Señora Frida.-
-Rafael, Simón... ¿cómo está? ¿Lo encontraste?-
-El señor Simón está ahora en la empresa.-
Al escuchar que él estaba en la compañía, Frida finalmente se sentía aliviada, ella daba un suspiro de alivio y decía, -Bueno.-
-Pero, a ella no le gusto, si ella afecta nuestra amistad, ¿seguirás siendo su amiga?-
-Yo...- Frida hacía una pausa, sin esperar que Sofía dijera eso, ¿era el propósito de su llamada hoy?
Justo cuando Frida no sabía cómo responderle, Sofía volvía a tomar la iniciativa.
-Olvídalo, no te llamo para preguntarte, quiero tener una charla contigo, y... no soy una persona tan tacaña, sé que definitivamente no soy la única amiga tuya, debes tener otras amigas y no me importa.-
Al escuchar eso, Frida finalmente mostraba su sonrisa nuevamente.
-Eres tan simpática, todavía estaba preocupada de que te importara.-
-Nos encontraremos en la pastelería que nos reuníamos antes, ¿de acuerdo?-
A Sofía le gustaban los postres, aunque a Frida no le gustaba, no pensaba que hubiera ningún problema, asentía con la cabeza, -Lo que quieras, me cambiaré de ropa y me iré.-
-Bueno.-
Después de colgar el teléfono, Frida se levantaba rápidamente para cambiarse de ropa y luego salía a encontrarse con Sofía.
Luego de llegar a la pastelería acordada, Frida entraba a la tienda y veía a Sofía sentada junto a la ventana, hoy llevaba una falda de tul rosa, su cabello estaba bellamente rizado y el color parecía recién teñido.
-Frida, estoy aquí.-
Sofía le hacía una seña, Frida se acercaba a ella y se sentaba y le preguntaba, -Sofía, ¿te has peinado el pelo?-.
En cuanto se sentaba, el camarero se acercaba y les entregaba el menú, Frida todavía tenía una sonrisa en la cara, pero cuando veía a Sofía quien se volvía de lado para recoger el menú, se quedaba completamente atónita.
Porque Sofía acababa de exponer el par de pendientes sobre sus orejas cuando se giraba de lado.
A Sofía le encantaba disfrazarse, a Frida no le sorprendería el tipo de pendientes que llevaba.
Pero hoy, el par de pendientes sobre sus orejas resultaban ser... los que veía en la caja de Simón... el par de pendientes rosas.
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