Esposa falsa de Simón romance Capítulo 411

En el Grupo Freixa.

Cuando Xenia Leguizamo fue a la recepción y dijo que fue de la empresa de diseño, la recepcionista la miró con una visión extraña. Y luego no pudo evitar decir, -¿Por qué sois tan insistente? Alguien vino hace un momento, pero nuestro jefe Simón la ignoró. ¿Seguís viniendo?-

Originalmente, la recepcionista la escuchó decir que fue de una empresa que había cooperado con el Grupo Freixa y ella pensó que fue cierto, por lo que se lo notificó a Simón.

Como resultado, después de que Simón bajó, obviamente se mostró indiferente con la chica. Aunque no pudo oír lo que dijeron, pero pudo ver el rostro de Simón que fue impaciente.

Ahora cuando la recepcionista supo que Xenia fue de la empresa de diseño, estaba obviamente desdeñosa.

Xenia no estuvo enojada, y solo sonrió levemente, -Es Simón quien me hizo venir, ¿por qué no puedo verlo ahora?-

La recepcionista respondió, -¿En serio? ¿Tengo que creer todo lo que has dicho?-

Xenia la vio muy firme, así que tuvo que decir, -¿Pues llámalo por teléfono ahora y pregúntalo?-

-¿Qué necesito preguntar a él? Date prisa y vete.-

La recepcionista le instó a salir sin contemplaciones.

Con desesperación, Xenia tuvo que tomar la iniciativa de llamar a Simón.

Mientras fue cliente de su empresa, almacenó sus números de teléfono, incluido Simón, para necesidades urgentes cuando fue demasiado tarde para prepararse.

No esperó que fuera realmente útil ahora para ella.

No tardó mucho tiempo después de que Xenia llamó a Simón, quien respondió.

No dijo nada más, directa y tranquilamente, -Señor Simón, soy Shelly, la diseñadora de Compañía Púrpura. Estoy abajo ahora, pero su empresa tiene control de acceso. ¿Puede venir a llevarme?-

La recepcionista escuchó su tono frío y pensó que la escuchó mal. ¿Era realmente... tan fuerte? ¿Quién se atrevía a hablar así con Simón? ¿Estaba loca?

Después de que Xenia colgó el teléfono, la recepcionista se estremeció y dijo, -¿Estás loco? ¿Le pides a nuestro Simón que baje a recogerte? ¿Estás soñando despierta?-

Xenia no respondió a sus palabras, y solo la miró con indiferencia.

¿Estaba loca? Estaba realmente loca, así que firmó un contrato con Simón. De lo contrario, ¿por qué estuvo aquí ahora?

Xenia levantó su mano y miró la hora en el reloj de pulsera. Aquí solo lo esperaría cinco minutos, si Simón no bajara, se iría.

En ese momento, no debería considerarse un incumplimiento de contrato.

Después de todo, ella venía a él de acuerdo con sus deseos, pero era él quien no quería vela.

Xenia se quedó allí y esperó con calma.

Al principio pensó que se perdió la cita, pero no esperó que Simón apareció ante su vista en menos de dos minutos.

-¡Dios mío!- La recepcionista no pudo evitar exclamar y estiró su mano para cubrirse su boca.

Creyó de repente que podía no ser Xenia la que estuviera loca, sino ella misma.

Evidentemente, el tono de Xenia no era bueno cuando lo llamaba, ¿por qué bajó Simón él mismo?

-Ve conmigo.- Simón dio dos pasos hacia adelante, agarró su muñeca y entró.

Hizo esta acción frente a todos en el vestíbulo y la recepcionista estuvo tan sorprendida que sus ojos se abrieron mucho. Ella pensó que había mirado mal.

Xenia tampoco esperó que él fuera tan rápido, así que cuando se acercó a sujetar su muñeca, ella no reaccionó hasta que fue retirado al ascensor por él, y dijo con frialdad, -¡Suéltame!-

Mientras sonó su voz, Simón metió a Xenia en el ascensor.

Sonó un pitido.

¡Prefería caer para hacerse daño a sí misma que pedir su ayuda!

Pero el dolor que estuvo esperando no llegó, al contrario, una mano le envolvió la cintura y la tiró hacia adelante.

¡Bum!

Xenia cayó en los brazos de Simón e inconscientemente extendió la mano para detenerlo. Pero escuchó las palabras extremadamente frías de Simón, -¿Me odias tanto? ¿Prefieres caer que dejar que te ayude?-

Ella no le respondió todavía. Simón le apretó la barbilla con firmeza de nuevo y la obligó a levantar su cabeza, -Contéstame.-

Xenia lo miró y dijo con calma, -Simón, ¿me entiendes mal? Te dejo ir porque no quiero arrastrarte hacia abajo. Después de todo, eres mi cliente, si algo te pasara, mi negocio perdería mucho.-

Simón, -...-

-Pero gracias a Simón por su rescate. Usted puede dejarme ir ahora.-

Después de que Simón escuchó, sus ojos estuvieron llenos de peligro y la miró con indiferencia.

-¿Si no te suelto?-

Xenia no esperó que él era tan desvergonzado, pero lo pensó con cuidado, “esta persona baja para humillarme. Entonces, ¿qué es su comportamiento desvergonzado?”. Solo pudo sonreír levemente y susurró, -Simón, si no me deja ir, no podemos hablar de trabajo.-

Sus palabras y su sonrisa de desaprobación agravaron el descontento de Simón de nuevo. Así que también la acercó más a él, y sus cuerpos estuvieron casi pegados.

-¿Quién dijo que no podemos hablar de trabajo?-

Estuvieron tan cerca que los labios de Simón casi tocaron su rostro.

-Podemos hablar así.- La voz del hombre fue baja y apagada, como el sonido de un violonchelo tirando lentamente.

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