Esposa falsa de Simón romance Capítulo 422

Xenia le rodeó la cintura con la regla. Al escuchar esta pregunta de él, el movimiento de su mano fue seguido de cerca por una pausa.

Hizo una mueca en su mente, tirando de la regla con más fuerza.

¿Odio?

¿Qué le hizo pensar que lo odiaría? ¿Lo merecía?

-El señor Simón estaba bromeando. Eres mi cliente. ¿Cómo podría odiarte?- Xenia fingió no entender, tratando de salir del paso con un comentario casual.

Sin embargo, el ceño de Simón se arrugó profundamente.

-¿Es así?-

Su voz era ligera con ninguna emoción. -¿Así que puedes hacerlo con cuidado conmigo?-

Xenia se dio cuenta que apretó mucho más la regla. Lo estranguló alrededor de la cintura de Simón. Casi deformó su cintura.

-¡Lo siento!-

Ella retiró su mano. Una fina capa de sudor frío se sumó a su pálida frente.

Xenia bajó los ojos. Se mordió el labio con disgusto. ¿Cómo ha podido perder su ritmo así?

El aire se sumió en un incómodo silencio mientras Xenia anotaba las medidas. Luego recogió la suave regla y dio un paso atrás. Cogió el papel y anotó todas las medidas que acababa de tomar. Para no olvidarlas después.

Simón se puso detrás de ella, mirando a su pequeña figura agachada.

-Si no me odias. ¿Por qué me tratas como un extraño?-

La pluma de Xenia se inclinó un poco al escribir. Ella no respondió. En cambio, tomó notas un trazo a la vez. Cuando terminó de grabar, guardaba el papel. Después se levantó para enfrentarse a Simón.

-Mi trabajo está hecho, señor Simón. Gracias por su cooperación hoy. Tengo cosas que hacer. Así que me iré ahora.-

Xenia se dio la vuelta. Lista para dejar el lugar.

La muñeca de Xenia se tensó y se congeló.

¿Qué está haciendo?

-¿Tanto me odia? ¿No quieres quedarte conmigo ni siquiera un momento?-

Por alguna razón, Xenia pudo escuchar una pizca de dolor autodespectivo en sus palabras. ¿Estaba escuchando mal?

-El señor Simón estaba bromeando. Es un día de fiesta. Realmente tengo otras cosas que hacer.-

Intentó quitar su mano un poco.

Pero Simón le apretó más la muñeca. La fuerza fue demasiado. Xenia se frunció las cejas de dolor. Se dio la vuelta.

-Si no fuera un día de fiesta. Si no tuvieras otras cosas que hacer. ¿Estarías dispuesta a quedarte conmigo un poco más?-

Simón, ¿qué quiere? Obviamente dijo que estaba casado. ¿Pero por qué ponía esa cara triste ahora?

¿Fue para atraerla a una trampa? ¿Quería herirla una vez más abandonándola como había hecho antes?

La mirada de Xenia se volvió muy, muy tranquila cuando pensó en esa posibilidad. Quiso retirar su mano, pero Simón siguió sujetándolo con fuerza. -Realmente tengo otras cosas que hacer. Por favor, suéltame.-

-No.- Por primera vez, Simón fue como un niño petulante. La miró con ojos heridos. -¿Quieres que te lo explique?-

¿Qué? Xenia se quedó artudida un momento. ¿Escuchar su explicación?

¿Explicar qué? ¿Sobre lo que pasó hace cinco años?

Su rostro se volvió blanco. Después de un momento Xenia se rió torpemente. -Señor Simón. no creo que...tenga nada que explicarme.-

¿No? Simón soltó una carcajada. La sonrisa estaba llena de autodesprecio. -No quieres escuchar mis explicaciones. ¿Pero qué pasa si no quiero dejarte ir?-

Xenia se quedó sin palabras

Ella se esforzó, frunciendo el ceño, miraba a Simón.

Los ojos de Simón eran profundos. Como si trataran de absorber su alma. No se atrevió a mirarle a los ojos. Sólo pudo retroceder con fuerza.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón