Esposa falsa de Simón romance Capítulo 446

“¿No permite la anulación de contrato?” pensó Xenia.

Por un rato sin saber qué responderle, Xenia sonrió, -No permites la anulación, y ¿con qué tengo que ver?-

-¿Nada que ver contigo? Soy tu cliente, y no permito la anulación, ¿eso no tiene nada que ver contigo?- dijo Simón, con los ojos muy tristes.

-Señor Simón, sé que yo personalmente anulé el contrato, y según las reglas, si pago la indemnización que se establece en el contrato, ya no tenemos ninguna relación. Espero que lo entiendas.-

Simón no dijo nada, solo mirándola firmemente.

Luego abrió la boca, -¿Por qué quieres romper nuestra relación? Si lo has anulado, podré hacer un nuevo contrato contigo.-

-Tú…-

-Hay varios diseñadores en tu empresa, ¿es cierto?- diciéndolo, Simón sintió triunfo.

No pensaba que lo hubiera dicho, porque creía que él era por lo menos una persona decente.

Xenia quería decir algo, pero al final no se le ocurrió nada. Simón se acercó a ella, -¿Quieres volver a hacerlo? ¿Eh?-

-¿Qué quieres?- lo miró, desalentada. A pesar de los zapatos de tacón alto que se llevaba, el hombre que estaba a su frente era más alto que ella. Cuando le respondió, tuvo que levantar la cabeza y sentir su arrogancia.

-¿Qué pretendo?- sonrió Simón, con los ojos aún más encantadores, pero su cara se volvió triste. Dijo en voz muy baja, -¿No sabes lo que pretendo?-

Aunque había mucho ruido a su alrededor, Xenia escuchó sus palabras con mucha claridad, y estaba afectada por ellas.

Retrocedió un paso atrás, y dijo con firmeza, -Señor Simón, eres hombre casado. Si sigues así, tu esposa estará enfadada, además, no estará poniéndola los cuernos?-

Simón no respondió, y siguió Xenia, -O sea, ¿los cinco años te han convertido en un cabrón, un sinvergüenza que no importa nadie?-

Viéndola tan desesperada, Simón se dio cuenta de que esta mujer no sabía nada.

-¿Quién te dijo que estaba casado?- dijo Simón con un tono indiferente.

“¿Qué significa?” Pensándolo, Xenia respondió, -¿No te acuerdas de que fuiste tú mismo que me lo dijiste?-

-¿Entonces, estás celosa?- sonrió Simón.

A Xenia no le importaba nada si estaba casado o no. Controló su furia, y dijo, -Señor Simón, de verdad tengo mucha prisa, no quiero perder más tiempo aquí.-

-Bueno,- respondió Simón, con los abrazos entrelazados, -Tengo tiempo de sobra para entretenerme contigo, cuando acabes lo urgente, hablaremos.-

Sin hacerle más caso, Xenia se marchó hacia donde estaba el coche de Mateo. Ahora no le perseguía Simón.

Viendo que Xenia se acercó, Mateo le preguntó desde lejos, -Señorita Xenia, ¿estás bien?-

Movió la cabeza y dijo, -No te preocupes, vamos a la empresa.-

Cuando ella se metió en el coche, Mateo la miró con mucha preocupación.

En seguida Brisa se volvió enfadada y dijo, -Han sido ellas que me acusaban de que rompí el diseño de Lola por puros celos. Pero en realidad de este asunto me enteré recién. Aunque no soy simpática, no, nunca seré capaz de cometer este tipo de delito. Además, una chica tan frágil como yo, ¿cómo voy a tener tanta fuerza para hacerlo?- respondió aún más furiosa, mientras se sintió tan agraviada que empezó a llorar.

-Confieso que sentí mucha injusticia cuando eligieron su diseño. No creo que nuestro diseño sea malo. ¿Por qué su diseño es digno de exhibirse en la sala? Yo estaba muy enfadada, pero nunca cometería un delito así aunque tuviera muchas ganas.-

Al oír sus palabras, Xenia entendió más o menos. Levantó la cabeza y fijó la mirada en ella, -¿Quieres decir que te da mucha gana de hacerlo?-

Lloró aún más fuerte, respondió, -Sí, sentí mucha injusticia y tenía mucha gana de romper su diseño, pero no lo hice nada. No ruiné su trabajo. Y no aceptaré las calumnias.-

Respiró profundamente Xenia, -¿Alguna vez dije que ruinaste su diseño?-

Dejó de llorar al oír sus palabras, -¿Qué quieres decir? ¿Quieres decir que no me sospechas?-

-¿Para qué tengo que sospecharte?- dijo Xenia, -Vete ahora. Tengo otra cosa que hacer.-

Si seguía llorando, afectaría su mente y su pensamiento.

Brisa la miró por mucho tiempo y respondió, -Pensé que me ibas a sospechar como todo el mundo. Pero tú…-

-Ya, paramos aquí. Haga venir a Naomí si no te molesta.-

-De acuerdo,- respondió de inmediato y salió de la oficina.

Luego entró Naomí y preguntó, -¿Qué pasó? Esa Brisa, llorando como Magdalena, con los ojos bien hinchados, ¿no te molestó algo?-

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