Así que ambos volvieron a quedarse en silencio y se condujeron a la comunidad en un ambiente raro.
Antes de salir del coche, Xenia le preguntó de repente, -¿No tienes coche?-
Al escucharlo, Simón hizo una pausa al sacar la llave, -¿Cómo?-
-Mi coche, lo uso a veces.-
Simón frunció el ceño, -¿Por qué no me pides el favor? Te dije que no te dejaré nunca. Solo dime adónde ir y te llevaré.-
Xenia se encapotó, pensando en lo que iba a hacer, y le dijo, -No hace falta. No puedes acompañarme todos los días.-
Simón enarcó las cejas, -¿Quieres esconderte de mí?-
-No. Te alojas enfrente a mí, ¿no? Puedes pedir a Rafael que conduzca el coche tuyo a mi casa, y puedes usar tu propio coche para recogerme.-
Hablando de esto, Xenia se calló repentinamente. Después de darse cuenta de lo que acababa de decir, volvió la cabeza hacia atrás abruptamente.
-Olvídalo. Haz lo que quieras.-
Luego abrió la puerta y salió del coche. Después de dar unos pasos, escuchó que Simón también bajó del coche, siguiendo a ella. Él la siguió en unos pocos pasos.
Xenia no le hizo caso y continuó avanzando.
Cuando llegó al ascensor, Simón le preguntó, -¿Estás satisfecha ahora?-
Xenia todavía lo ignoró. Frunció los labios y miró hacia otro lado, y no quería admitir que ella dijera esas palabras justo ahora.
-¿Te sientes tímida?-
-Cállate.-
La melancolía de Simón desapareció completamente, y se podía ver la sonrisa en los ojos de él.
En estos días, él aparecía a su lado todos los días con el fin de protegerla, ocupando su tiempo y espacio.
Sabía que era muy despreciable acercarse a ella aprovechando su dificultad.
Pero no pudo controlarse a sí mismo. El egoísmo en su corazón fue cada día más grande. Solo quería acercarse a esta mujer, sin importar lo que les hubiera pasado dos años antes.
No quería experimentar la lástima otra vez, porque no sabía si podría soportar otros cinco años de tormento mental.
Por supuesto, también podía sentir su resistencia. Sin embargo, su resistencia estaba disminuyendo gradualmente, aún porque ella no tenía otros remedios y se vio obligado a aceptarlo.
Pero para Simón, siempre que pudiera ocupar todo su tiempo y espacio, no importaba si ella estuviera dispuesta o no.
Siempre que ella estuviera a su lado, no les daría la oportunidad a otros hombres.
Incluso si ella no lo aceptara, no habría otros hombres que pudieran estar a su lado.
Después de entrar en el ascensor, Xenia estaba apoyada contra la pared con cansancio. De repente un par de manos la abrazó, -Si estás cansada, apoya en mis brazos.-
Xenia, -...-
Pensó un rato, pero Xenia no rechazó su apoyo.
Los dos se quedaron en un espacio pequeño tan silenciosamente por primera vez, y no se recuperaron hasta que se abrió la puerta del ascensor. Fue Xenia quien salió del ascensor primero.
Simón, naturalmente, la siguió.
Caminando a la puerta, Xenia pensó en algo y se dio una vuelta y miró a Simón.
Se podía ver una expresión tan seria que nunca había visto en sus ojos hermosos antes, -Gracias durante estos días. Parece que estoy fuera del peligro. Hay tantas cosas de las que tienes que ocuparte, por eso...-
-¿Te preocupas por mí? ¿O por el bien de mi empresa?-
Xenia se quedó en silencio.
-No te preocupes. Trataré perfectamente los trabajos y no renunciaré a quedarme a tu lado.-
Xenia no pudo evitar mirar las ojeras de Simón.
Cuando ella salía todas las mañanas, él siempre la seguía y la llevaba de ida y vuelta al trabajo, así como resolvía los asuntos de la empresa. Xenia pensaba que debería dormir menos cinco horas al día.
Pensando en esto, se mordió el labio inferior, -Incluso si estás preocupada por mí, tienes que mantenerte saludable, ¿vale?-
Ella acababa de preparar las verduras y la carne. Cuando estaba a punto de comenzar a cocinar, de repente escuchó el timbre de la puerta.
Xenia se encapotó.
¿Quién estaría aquí en este momento?
Xenia se lavó las manos, se las secó y salió de la cocina para abrir la puerta.
Después de abrir la puerta, vio que Simón estaba de pie a la puerta enojado.
-Tú, ¿por qué estás aquí?-
Simón entró por la puerta con furia y dijo con frialdad, -¿Abres la puerta sin ver claramente quién toque el timbre?-
-¿Y si aparezca peligro?-
Xenia frunció los labios rojos. Ella pensó, “Me has estado siguiendo estos últimos días. Incluso si esté en peligro, los malos no se atreverían a acercarme por ti.
-No debería tener el peligro en este momento, ¿verdad?-
Después de pensarlo, ella volvió a preguntarle, -¿Por qué estás aquí?-
El cuerpo alto y fuerte de Simón entró en la casa, y la mirada cayó en el rostro de Xenia.
-Me pides venir aquí, ¿no?-
-¿Yo?- Xenia hizo una pausa, y de repente recordó la noticia que se canceló. Sus labios se abrieron débilmente, -Yo, -¿cuándo te pido venir?...-
-Disculpa.- Simón se agachó, y su frente tocó la suya. Los delgados labios del hombre se curvaron ligeramente, -Lo vi el mensaje que me enviaste casualmente.-
Después de que se sostuvieron un instante la mirada. Xenia de repente sintió que quería renunciar la refutación. Se sorprendió de que Simón pudiera ver este mensaje enviado que duró diez segundos antes de retirarlo.
Xenia se sintió increíble, -¿Acaso estás sosteniendo tu teléfono todo el tiempo?-
Simón la miró con una mirada profunda y se tragó suavemente.
La miró como si hubiera cientos de millones de estrellas en sus ojos, estallando con tanto brillo en ese momento.
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