Esposa falsa de Simón romance Capítulo 62

Frida no se quedó mucho tiempo en el hospital, después de la revisión del doctor, confirmó que no tenía ningún problema y solicitó la alta médica.

El doctor frunció el ceño: -Mi consejo es que te quedes dos días más para que podamos tenerte en observación, ya que tu cuerpo no tiene muy buenas condiciones físicas-.

-Doctor, estoy bien de verdad, ¿puedo darme de alta hoy?-.

Viendo la persistencia de Frida, el doctor consideró que tampoco tenía nada grave, así que le ordenó no tomar alcohol en el futuro y finalmente le aprobó el alta.

A la hora de irse, Frida fue en persona para completar los papeles de alta, pidió prestado dinero a Sofía, dándole palabra de que se lo devolverá en el futuro, Sofía sabía en qué condiciones se encontraba, así que generosamente se lo prestó y le dijo que no hacía falta devolvérselo.

Aunque Sofía dijo eso, Frida no pensaba coger su dinero así sin más, se había notado la cifra y se lo pensaba devolver una vez que haya cobrado su salario.

Después de salir del hospital, Frida volvió a casa para arreglarse un poco, luego con el dinero que le quedaba después de pagar los gastos de hospitalización se compró dos conjuntos nuevos. Se puso la ropa nueva y se fue al trabajo. En su puesto de trabajo Frida miró el reloj, aunque había llegado tarde se sentó igualmente en su puesto y empezó a trabajar.

Tenía algunos informes sin terminar de antes.

Media hora después de que Frida se sentó a clasificar los informes, Rafael salió del ascensor sin expresión en la cara. Cuando pasó al lado de Frida no la vio, pero luego regresó de nuevo y se quedó apoyado en el borde la puerta para mirarla.

-¿Asistenta Frida?-. Creía que había visto mal, porque en ese momento esa persona debería estar en el hospital, se preguntaba por qué apareció en la empresa.

Rafael extendió la mano para frotarse los ojos.

Frida no levantó la cabeza, seguía observando atentamente los informes que tenía en la mano e hizo una breve respuesta como saludo.

Rafael: -Asistenta Frida, ¿cómo que estás aquí?-.

Su reacción era demasiado normal y corriente.

Frida dijo: -Este es mi puesto de trabajo, ¿es raro que esté aquí?-.

-A lo que me refiero es… ¿No deberías estar en el hospital?-.

-Me han dado el alta-.

-Quieres entrar a buscar al señor Simón, ¿verdad? Por cierto, envía esto por mí para dentro. Que no tengo tiempo-.

Finalizado sus palabras, Frida entregó a Rafael los informes clasificados, Rafael no pudo hacer más que cogerlos y agitó la cabeza para indicar que sí.

Después de entrar en la oficina, Rafael terminó su trabajo de informar, entonces entregó los informes que le había dado Frida.

-Señor Simón, la asistenta Frida me ha pedido que le entregue estos informes-.

Al oír eso, Simón levantó la cabeza, -¿Qué has dicho?-.

-Es raro, ¿verdad? La asistenta Frida debería estar hospitalizada en este momento, pero antes de entrar en su oficina vi que la asistenta Frida había vuelto a trabajar. Señor Simón, si no tiene más órdenes le dejo aquí-.

Después de que Rafael se fuera, Simón apretó el bolígrafo que tenía en mano y frunció el ceño.

“Maldita sea, ¿no debería estar hospitalizada aún? ¿Cómo se ha podido escapar?”, se preguntó Simón en su mente.

Llegando a ese punto, Simón dejó el bolígrafo que tenía sujetado, giró la silla de rueda para dirigirse hacia el exterior.

Frida acababa de teclear la última línea de palabras, luego guardó los documentos y hizo clic en imprimir. Cuando pensaba levantarse de pie escuchó una voz fría.

-¿Por qué te has ido del hospital?-.

Frida se quedó sorprendida por un segundo mientras se levantaba, giró la cabeza para ver de dónde venía la voz.

Simón estaba allí sentado, observándola con una expresión tranquila.

Encontrándose con sus ojos profundos, Frida se quedó asombrada, luego se explicó: -Ya estoy recuperada, por eso me fui del hospital, señor Simón-.

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