Esposa falsa de Simón romance Capítulo 627

Por fin había terminado el turno y era hora de salir del trabajo.

Xenia recogió sus cosas y se dispuso a bajar a la cafetería, vio a un hombre de pie a la puerta, con una sonrisa leve.

-¿Terminas el turno?

Hasta ver a Óliver, Xenia pudo recordar que había aceptado su invitación a comer juntos.

Lo miró con algo de vergüenza, probablemente porque había pensado que se le escapó la memoria sobre la invitación de Óliver de su mente.

-Sí -Xenia asintió la cabeza.

Óliver se dio la vuelta para salir por la puerta, y tras unos pasos sin ver a Xenia seguirla, volvió a mirarla y le preguntó, -¿Todavía no vienes conmigo?

-Ya, voy -Xenia de repente recuperó su consciencia y tuvo que apresurarse a seguirla.

Xenia iba detrás de él al entrar en el ascensor y mantenía una buena distancia allí dentro. Incluso cuando llegaron a la primera planta, ella todavía caminaba así.

Óliver no dijo nada sobre eso, y le abrió la puerta del coche de forma especialmente caballerosa. Ella dudó un momento y dijo, -¿Vamos a algún lugar lejano? Parece que hay restaurantes por aquí, ¿por qué no escogemos uno y comer algo sencillo?

Al escuchar esto, Óliver sonrió y dijo suavemente, -Aunque el almuerzo no es tan importante como el desayuno, pero no puedes tratarlo así. Ya no me extraña que hayas perdido tanto peso en estos cinco años por tal actitud al comer.

Xenia se quedó sin palabras.

-Vamos, he hecho una reserva. Sería una pena cancelarla.

Ya que él había dicho eso presionándola claramente, ¿acaso ella tenía alguna razón para que no subiera al coche?

Después de entrar en el coche, Óliver incluso se agachó para abrocharle personalmente el cinturón de seguridad, la cara de Xenia cambió ligeramente y se apresuró a decir, -Lo haré yo misma.

Óliver no insistió más y sonrió ligeramente, -Bien.

Después, dio la vuelta al otro lado y se subió al asiento del conductor.

Mientras Xenia estaba sentada en el coche de Óliver, tenía una mezcla de sentimientos. Óliver hablaba con ella de vez en cuando, de manera muy adecuada.

Xenia miró la hora y no pudo evitar preguntar, -¿Está muy lejos?

En lugar de responder, Óliver dio un viraje y dijo, -Ya llegamos.

Xenia se quedó atónita.

-Conduje el coche al aparcamiento, pero allá la calidad del aire no es buena, así que apéate primero y espérame en este restaurante.

-De acuerdo -Xenia asintió, bajó primero del coche y entró en el restaurante para esperarlo.

En unos tres minutos, Óliver regresó con las llaves del coche aún en la mano, -Vamos.

Parecía que era un cliente habitual de este restaurante, y justo cuando entró con Xenia, una camarera se acercó inmediatamente para guiarlos hacia adelante. Los dos le siguieron detrás, y Xenia mantenía la distancia con Óliver a propósito, pero éste seguía frenando y caminando en paralelo a ella, por lo que al final Xenia se sintió avergonzada y tuvo que caminar de manera natural.

Después de entrar en el palco, Óliver sonrió ligeramente y dijo, -Solías comer comida occidental por tantos años en el extranjero, ¿verdad? ¿Sería incómodo invitarte de repente a comida china?

Al oír eso, Xenia negó con la cabeza y respondió, -No, en realidad sigo comiendo mucha comida china.

-Lo sé -Óliver no pudo evitar reírse y dijo, -la comida china es tu predilecta, además no tienes muchas ganas de comer comida occidental.

Xenia levantó sus miradas pero no le contestó.

En cambio, la camarera dijo con sonrisa, -Es la primera vez que veo al señor Óliver traer a su novia aquí.

Óliver se sonrió y no lo negó.

Por el contrario, Xenia frunció las cejas y la miró con disgusto, diciendo, -Lo siento, no soy su novia.

La camarera se quedó helada y miró a Óliver con incomodidad.

Pensando en ello, Xenia se sonrió diciendo, -¿Así? ¿Estás tan seguro de que definitivamente estaré contigo?

-No es que esté seguro, sino que te persigo con sinceridad y quiero protegerte, Xenia.

Xenia se sintió avergonzada.

Pensaba que era un engreído, pero no esperaba tal respuesta que dejó a ella misma sin palabras.

Bajó su mirada y miró los cubiertos que tenía delante, sin responderlo.

-Si estás conmigo, no dejaré que te hagan daño, ya sea a ti, o a Bernabé, haré lo posible por tratarte.

Xenia levantó la cabeza y sus ojos se fijaron en él.

-Sabes que Bernabé es de Simón, así que ¿por qué quieres hacer esto?

-En realidad, no me importa -Óliver movió la muñeca y se sirvió un tazón de té, y tomó un sorbo con elegancia.

-No me importaba hace cinco años, ¿crees que me importa cinco años después? La única persona que me importa eres tú.

-Pero no es mi caso -Xenia le interrumpió, -Lo que me importa ahora no soy yo, sino Bernabé.

Óliver dio un respingo y preguntó cohibido, -¿Tienes miedo de que le trate mal?

Xenia no respondió, pero sostenía la opinión de que todo el mundo quería tener su propio hijo biológico y nadie criaría hijos de los demás. Además, la relación entre Óliver y Simón no era algo que podría explicarse con unas frases.

Pensando en esto, Xenia sacudió la cabeza.

-No me refiero a eso.

-Bueno, es mejor no discutir esto durante la cena, cómo te trataré, lo sabrás más tarde. La Sinceridad también necesita tiempo para verificarse, Tendré mucho tiempo para que verifiques la mía.

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