Esposa falsa de Simón romance Capítulo 742

Cuando las dos empleadas se fueron, Naomí preguntó a Xenia.

-¿La perdonaste tan fácilmente?

-Sólo la estaba asustando para dar un aviso a los demás empleados -Xenia miró a su alrededor y explicó.

Los dos pidieron la comida y encontraron una mesa vacía para sentarse, Naomí miró a su alrededor, luego bajó la voz y preguntó, -¿Pero vas a seguir esperando a que vuelva Simón?-

Ante esta pregunta, las manos de Xenia se detuvieron un momento y miró a Naomí sin responder inmediatamente.

Naomí se asustó un poco por su profunda mirada, y apartó la vista, explicando, -Sólo estoy preocupada por ti. ¿Vas a seguir dirigiendo la empresa por él? Eso sería una pérdida total de tu propia vida, y sería muy agotador.

-Naomí -interrumpió de repente Xenia.

-¿Qué?-

Era la primera vez que Xenia le explicaba a Naomí con tanta seriedad.

-No voy a esperar eternamente, porque seguramente va a volver.

La visión de Xenia era firme y Naomí quiso decir algo más pero no le salió nada, así que tuvo que asentir y comer.

De hecho, durante el mes de espera, mucha gente, no sólo Naomí, pensó que Simón debía haber muerto en el accidente de avión y que tal vez nunca regresaría.

Pero Xenia y Bernabé eran los únicos que estaban convencidos de que Simón volvería.

Ambos estaban convencidos de que Simón sólo había desaparecido temporalmente.

Naomí echó una mirada desgarradora a la demacrada Xenia.

¿Cómo de decidida tenía que estar una mujer para confiar tanto en su marido?

De repente, Naomí sintió que, aunque no estuviera con Diego, era una bendición verlo vivo y sano cada día.

Xenia y Simón, en cambio, se amaban pero no podían estar juntos.

Si Simón hubiera muerto de verdad a causa del accidente aéreo, Xenia no volvería a verlo.

Pero Naomí no volvería a decir esto delante de Xenia.

Después del almuerzo, los dos volvieron a sus respectivos trabajos.

Después de un largo día de trabajo, Xenia vuelve a casa cansada. Estaba a punto de tumbarse en el sofá para descansar un rato cuando recibió una llamada de Carmen.

-¿Secretaria Carmen?- Xenia estaba un poco desconcertada. Como ya era fuera del horario de oficina, se preguntó para qué quería verla Carmen.

-Señorita Xenia, tengo un mensaje para usted.

El tono de Carmen sonaba serio, como si estuviera a punto de decirle algo importante.

Xenia está agotada, pero vuelve a sentarse en cuanto escucha ese tono serio de Carmen.

Aunque Carmen llevaba tiempo llamando a Xenia casi a diario, rara vez hablaba en un tono tan serio.

Y el corazón de Xenia también latía frenéticamente en ese momento. xenia sintió que su voz se volvía ronca y temblaba al no poder hablar.

-¿Qué es?

-Señorita Xenia, puede que hayamos encontrado al señor Simón -Carmen sonrió ligeramente desde donde Xenia no podía ver y dijo en tono de felicitación.

Xenia sólo sintió una oleada de mareo en los ojos ante esta noticia, como si una estrella la hubiera golpeado, pero no se desmayó.

Xenia se mordió el labio y trató de mantenerse despierta, apretando con fuerza su teléfono.

-¿Es cierto lo que has dicho?

Pero ella no pudo contener sus emociones y se levantó.

Xenia comprendió sus palabras.

Sí, fue una buena noticia.

¿Por qué iba a molestarse?

Pensando en ello, Xenia se secó las lágrimas de los ojos, puso una sonrisa y se animó, -Tienes razón, mi hermano y la secretaria Carmen no me habrían hablado de esto si no tuvieran información definitiva.-

-Entonces, ¿nos vamos ya al aeropuerto?

-Sí.

Xenia asintió y siguió al conductor hasta el coche.

-Todavía falta un poco para llegar al aeropuerto, pero el señor Diego me ha encargado que le lleve primero a cenar, así que… -el conductor miró el navegador y dijo.

-Iremos directamente al aeropuerto, hay un restaurante en el aeropuerto y entonces cogeré algo para comer.

-Como quieras.

El chófer llevó a Xenia sana y salva al aeropuerto y nada más salir del coche se encontró con Carmen, que estaba en la acera esperándola.

Al verla salir del coche, Carmen se abalanzó sobre ella, le quitó la maleta de las manos y le dijo, -El señor Diego ya la está esperando en la sala de espera.-

-De acuerdo.

Xenia siguió a Carmen a través de la seguridad del aeropuerto, y luego Carmen la llevó a un restaurante.

Diego se acomodó en un asiento de la ventana, con un portátil y una taza de café caliente delante.

-Buenas noches -Diego levantó la vista y acababa de saludarla cuando Xenia se apresuró a acercarse.

-Diego, ¿Es la noticia correcta?

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