Xenia abrió la puerta de su habitación y efectivamente, vio a Anthony de pie justo al lado de la puerta. La primera vez que vio a Xenia, su expresión se volvió instantáneamente ambigua mientras miraba fijamente a Xenia con una sonrisa y susurraba, -¡Qué rápido os estáis desarrollando!
Al oír esto, las comisuras de la boca de Xenia no pudieron evitar moverse. Estaba a punto de decir algo cuando la gélida voz de Simón llegó desde detrás de ella.
-¿Has traído todo?
Se dio la vuelta y encontró a Simón caminando, mientras Anthony se apresuró a entregar la bolsa hacia adelante como si ofreciera un tesoro, -Por supuesto, ¿no lo tendría listo lo que quieres? Venga.
Simón no dijo nada más, sólo lanzó una mirada de advertencia a Anthony con sus ojos severos antes de entrar en el baño, cogiendo la ropa.
Cuando estaba él, Anthony estaba normal, pero una vez que estaba en el baño, Anthony no estaba serio y se acercó a Xenia, -Cuñada, cuñada, ¿os estáis desarrollando tan rápido?
A Xenia le dolía la cabeza y se acercó a pellizcarle la frente, -No te pongas imaginativo. No es lo que piensas.
-¿No es lo que creo que es? Entonces, ¿qué es? -Anthony dijo mientras se quitaba los zapatos y entraba, cerrando la puerta y bajando la voz, -Ya se ha quedado a ducharse. Cuñada, así que no lo niegues. Pero yo no pensaba que Simón...
Sentiendo más escandalosas se volvían sus palabras, Xenia sólo pudo interrumpirle en el momento oportuno y contarle a Anthony lo que había sucedido en la cocina, lo que consiguió cerrarle la boca.
La cosa no es lo que él pensaba, Anthony rozó los labios con cierta decepción, -Bueno, eres tan inútil que no lo has atraído directamente a la cama con tal oportunidad tan buena...
-¡Ya basta, cállate!
Anthony sonrió con descaro, -Cuñada, lo hago por tu bien. Al fin y al cabo, Simón es muy guapo. Ya lo viste cuando viniste a la entrevista, un montón de mujeres se le quedaron mirando. ¿No crees que tienes que dar el primer paso para la seguridad de su amor?
Miró con impotencia al hombre que tenía delante. Obviamente lo hacía por su propio bien, pero... esta charla era realmente descarada.
-Si sigues diciendo tonterías, entonces estás fuera.
-¡No! -Anthony se apresuró a agitar la mano, indicando que se quedaba- Puedo oler el arroz, ¿lo has cocinado?
Xenia asintió.
-Entonces yo también me quedo a cenar.
Xenia, naturalmente, no pudo negarse y asintió. Así que Anthony la siguió a la cocina. Xenia calculó el tiempo que tardaría Simón en ducharse y llevó todo a la mesa cuando estaba a punto de salir. Anthony estaba aquí para cenar, por lo que también ayudaba al lado.
-Cuñada, cuando Simón salga luego, si me echa, debes decir unas palabras por mí.
Cuando dijo esto, Anthony estaba extremadamente cerca de Xenia y estaba bajando la voz deliberadamente para decirlo.
Xenia se sorprendió un poco al escuchar esto, -¿Alejarte?
-¡Sí! -Anthony asintió vigorosamente con la cabeza. De acuerdo con la personalidad indiferente de Simón, probablemente se olvidaría de quien se había esforzado tanto en traerle la ropa cuando saliera de la ducha más tarde y definitivamente, le haría marcharse.
No se iba a ir. Quería a quedar para cenar.
Xenia dijo, -No lo creo. ¿No te dijo que vinieras?
-Fue él quien me envió el mensaje para que enviara la ropa, pero según su carácter...
Las palabras no habían caído del todo, Anthony y Xenia oyeron cómo se abría la puerta del baño.Xenia casualmente había colocado los palillos y los dos no pudieron evitar mirar hacia el cuarto de baño al oír el sonido.
El pelo de Simón duchado todavía estaba mojado y la piel alrededor de su cuello estaba un poco roja por el vapor.
Dio un paso y entonces sus ojos se posaron en los dos delante de la mesa del comedor.
Al notar que Anthony estaba especialmente cerca de Xenia, casi apoyado en ella, el ceño de Simón se frunció al instante con fiereza y la mirada llenaba de una hostilidad a Anthony.
Casi por un momento, Anthony sintió como si hubiera hojas de afeitar cortando su espalda y sólo después de una mirada más cercana se dio cuenta de que la mirada de Simón se había vuelto severa y lo miró con desazón.
Su voz no era ni tan alta ni tan baja que sólo ella podía oírla. Pero la casa que alquilaba no era muy grande, así que si gritaba así en esa situación, ¿qué pasaría si le oía Simón?
Pensando en esto, Xenia sonrió, cogió un cuenco de sopa para entregarle y se agachó, susurrando, -Él está aquí, así que no deberías gritar tonterías.
-Bien, gracias.
Xenia no pudo responder.
Vale, hagamos como si no hubiera dicho nada.
Aunque estaba descontento en su corazón, Simón tomó asiento junto a Anthony y Xenia se sentó frente a los dos.
-Bueno, ya que estamos todos sentados, vamos a empezar.
Acababa de pronunciar las palabras, Anthony cogió el cuenco y dio un sorbo a la sopa de pescado, exclamando a continuación, -¡Qué bien! Esta sopa de pescado es fresca y deliciosa, con una gama completa de sabores y aromas. Muy rico.
Tras el cumplido, tomó otro sorbo.
Durante este tiempo, los ojos color tinta de Simón seguían mirando con molesto el cuenco que tenía en la mano, con sus finos labios tan apretados que casi formaba una línea recta.
Si recordaba correctamente, ese cuenco de sopa de pescado... era lo que Xenia le había servido.
Los labios de Simón se movieron con un pensamiento muy fuerte...
Él también quería beber la sopa de pescado.
Pero después de esperar mucho tiempo, Xenia... no se le sirvió.
Entonces, la mirada de Simón se volvió aún más molesta al mirar a Anthony.
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