Esposa falsa de Simón romance Capítulo 819

Lolita de repente pensó en algo y se sonrojó más, preguntándole con cautela, -¿Podría ser...?

Sin embargo, antes de que pudiera decir el resto de la frase, Xenia le interrumpió con un fuerte carraspeo.

-Ha sido un accidente, ¿qué es toda esta tontería?

Xenia negó tranquilamente, pero sus orejas estaban sonrojas, y cogió el tenedor y amonestó,

-Date prisa en comer, no pienses en todas esas tonterías.

Lolita le sonrió y asintió.

Después de un rato, de repente levantó la vista y dijo,

-Nos conocemos desde hace tanto tiempo, pero todavía no tengo tu número de Whatsapp, ¿por qué no nos añadimos uno las dos?

Xenia pensó que esta chica estaba bastante desamparada en el extranjero, así que la agregó a su Whatsapp.

El teléfono vibró y Xenia lo sacó y lo miró; era un mensaje de texto de Carmen diciendo que ya estaba disponible y le pedía que se pusiera en contacto cuando tuviera tiempo.

Xenia calculó con cuidado el tiempo, creía que Carmen debía de acabarse de despertar a esa hora, así que ella misma comió mucho más rápido.

-¿Por qué comes tan rápido de repente, tienes algo que hacer? -Lolita se sorprendió un poco.

-Sí -Xenia respondió, y se metió unos cuantos bocados de arroz al azar, y luego tomó unos cuantos sorbos más de sopa.

-Más despacio -Lolita se sintió de miedo al verla comer así.

Si fuera normal, Xenia no se haría así , pero el asunto del que tenía que hablar con Carmen ahora era importante y las dos no sabían cuánto tiempo iban a estar hablando, además, no podía hacer la espera a la gente.

Xenia se tragó la sopa apresuradamente en la boca, luego le dijo a Lolita,

-Ya termino, tengo cosas que hacer, tómate tu tiempo.

Recogió los platos y tomó el ascensor hasta la planta baja.

Llamar a Carmen en empresa no es una opción muy acertada, porque aquí hay mucha gente, y sería malo que alguien escuchara su conversación.

Así que Xenia encontró una cafetería cercana de aspecto especialmente tranquilo y pidió un café, después se puso los auriculares y llamó a Carmen.

-Xenia, ¿ya estás libre?

-Me parece sí -Xenia miró un momento a su alrededor y luego susurró-. Todavía no es hora de trabajar.

-Eso es bueno, ¿cuáles son tus preguntas?

-Bueno -Xenia mostró todas sus dudas internas a Carmen, y luego habló en un tono pesado-. En realidad, al principio tenía una vaga sospecha en mi mente, pero no pensé profundamente en esa dirección, solo pensé no debería ser posible, pero ahora creo que las cosas deben ser más complicadas de lo que pensábamos.

Cuando terminó de hablar, Carmen, al otro lado del teléfono, permaneció en silencio durante mucho tiempo.

-Tienes razón, en realidad estaba pensando en esto cuando nuestros hombres salieron a buscarlo, porque nunca tuvimos noticias de Simón, y si nuestros hombres no lo hubieran visto ocasionalmente, probablemente no habríamos sabido del paradero de Simón hasta ahora.

Ante estas palabras, el ceño de Xenia se frunció más, y se sintió aún más preocupada por lo que debía hacer.

-Pero estás cerca del señor Simón ahora, ¿no? Además, ya habéis tenido un contacto íntimo, así que ¿por qué no encuentras una excusa para llevarlo al hospital para examinar?

-Sigo preocupada por un cambio, Carmen, y quiero que me pongas en contacto con alguien.

-¿Quién?

-La tía de Simón, Raquel-.

-¿La señora Raquel en Ciudad S?

-Sí.

Raquel fue invitada a la boda en ese momento, pero cuando se enteró de que los dos celebraron la boda en el extranjero, se negó diciendo que era demasiado major para viajar.

Cuando llegó la hora, Xenia volvió al trabajo y retomó sus tareas.

***

En la familia Espinar.

¡Bang!

¡¡¡Bang Bang!!!

El sonido de las cosas golpeando el suelo seguía saliendo de la habitación, un grupo de sirvientas se pararon en la puerta y no se atrevieron a entrar, sólo pudieron seguir hablando y persuadiendo, -Señorita, no se enfade, todas estas son que le suelen gustar, llevan mucho tiempo recogidas, ¿por qué...?

Antes de que pudiera terminar su frase, un adorno de cristal se estrelló contra su cabeza. La doncella se asustó tanto que esquivó hacia un lado, mientras que la que estaba detrás de ella, que no reaccionó tan rápido, no tuvo suerte.

-¡Vaya! está sangrando -las personas que estaban a su lado intentaron acercarse y levantarla, pero Zoe no paraba de romper cosas por la habitación y todos temían que les golpearan.

La chica, cuya cara sangraba por el golpe, sólo pudo agachar la cabeza y protegerse la cara en su regazo mientras veía pasar otro péndulo de cristal.

-¡¡¡Salgan del camino!!!

-¡Mia!

¡Bang!

En un relámpago, una figura apareció justo a tiempo para bloquear el camino de la chica y luego apartó el adorno de una patada.

¡Bang!

El cristal golpeó la pared y se rompió directamente en pedazos que cayeron al suelo.

-Señor...-gritaba la multitud a Rubén como si era un salvador.

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