Todos los presentes se quedaron sorprendidos por el comentario de Xenia.
Incluso los guardaespaldas que estaban en un rincón de la sala, vestidos de traje, miraban a Xenia con ojos incrédulos, con el rostro pálido.
Esta chica era una atrevida y probablemente iba a hacer enfadar al señor Jorge con una petición tan absurda. Entonces todos los presentes miraron hacia el señor Jorge.
Jorge estaba realmente furioso por su comentario, su cara estaba llena de ira y señaló con el dedo a Xenia,
-¿Qué acabas de decir? No te atrevas a decir eso otra vez.
Xenia esbozó una dulce sonrisa, -Abuelo, hace un momento dijiste que podrías concederme todas mis peticiones, ¿no es Simón tan importante para usted como la familia Carlos? En ese caso, no voy a romper con él, al fin y al cabo, por mí, aunque me diera la familia y me rogara que lo dejara, no lo haría.
Jorge se sorprendió por lo que dijo Xenia, no esperaba que no dejara a Simón aunque le diera la familia Carlos a cambio.
¿Pero eran ciertas las palabras de Xenia?
-En cualquier caso, aceptes o no este cheque, no voy a acceder a tu absurda petición, y si te parece poco el dinero que te he dado, te puedo dar más, ¡pero te irás cuando tengas mi dinero!
Xenia se quedó quieta, llevaba tanto tiempo dando explicaciones a Jorge que de repente se sintió un poco cansada. Xenia se preguntó cuánto tiempo pasaría antes de que llegara Simón. Como Jorge era el abuelo de Simón, Xenia se resistía a maltratarlo con un lenguaje abyecto, pero estaba cansada del circunloquio verbal. Y era obvio que Jorge no estaba bromeando con ella.
Xenia suspiró para sus adentros y dijo en un tono serio y grave,
-Abuelo Jorge, quieras lo que quieras a cambio, no voy a dejar a Simón.
Al escuchar lo que dijo Xenia, Jorge entrecerró los ojos y la miró con fijeza,
-No pensé que harías las cosas de esta manera.
Ante esas palabras, Xenia clavó sus ojos en los de Jorge, nerviosa, y pensó para sí misma, “¿Va Jorge a enseñar la mano? ¿Ya no se divierte con ella?”
En ese caso, Xenia también iba a decir lo que realmente pensaba. Pero apenas se le ocurrió la idea a Xenia, oyó hablar a un hombre en la puerta,
-Abuelo, ¿por qué le haces pasar un mal rato?
Al oír esta voz familiar y grave, Xenia se alegró al instante y volvió a mover la cabeza hacia la puerta.
Simón estaba de pie en la puerta del despacho de la secretaria, vestido con un sencillo traje, del que irradiaba una tranquila hormona. Recorrió el despacho de la secretaria con ojos de hielo antes de acercarse a Xenia, que estaba a punto de gritar su nombre cuando le agarró de la muñeca y tiró de ella hacia atrás,
-Yo soy el que la ha estado cortejando, abuelo, y si tienes que culpar a alguien más, por favor, cúlpame a mí.
La repentina aparición de Simón hizo que la ira de Jorge ardiera aún más y miró con desazón a Simón y Xenia detrás de él y dijo,
-Todavía no es hora de que te vayas a trabajar, ¿has venido antes por esta mujer? ¿Te llamó mientras preparaba el té?
Xenia, que estaba detrás de Simón, se sintió agraviada porque durante ese tiempo, en realidad, sólo había ido a hacer té en serio y no había hecho nada más. Porque Xenia no era el tipo de mujer que se limitaba a buscar la ayuda de su marido cuando tenía problemas.
Al fin y al cabo, el asunto era demasiado complicado, y una de las razones era que no quería involucrar a Simón en él, porque lo que ella y el señor Jorge sabían, Simón podía no saberlo. Otra razón era que al señor Jorge ya le caía mal, y si llamaba a Simón para pedirle ayuda, seguramente la impresión que Jorge tenía de ella sería aún peor. Así que, sean cuales sean las dificultades que Xenia haya encontrado en este despacho esta mañana, no habrá llamado a Simón.
Pero, ¿por qué había venido Simón tan pronto?
-Abuelo, Xenia no es una chica tan frágil -Justo cuando Xenia se preguntaba, Simón se lo explicó,
-Había adivinado que vendrías a la oficina, no te vi esta mañana así que supuse que podrías haber venido a la oficina, y para mi sorpresa, estaba en lo cierto.
Simón agarró la muñeca de Xenia.
-Ya que no quieres ver a Xenia, me la llevaré ahora.
Con esto, Simón cogió a Xenia y salió del despacho de la secretaria.
-¡Detente ahí mismo! -gritó Jorge, pero Simón se marchó tan rápido que habían desaparecido por la puerta.
Dylan se acercó a la puerta, la miró y dijo, -El señor Simón debería haber llevado a la chica a su propio despacho".
Jorge se molestó aún más al escuchar la respuesta.
-¿Cómo pudo hacer algo así?
-Como no quiere ver a la niña, el señor Simón, tendrá que llevársela.
-Dylan, hice todas estas cosas por él. Pero ni siquiera aceptó mi amabilidad y me hizo todas esas cosas desobedientes. ¿Y lo que acaba de decir era una amenaza para mí? ¿No tengo más heredero que él?
Dylan asintió con sinceridad,
-Es así, señor. Es cierto que no tienes más heredero que Simón.
Por que, si no, ¿habría Jorge puesto tanto empeño en mantener a Simón a su lado? Antes de que llegara Simón, Jorge se había encargado de todos los asuntos del Grupo Carlos por su propia cuenta, y no confiaba en nadie, ni siquiera en sus propios familiares.
Jorge no sabía qué responder.
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