Esposa falsa de Simón romance Capítulo 984

Al escucharlo, Bernabé se sorprendió.

Jorge lo encontró especialmente para hablar con él sobre ese asunto. Le dijo que Xenia y Simón regresarían al país dentro de unos días y le preguntaron si quería volver con ellos o quedarse con él.

Si se quedaba con él, no sentiría demasiada soledad.

Para hacer que se quedase, Jorge incluso fingió ser triste frente a un niño.

Pero ya había terminado, de repente sintió que fue demasiado injusto para él.

Bernabé lo tenía claramente, que conocía las intenciones de Jorge. Después de todo, era un niño particularmente inteligente.

Así que dijo por el momento que estaba dispuesto a quedarse.

“Mamá ya ha sufrido mucho. No se puede dejar que sufra más.” Así eran los pensamientos de Bernabé en ese momento.

-Bisabuelo, si yo vuelvo con mamá, serás muy pobre. Siento lástima por ti y no volveré con mamá.

Al oírlo, Jorge se emocionó.

-Si sientes lástima por mí, ¿no la sientes por tu mamá?

Bernabé parpadeó y le dijo en voz baja, -Mamá tiene a papá para que le acompañe, pero bisabuelo... no tienes a quien que esté a tu lado, así que debo hacerte compañía.

-¡Qué niño!

Conmovido, Jorge extendió la mano para abrazarlo en sus brazos. Todo el corazón suyo estaba más caliente que antes.

Inesperadamente, se encontró en Bernabé el amor familiar que se perdía durante muchos años.

***

En el camino de regreso, Xenia le dio a Simón una mirada profundamente preocupada, como si dudase en hablar.

Simón levantó la cabeza y la vio distraídamente, -¿Preocupando por Bernabé?

Xenia asintió.

-No te preocupes. Le gusta mucho al abuelo. Además... si no piensas en él mucho, lo traeremos de regreso directamente.

-Pero ... Jorge…

-Ya que te ha reconocido, no debería volver a avergonzarte en el futuro, sin mencionar que quiere a Bernabé tanto, ¿no?

-En realidad ... tu abuelo es una buena persona. También te salvó. Es no solo un miembro de nuestra familia, sino también nuestro benefactor. No creo que sea demasiado dejar que Bernabé lo acompañe más. Es solo que ... Bernabé es tan pequeño ahora. Así es injusto para él.

¿Pequeño?

Simón recordó que Bernabé le hizo trampas. La maniobra no era algo que un niño tendría.

Sintió incluso que cualquier decisión tomada por él se basaba en su propia consideración. Era imposible que las tomaran por él fácilmente, aunque lo hiciera él, su padre.

Sin embargo, siempre se portaba extraordinariamente bien frente a Xenia, sin malas intenciones, por lo que Xenia no sabía lo odioso que era su hijo.

-Vamos a ver. Nos queda tiempo todavía.

-Vale.

Solo podía ser así.

Si fuese posible, Xenia seguiría siendo egoísta. Esperaba que... Bernabé regresase al país con ella. En cuanto a Jorge, si él quisiera volver juntos, estaría muy feliz.

Se temía que... lo rechazase.

***

Rafael bajó las escaleras y compró un encendedor y unos cigarrillos. Luego se inclinó en el balcón fumando. El viento frío se llevó el olor a cigarrillos. Al principio se puso de pie simplemente, y pronto, probablemente pensó que fumar no le daba interés. Dejó de hacerlo, y se sentó en la silla, mirando las estrellas y la luna en el cielo.

De repente, se oyó un sonido de la habitación.

Golpes en la puerta.

A Rafael se le movieron los ojos, se puso de pie y miró dentro.

Siguieron ser golpes.

El sonido de los golpes en la puerta hizo que Rafael viese una figura parada frente a la habitación de Diego a través de la ventana del balcón, llamando a la puerta una y otra vez.

Rafael abrió la puerta, entró y descubrió que la persona que llamaba a la puerta era en realidad Naomí.

De inmediato, Rafael frunció el ceño. “¿No durmió bien esta chica desde hace poco? ¿Por qué se levanta y llama a la puerta?” él pensó.

-Abre la puerta, ábrela

Golpes en la puerta.

Debido a que no hubo respuesta después de llamarla durante mucho tiempo, Naomí comenzó a tocar de nuevo, gritando a que le abriese mientras golpeaba.

-Abre. Ábrela. Sé que estás dentro. Ábremela enseguida.

Naomí dio unas palmaditas con la mano directamente, que se convirtió rojo dentro de poco.

De repente, una figura se le acercó corriendo, le abrochó la muñeca de forma directa y tiró de ella hacia un lado.

-¿Qué estás haciendo? Emborrachada así. Vuelve a dormir.

-¿Qué? -a Naomí se le agrandaron los ojos, como si tratase de decir quién era la persona frente a ella. Gastó un buen rato mirándola y gritó repentinamente, - Rafael... estoy llamando a la puerta de Diego. Silencio. ¡No hagas ruido! Tengo algo que decirle.

Luego, Naomí lo empujó a Rafael. Se volvió para irse de nuevo.

Dio unos pasos, pero descubrí que no podía caminar en absoluto.

Naomí volvió la cabeza y notó que Rafael estaba tirando de su muñeca todavía. Trató de luchar, pero la fuerza de Rafael era tan fuerte que no pudo escapar.

Tras luchar por unos segundos, a Naomí se le arrugó la nariz, -¿Por qué me tiras? Tengo cosas muy importantes que hacer. Déjame ir.

Cosas importantes...

Obviamente, aquella persona no la miró más en absoluto, pero ella lo trató como un tesoro.

Se habí emborrachado dos veces por él, pero el que la acompañaba era él.

Pensando en eso, se vio algo hostil en los ojos de Rafael y la fuerza aumentó un poco.

-¿Cosas importantes? Un hombre que no te pone en sus ojos, ¿es tan importante? ¿Puedes ver claramente que no le gustas en absoluto? ¿Te interesa persitir en los errores?

Aunque Naomí estaba borracha, mantenía un rastro de razón y podía escuchar las palabras de Rafael con claridad.

Pronto, su rostro se puso pálido.

Se mordió el labio inferior y miró a Rafael enojada.

-¿Qué tonterías estás diciendo? No necesitas preocuparte por mis asuntos. ¡Déjame!

Intentó con todas sus fuerzas soltar la mano de Rafael, sin embargo, la sujetó fuertemente sin que lograse el éxito.

El volumen de Naomí aumentó, -¡Digo que me dejes!

Rafael no dijo nada.

Después de un momento de silencio, Rafael la soltó finalmente.

Naomí retiró la mano. Luego Rafael vio que había un moretón azul en su muñeca blanca, que fue causado por su fuerza.

Rafael movió los labios y quería decir algo, pero Naomí resopló, se volvió y se fue.

Al ver que iba a ir a la habitación de Diego nuevamente, pero no había nadie allí, Rafael estaba enfadada y angustiada. Dio un paso adelante para detenerla.

-No te acerques. No está en la habitación.

-Apártate.

-¿De qué sirve? ¿Te voy a mentir? Sin mencionar que no está en la casa, que nadie te responderá. aunque esté, no saldrá a verte. No te imagines más como la favorita suya. ¿Vale?

Naomí hizo una pausa, mirando a Rafael con incredulidad, -Rafael, ¿quién crees que eres? ¿Estás calificado para controlarme porque bebes dos veces conmigo? Te digo... ah...

Sin embargo, no tuvo tiempo para hablar sobre lo resto, porque Rafael dio un paso adelante de repente y la presionó contra la pared fría. Se le oscurecieron los ojos y en sus labios se sintió un toque cálido.

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